Me parte el corazón que líderes mundiales socaven la labor de los periodistas

Cuando el gran público internacional le descubrió en el papel de Escobar en ‘Narcos‘, Wagner Moura (Salvador de Bahía, 1976) ya había amasado una importante filmografía en Brasil, donde trabajó con Walter Salles, Héctor Babenco o José Padilha (en las dos discutidas pero populares entregas de ‘Tropa de élite’). Y ha habido vida artística para él después del fenómeno de Netflix: poco después de protagonizar, por ejemplo, la memorable ‘Civil war’, hace pareja con el muy solicitado Brian Tyree Henry en la serie ‘Ladrones de drogas’ (Apple TV+, desde el viernes, día 14), ‘thriller’ dramático sobre dos ladronzuelos que se hacen pasar por agentes de la DEA para robar a camellos de poca monta… y derriban la puerta equivocada. En la dirección (del primer episodio) y la producción, el mismísimo Ridley Scott.
¿Cuánto influyó en su decisión de hacer esta serie que Scott estuviera ahí como productor y director?
Fue muy importante. Es decir, todo el mundo quiere trabajar con Ridley Scott. Es un héroe para todos los que formamos parte de esta industria. Un día se acercó a la caravana de maquillaje cuando me estaban tiñendo el pelo y pude pasar una hora haciéndole preguntas del estilo de: «¿Cómo fue rodar ‘Alien, el octavo pasajero’? ¿Y ‘Thelma & Louise’? ¿Y ‘Blade runner’?». Fue muy simpático y me contestó a todo lo que quería saber. Fue muy paciente con este fan. Es un hombre tan divertido… Me resulta increíble que mantenga ese nivel de energía todo el tiempo.
Es curioso que en ‘Ladrones de drogas’ encarne un poco a Steve Murphy [el agente de la DEA, némesis de Escobar, de ‘Narcos’]Solo eso … con una placa falsa.
No había pensado en eso [ríe]. Es curioso, porque ambas series, ‘narcos’ y ‘ladrones de drogas’, tratan con el narcotráfico, pero no pueden tener personajes más diferentes. Manny no podría ser más diferente de Escobar. Lo que más me gusta de esta nueva serie es que, en principio, ves a un personaje latino y otro negro en el tráfico de drogas, que parece un cliché puro, pero tan pronto como los conoces un poco, te das cuenta de que no están hechos para eso, que no quieren estar allí. Son lo opuesto al tipo de personajes que generalmente se ve en serie. No tienen nada masculino, ni testosterona. Manny pasa toda la serie tratando de huir del ciclo de violencia.
¿Cómo fue trabajar al lado del cautivador Brian Tyree Henry? Tiene un gran talento para hacer cualquier situación cercana, conseguir que todo parezca real.
Fue increíble, claro. La situación era interesante. Llegué a la serie [en sustitución de Michael Mando, el Nacho de ‘Better call Saul’, despedido por un aparente altercado con otro miembro del reparto] Un poco de sopa. Hablé con Ridley Scott y [el creador de la serie] Peter Craig el viernes. Brian me llamó ese mismo día de la noche. Y el lunes estaba filmando la serie. Nunca había hecho algo así. Siempre me había preparado concienzudamente en todas mis obras. Pero quería trabajar con Ridley, y con Peter y Brian. Conocí a este último en persona en la misma filmación, ya vestida como nuestros personajes. Le pregunté: «¿Podríamos charlar cinco minutos antes de filmar la escena?» Así que fuimos a otro lugar, cerramos la puerta y dijimos: «Mi nombre es Wagner, soy brasileño, tengo 46 años y tres hijos». Por contarle un poco sobre mí, conocerme. Justo después, hizo lo mismo: «Mi nombre es Brian, etc.» Fue un momento muy hermoso, en el que ambos nos sentimos vulnerables el uno al otro. Cuando la primera escena se filmó, que fue, de hecho, la primera de la serie, en esa caravana, habíamos tenido la oportunidad de conectarnos. Al final nos hemos convertido en muy buenos amigos.
Parece interesarle mucho hacer proyectos de género: dramas criminales, ‘thrillers’, acción… Pero, sobre todo, si incluyen ideas atrevidas y provocadoras.
Lo que más me importa son los personajes, más allá del género o de lo que pase en la historia. Siempre me dejo llevar por los personajes. Y los de ‘Ladrones de drogas’ son muy buenos. No solo Manny o Ray; todos están muy bien escritos. Por ejemplo, me encanta Nina, el personaje de Marin Ireland, o Theresa, el de Kate Mulgrew. Están muy bien construidos. Peter Craig no es solo uno de los mejores guionistas de Hollywood, sino también el tipo más simpático que he conocido en este negocio. Haré lo que me diga de ahora en adelante.
Uno de sus mejores proyectos ha sido la película distópica ‘Civil war’, de Alex Garland. ¿Cómo lleva eso de verla convertida, día tras día, menos en una ficción especulativa que en casi un documental?
Esa película fue una experiencia muy diferente a ‘Ladrones de drogas’. No fue agradable de rodar. Disfruté mucho estando en aquella furgoneta con Kirsten Dunst, Cailee Spaeny y Stephen McKinley Henderson. Uno se lo pasa bien encerrado con grandes actores y grandes personas en un vehículo. Esa fue la parte buena. Estoy muy orgulloso de la película, pero cada día hubo que lidiar con cosas muy intensas. En cambio, en ‘Ladrones de drogas’, aunque había escenas intensas, el ambiente no era tan serio. Brian se pasaba todo el rato haciendo bromas, tanto en las escenas como fuera de ellas.
Ya había hecho anteriormente otra serie de Apple TV+, ‘Las Luminosas’. Me entristeció un poco que no tuviera segunda temporada, pero supongo que eso solo hace que la serie sea todavía más de culto.
A mí también me decepcionó. Era una serie guay, era muy interesante. El final de la primera temporada daba pie a una gran continuación. Pero nunca sabes qué va a pasar con nada. Como actor, te plantas ahí a trabajar y das lo mejor que tienes. El resto no depende de ti. Ahora que lo dice, igual no está tan mal que solo tenga una temporada… Igual así, con el tiempo, se convierte en serie de culto.
Tanto en ‘Civil war’ como en ‘Las Luminosas’ hacía papeles de periodista. ¿Han sido maneras de vivir una vida que quiso hace un tiempo? Sé que estudio periodismo y que ejerció el oficio una temporada.
Creo que el periodismo es algo muy importante, uno de los grandes pilares de la democracia. Y me parte el corazón que los periodistas sufran ataques o que algunos líderes mundiales traten de socavar su trabajo y el ‘fact-checking’. Lo que más me asusta del mundo actual es que la verdad parece haber dejado de existir. La gente vive en sus burbujas de verdad y cree solo en las verdades de su grupo. Por ello el periodismo juega hoy en día un papel más importante que nunca. Y no es casualidad que lo primero que un régimen autoritario trate de desacreditar sea el trabajo de los periodistas, de los artistas, de las universidades… Campos intelectuales que hacen a la gente pensar.
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