FUTURO TSK Y DURO | El Principado y las grandes ingenierías se unen para buscar soluciones al sector
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El Principado ha iniciado una nueva línea de actuación respecto a las grandes ingenierías. Pocos días antes de dejar el cargo de consejera de Transición Ecológica e Industria rumbo a la presidencia de El Musel, Nieves Roqueñí mantuvo un encuentro con altos directivos de Duro Felguera, TSK e Imasa para buscar soluciones conjuntas a sus dificultades. En la cita, que fue telemática, se trató la situación de cada una de las compañías y la crisis estructural de un sector caracterizado por la complejidad técnica y la escasez de proyectos. Y, sobre todo, se buscaron soluciones conjuntas, como pueden ser colaboraciones para determinadas iniciativas.
Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA, en el encuentro de Roqueñí con las tres grandes ingenierías de la región, se trató sobre todo de las dificultades para el acceso al crédito. La fecha elegida, a finales de enero y con la salida de Roqueñí ya sobre la mesa, demuestra que la exconsejera quiso poner en marcha este nuevo modelo de diálogo multilateral antes de dejar el despacho. No obstante, no se trata de una estrategia personal sino que forma parte de una línea marcada dentro del Gobierno autonómico para abordar los problemas del sector en conjunto. Por lo que es muy probable que su sucesora, Belarmina Díaz, repita este formato en adelante.
Hace dos días, la nueva titular de Industria ya se reunió con el presidente ejecutivo de Duro, Eduardo Espinosa, con quien compartió su «preocupación» sobre la situación de la compañía, en preconcurso de acreedores desde diciembre y enfrascada en una negociación con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) para buscar una vía que evite su quiebra.
A finales de enero, Roqueñí aseguró que se iniciaría una ronda de contactos con las grandes firmas dedicadas a la ingeniería. «No es un problema únicamente de Duro Felguera», destacó entonces la todavía Consejera, que aseguró que «otras empresas asturianas de ingeniería también tienen problemas de tesorería», sin citar ningún nombre.
Pero no era difícil imaginar de cuáles se trata. Duro, que en 2021 fue rescatada por la SEPI con la inyección de 120 millones de euros, no fue la única ingeniería industrial asturiana que durante la pandemia tuvo que pedir la ayuda del fondo de rescate de la sociedad estatal. Imasa e Isastur también lo hicieron, recibiendo cada una un préstamo público de 25 millones.
Roqueñí aseguró que, desde la Consejería de Transición Ecológica, están «en contacto directo con la SEPI» y que el nuevo grupo de colaboración aspira a «poner encima de la mesa las herramientas que necesitan estas empresas para salvar la situación». La dirigente también aseveró que, desde el Principado, hay contacto frecuente con el Ministerio de Industria «para todas las cuestiones que tienen que ver con los créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) o los avales que otorga la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE) para activarlos de manera rápida para que salvemos esta situación».
La situación de TSK es un poco diferente. Si bien no ha necesitado la asistencia de la SEPI, también está en una momento clave. Hace dos semanas, la familia García Vallina, propietaria de la empresa afincada en Gijón, informó de que está en busca de un comprador interesado en quedarse con el 100% o un porcentaje menor, ya que la preferencia de los actuales accionistas es continuar.
Las ventas de la firma en 2024 superaron los 1.000 millones. «Para tener un crecimiento significativo en los próximos años, TSK necesita estar dentro de un grupo más grande que pueda aprovechar nuestras referencias, capacidad tecnológica y presencia internacional y posicionar a TSK en unos niveles de ventas por encima de los 3.000 millones de ventas en 2028», anunció la compañía.
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