ARANCELES TRUMP | Feijóo busca afianzar el voto agrario con rebajas fiscales y desactivar a Vox en el campo
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Mientras crece la incertidumbre internacional y algunos sectores productivos se preparan para sufrir las consecuencias de los aranceles de Estados Unidos -y otras iniciativas de Donald Trump- el PP ha lanzado las primeras pinceladas de su ofensiva fiscal centrándose en el mundo agrario. Es un plan de largo recorrido. Este jueves Alberto Núñez Feijóo se reúne con los principales sindicatos del sector (COAG, ASAJA, UPA y Cooperativas Agroalimentarias) después de haber defendido la necesidad de reducir drásticamente las trabas que sufren agricultores y ganaderos en España por culpa de la Comisión Europea.
El discurso es delicado porque la Comisión a la que critica Feijóo -en la presentación de su ley de fiscalidad agraria en Murcia este lunes habló de “hiper mega reglamentación y exigencias burocráticas innecesarias”- está presidida por una dirigente del PP europeo, la alemana Ursula von der Leyen, que gobierna en coalición con socialdemócratas y liberales. El PP de Feijóo siempre ha marcado algunas diferencias con el mensaje global de su familia europea en esta materia. Ocurrió en la última campaña de las elecciones comunitarias y vuelve a ocurrir ahora.
El discurso está medido y tiene varios objetivos: además de afianzar el voto del campo -esencial en algunas comunidades autónomas para el PP- también pretende engullir a Vox -muy crítico con todo lo que suena a imposiciones de Bruselas con políticas verdes- y, de paso, atacar al Gobierno a través de rebajas fiscales que el sector primario pueda interpretar como un alivio real.
En Génova aseguran que además de la oposición constante al Ejecutivo necesitan introducir su agenda de propuestas, especialmente en esta segunda parte de la legislatura. Y consideran que Vox, que capitaliza mucho voto de enfado y que ahora está impulsado gracias a sus socios internacionales, carece de propuestas reconocibles en el sector. “Además de decir que no a todo o que todo está mal y es una estafa, hace falta explicar cómo puedes mejorar tú la vida de la gente”, reflexionan en el PP.
En el intento de arrebatar ese espacio a Vox, Feijóo ha asumido parte del discurso. Primero, en esa crítica generalizada a las imposiciones y trabas de Bruselas. Y, segundo, como se vio ayer en la sesión de control al Gobierno durante su pregunta a Pedro Sánchez, importando incluso su lenguaje: “¿Cómo le van a creer hablando de aranceles si el mayor arancel se lo pone a los trabajadores más modestos”? lanzó el líder del PP. Se refería a la decisión del Gobierno de que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) empiece a tributar tras la pugna mantenida entre Hacienda y Trabajo.
Para el PP tiene el mismo trasfondo: utilizar la palabra arancel -tan presente en este momento- para hablar de las subidas de impuestos del Gobierno como hace Vox para señalar cargas impositivas o burocráticas. Santiago Abascal lanzó en la cumbre de Patriots hace apenas dos semanas aquella consigna que luego ha repetido para defender a Trump: «El gran arancel es el Pacto Verde de Europa».
El debate del SMI o la preocupación en el campo por la nueva situación que puede provocar una guerra comercial de Estados Unidos contra Europa ha servido de pista de aterrizaje al PP, que pretende desplegar esa ofensiva fiscal por distintos frentes.
En Murcia Feijóo avanzó las claves de esta ley de fiscalidad agraria después de insistir en que el escenario idóneo sería que el sector agroalimentario español quedara exento de esos aranceles. El líder del PP ha pedido en muchos momentos mantener el vínculo transatlántico – “no podemos dejar de ser socios de Estados Unidos”- y actuar “con diplomacia e inteligencia” en un momento en el que parece que la estrategia de Trump es negociar de tú a tú con cada Estado.
En esa ley el líder del PP propone ampliar el umbral de ingresos de los agricultores y ganaderos para que tributen por un sistema de módulos; permitir la deducción del IVA de inversiones que se hagan en maquinaria o medios de explotación para su actividad; una flexibilidad a la hora de tributar y que el agricultor, por ejemplo, elija entre el último ejercicio o la media de los tres últimos años; que se impulse por fin la deducción del 25% de los costes de los seguros agrarios y que queden exentas de tributación las ayudas para compensar las pérdidas por inclemencias metereológicas como las heladas y granizados que arrasan las cosechas.
La otra reflexión que lanzó Feijóo el lunes, justo después de haberse reunido con el resto de líderes de la Unión Europea, es una auditoría sobre la burocracia nacional y europea que sufre el sector primario, asegurando que a pesar de que no supera el 2% del PIB, se le aplica el 50% de las normas dictadas en la Unión Europea.
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