La sequía y el recorte de gastos en casa lastran las ventas de las bodegas Corpinnat, que ve en 2025 el año de la recuperación

“El año pasado estábamos que nos veíamos morir por la sequía. Como mínimo esta situación ha cambiado, estamos mucho mejor”. No es casual que el presidente del grupo de bodegas catalanas que conforman Corpinnat, Ton Mata, empiece así su discurso. Los efectos de tres años consecutivos de sequía son imprescindibles para entender un balance de 2024 más agrio que dulce, pero su intención es dejar claro, de entrada, que las cosas están a punto de cambiar.
El año pasado, esta marca colectiva de vinos espumosos vendió 2,2 millones de botellas, lo que supone restar otras 21.000 unidades a los volúmenes de récord que se registraron en 2022 y reducir en un 2,7% las cifras del año pasado. Esto no ha impedido a Corpinnat seguir facturando más, pero si hace unos años había llegado a incrementar sus ingresos en más de un 35% anual, en 2024 este crecimiento se queda en un discreto 1,7%.
“Es un problema tanto de oferta como de demanda”, han analizado Ton Mata y Xavier Nadal, vicepresidente del organismo. De oferta, porque la sequía ha hecho a los agricultores obtener cada vez menos rendimiento de sus viñas (en condiciones normales podrían sacar 12.000 kilogramos de uva de cada hectárea y no están llegando ni a los 4.000), así que se está gestionando más cuidadosamente la salida de botellas para no quedarse nunca sin producto disponible. “Podemos ofrecer menos, porque hay menos”, han simplificado los mismos.
Si también es una cuestión de demanda es porque detectan que lo que crece es el interés por los vinos espumoso de bajo coste y Corpinnat se sitúa en la parte alta de la tabla de precios. De acuerdo con los datos presentados este lunes, si fueran una Denominación de Origen (DO) como el resto, serían la que tiene el precio medio más alto por botella: 21,1 euros.
Más empresas para una marca «consolidada»
Es esta comparativa, entre otras cosas, la que hace a los máximos representantes de esta marca colectiva respirar tranquilos. Eso, y tener casi atada la incorporación de dos nuevas bodegas al grupo. “Si todo va bien, antes de Semana Santa seremos 15 empresas dentro de Corpinnat”, ha anunciado Mata. Y esto –ha sumado Nadal– arrastrará a muchas otras. “Estoy convencido que cada año iremos anunciando alguna más”, ha vaticinado, quien ve este 2025 como el año del cambio de tendencia.
Su optimismo radica en varios elementos. En que este inicio de temporada ya ha llovido tanto como lo hizo en 2020. En que si fueran una DO, serían la cuarta que más factura en Catalunya. En que los ingresos siguen subiendo aunque caiga el volumen de botellas, señal de revalorización. En que sienten su marca cada vez más consolidada –incluso en Madrid– y desligada de cuestiones políticas. En que cada vez trabajan con más viticultores proveedores de la zona (“Son una masa crítica cada vez más importante”, indican estos dos portavoces respecto a un sistema que ya bebe en un 60% de la uva de otros). Y, por encima de todo, en que las expectativas de crecimiento de 2025 “son importantes”. “Es un crecimiento lento pero seguro”, han asegurado Mata y Nadal.
Incluso una de las posibles sombras, la ven con esperanza. El presidente y el vicepresidente de Corpinnat han dedicado buena parte de esta presentación de resultados a reclamar por la poca ayuda que reciben por parte de la Generalitat. Han cuantificado las ayudas que cada bodega se lleva de media por formar parte de la DO Cava o la DO Alella, la más pequeña, en entre 19.000 euros y 6.500 euros. “Corpinnat recibe cero”, han denunciado. “Con el trabajo ingente que está haciendo Corpinnat, necesitamos apoyo, porque estamos sumando prestigio, calidad y valor y esta es ahora la única forma de sobrevivir”, ha resumido Mata, cuya esperanza apoya en una reunión inminente con el conseller de Agricultura de la Generalitat, Òscar Ordeig, y su equipo, que se huelen que será fructífera.
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