Exsoldados de Asad lanzan un ataque a gran escala contra fuerzas del nuevo Gobierno sirio

Militantes vinculados con el antiguo régimen sirio del fugado anterior presidente del país árabe, Bashar al Asad, han lanzado durante la madrugada del viernes varios ataques coordinados contra soldados y milicianos del nuevo Gobierno de Damasco en las regiones de Latakia y Tartús.
Estas dos localidades, en la costa mediterránea siria, están pobladas mayoritariamente por la minoría alauí del país, de la que emergió Asad y de la que, también, provenían los antiguos oficiales y altos cargos del Ejército sirio antes de la caída, en diciembre, del anterior Gobierno del país árabe.
Según los testimonios de habitantes de la zona, desde diciembre, decenas de grupos de hombres antes leales a Asad se escondían en las montañas de Latakia y el Tartús, y realizaban esporádicamente pequeños ataques y emboscadas contra la población local y fuerzas de seguridad. El ataque de este viernes ha sido distinto.
Coordinados y a gran escala
Así, al menos 13 soldados sirios han muerto en varias emboscadas en Latakia, cercanas a la población de Qardahah, el pueblo natal de los Asad. Medios sirios, sin embargo, aseguran que la cifra de muertos podría ser mucho mayor, incluyendo también los milicianos abatidos. Los ataques, después de la primera emboscada, se han multiplicado, y Damasco ha declarado un toque de queda indefinido en las provincias de Latakia y Tartús, donde han sido mandados refuerzos desde la capital siria.
Según fuentes anónimas dentro del Gobierno sirio, los ataques han sido coordinados a gran escala, y Asad, desde Moscú, ha estado informado de ellos «a través de un país extranjero».
Las dudas de cuál es este país extranjero son pocas: este martes, medios iranís espolearon el anuncio de la creación de una «nueva milicia siria», el Frente Islámico de Resistencia. Este grupo, creado a partir de exsoldados del régimen de Asad y cuyo nombre recuerda al Eje de la Resistencia, el paraguas de milicias de Irán en Oriente Próximo, busca «responder al plan de Israel, Turquía y Estados Unidos de dividir Siria y acabar con la era de resistencia y desafío de Asad, que fue el núcleo de todos movimientos de resistencia y liberación mundiales entre 1970 y 2024″.
Miedo a las represalias
Desde la caída de Asad, el pasado 8 de diciembre, el mediterráneo sirio ha vivido con tensión y miedo la toma de poder y consolidación del nuevo Gobierno, liderado por Ahmed Al Sharaa, el líder de la antigua milicia rebelde Hayat Tahrir al Sham (HTS), la hasta 2017 filial de Al Qaeda en Siria.
Durante las cinco décadas de Asad en el poder, su régimen se nutrió de los alauís de la región, que ascendieron a los puestos de poder en las fuerzas armadas sirias y participaron -por convicción u obligación- en la represión y guerra civil siria de entre 2011 y 2024. Ahora, con la guerra terminada, los alauís temen posibles venganzas y ataques por parte de los milicianos anteriormente opositores. Este tipo de ataques, aunque esporádicos, han estado ocurriendo en los últimos tres meses, a pesar de los anuncios y promesas del Gobierno de Al Sharaa de luchar contra ellos.
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