Cosemos hasta que el material se nos acaba
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Pilar Infanzón es una de las participantes en el proyecto solidario de «Cojines Corazón Siero» y la Asociación de Amas de Casa «Nuestra Señora del Carmen», de la Pola. Ella es una de las encargadas de pesar el relleno de guata de los almohadones que serán donados de manera totalmente gratuita a mujeres operadas de cáncer de mama, para que se puedan recostar con más comodidad y evitar las molestias producidas por las cicatrices que les deja la cirugía.
«Comenzamos a elaborar estos cojines hace ya 15 años, un pequeño grupo de amigas», explica Alicia Lagranda, integrante de «Cojines Corazón Siero». Cuenta que se reunían en sus casas para coser estas piezas hasta que «éramos demasiadas y no teníamos suficiente espacio, ni para trabajar ni para almacenar los que hacíamos». Es por eso que hace dos años se pusieron de acuerdo con el colectivo de amas de casa para hacerlo de manera conjunta. «Ellas nos dejan utilizar su local, que es del Ayuntamiento, y también colaboran con la elaboración de los cojines», señala.
Ayer fueron alrededor de medio centenar de voluntarias las que se reunieron en el bajo de la calle Ángel Émbil de la Pola para coser «hasta que el material se nos acabe». Desde las más veteranas hasta las más jóvenes, como Marina Canga, que, con 5 años de edad, ayudaba a empaquetar o a llevar material de una mesa a otra.
La organización es una de las piezas fundamentales de esta iniciativa. Es una cadena de montaje perfectamente engrasada. «Mientras unas recortan la tela a través de un patrón, otras la hilvanan y otras terminan cosiendo a máquina», detalla Pilar Domínguez, presidenta del colectivo. En este último paso es necesario dejar un pequeño hueco, «por el cual los rellenamos con guata para después cerrar el agujero».
Pero antes, algunas de las voluntarias tienen como tarea pesar el relleno. Domínguez aclara que «tiene que pesar 70 gramos, porque más quedaría demasiado duro, rozaría con las heridas y no nos serviría para nada».
«Se adapta mejor al cuerpo»
La forma también tiene su porqué. «Al ser como un corazón se adapta mejor a la forma del cuerpo, concretamente, colocándolo debajo de la axila, que es por donde habitualmente se encuentran las cicatrices de la operación» indica Alicia Lagranda. Esto consigue favorecer una postura más cómoda, cambiando totalmente su día a día. Dice Pilar Domínguez que «una de las pacientes que conozco me ha asegurado que ya no sabe estar sin él».
Estos cojines solidarios y que tanto bien hacen a esta clase de pacientes no se venden. No se encuentran en tiendas ni en supermercados. «Son de carácter gratuito» y serán donados al área de Patología Mamaria del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y del Valle del Nalón, en Langreo, explican.
Destacan que, en esta ocasión, «el Ayuntamiento de Siero nos ha dado una subvención específica para esta iniciativa para poder comprar material». El año pasado llegaron a 160 piezas . «Esta vez esperamos igualar el resultado», señalan.
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