Indra y las 23 empresas del ecosistema de la defensa en España
La defensa es el sector económico de moda en este 2025. Las grandes contratistas europeas se disparan en bolsa más del 35% en los últimos meses por la expectativa de que todos los países de la OTAN elevarán el peso en su PIB del gasto en defensa. De hecho, Europa, en su plan de rearme, está dispuesta a movilizar hasta 800.000 millones de euros para hacer frente a la amenaza de Rusia y a la paulatina retirada del presidente de EEUU, Donald Trump. De este montante, de momento, poco irá a parar a Catalunya.
La Comisión Europea quiere que este rearme beneficie, además, a las compañías europeas frente a la todopoderosa industria militar estadounidense, que cuenta con nombres como Raytheon Techonologies, Honeywell, Lockheed Martin y Northrop Grumman, que tienen un valor de mercado superior a los 70.000 millones de euros. La Unión Europea cuenta también con campeones nacionales, pero están lejos de esas cifras, con la francesa Thales como punta de lanza en ingresos y beneficios, junto a la italiana Leonardo y la alemana Rheinmetall.
España dispone de un ecosistema de cinco grandes compañías contratistas del Ministerio de Defensa -Indra, Airbus Defence and Space, Navantia, General Dynamics-Santa Bárbara e ITP Aero-, que a su vez trabajan con proveedores y socios medianos y pequeños. Y, pese a que en Cataluña se fabrican componentes y tecnologías destinadas al armamento y al material de defensa, no se distingue por tener una producción importante en el sector. Actualmente, con la presencia de Tecnobit, Sener y Pangea se coloca a la cola de este ecosistema empresarial. De hecho, hace cuatro años se rechazó por motivos políticos el proyecto del Ministerio de Industria para crear una planta de mantenimiento de los Vehículos de Vehículo de Combate de Infantería (VCI) 8×8 Dragón en las antiguas instalaciones de Nissan de Barcelona, presupuestado en 2.520 millones de euros.
El pedido del VCI 8X8 Dragón se fabrica en un eje de empresas que recorre España desde la planta guipuzcoana de SAPA en Andoain hasta la sevillana de Santa Bárbara – General Dynamics en Alcalá de Guadaíra, pasando por las instalaciones de Indra en Madrid, y los talleres de Santa Bárbara en Trubia, cerca de Oviedo. Pero este eje podía haber tenido a Barcelona como centro fabril si hubiera prosperado, hace ya doce años, esta opción. Fue la apuesta más importante en materia de industria de defensa de Catalunya, una comunidad cuyo peso económico y tecnológico no guarda proporción con su escasa presencia en un sector que ahora va a recibir pedidos milmillonarios.
Políticamente impopular
La relación del 8X8 Dragón con Catalunya es una historia de vetos políticos a una industria políticamente impopular. En 2009, cuando estaba aún por licitarse el proyecto tecnológico, primera fase de la contrata Dragón, la empresa francesa Nexter buscó un socio español para satisfacer la búsqueda del ejército. Nexter, fruto de la privatización de la tanquista pública francesa GIAT, acaba de triunfar con un blindado propio, el VBCI, y lo propuso para España. Su socio local fue la tecnológica catalana GTD, experta en sistemas de comunicaciones y control y desarrolladora de software de doble uso, militar y civil, extendido al ámbito espacial. La alianza nacía a finales de 2008, el mismo año en que la Nissan de Barcelona, en una fase inicial de su agonía, planeaba 1.600 despidos.
Desde Barcelona se movió entonces mucho comercial a Versalles, ejecutivos de industrias asociadas que buscaban entrar en el futuro consorcio fabricante de blindados con servicios como la logística a través de la frontera. “No parábamos de coger el avión a París. No queríamos quedarnos fuera”, cuenta un veterano comercial barcelonés, muy activo en la época. La oferta catalano-francesa planteaba fabricar el blindado en la zona franca, y compitió contra la privatizada Santa Bárbara, ya en manos de la norteamericana General Dynamics, e Indra. Pero en 2010 la opción GTD-Nexter no contó precisamente con las simpatías del nuevo poder en la Generalitat, cuando Artur Mas sucedió a José Montilla. La propuesta barcelonesa perdió la competición.
En las facultades politécnicas catalanas hay una creciente conexión con el mundo de la defensa. Fuentes de la Armada hablan a este diario, sin datos concretos, de “un ambiente de interés” entre jóvenes licenciados, y un flujo de cerebros hacia el sector que, creen, se incrementará según crezcan los salarios con la fuerte demanda que se aproxima. La ingeniería de sistemas, el diseño de redes comando y control y la industria espacial serán las grandes vetas para fichajes. Es el comienzo, quizá de una nueva fase en la industria de defensa, con más ejecutivos y técnicos de origen catalán. Ahora, el principal exponente es un barcelonés, Luis Furnells, accionista y presidente de Oesía. La firma que gobierna es una referencia de sistemas de seguridad para uno de los dominios de la guerra: el ciberespacio.
Gran empresa tractora
Indra es la mayor compañía y está llamada a ser la gran empresa tractora alrededor de la cual pivote este esfuerzo presupuestario del Gobierno. La firma que lidera Ángel Escribano acaba de terminar el año con un beneficio de 278 millones de euros, el 35% más que el anterior. Participada por el Estado al 28%, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), arrancó 2025 con la compra a Redeia del 89,7% de la empresa de satélites militares Hispasat por 725 millones. Escribano quiere que estas adquisiciones no paren y ya ha verbalizado que está dispuesto a comprar Santa Bárbara a la estadounidense General Dynamics. De momento, la multinacional ha respondido que sus planes no pasan por una venta de su filial española.
Escribano lleva apenas dos meses al frente de Indra tras fundar en 1989 junto a su hermano Javier la compañía de mecanizados Escribano Mechanical & Engineering (EM&E). Esta pyme madrileña se dio a conocer en mayo de 2023 al comprar el 3% de las acciones de Indra y ya controla el 14,3% de la tecnológica española. «Es un hombre modesto, pero ambicioso», destaca de él un general del Ejército del Aire. EM&E cerrará el ejercicio de 2024 con una facturación de 300 millones, el 61% más que en 2023. En 2019, sus ventas eran de 44,2 millones, lo que supone multiplicar por siete sus ingresos en seis años.
‘Start-ups’ y veteranas
El ecosistema de defensa español va más allá de las grandes contratistas y hay empresas especializadas en munición como Rheinmetall Expal, Nammo, FMG y Instalaza; en componentes de los vehículos militares, como Sapa Placencia y Urovesa; start-ups ligadas al espacio, como la ilicitana PLD Space y la barcelonesa Pangea Aerosopace, y algunas más veteranas como Sener y GMV, con 40 años dedicados a la fabricación de tecnología espacial y navegación por satélite.
Además, España dispone de un amplio abanico de pequeñas empresas de ingeniería punteras como Aertec, CT Ingenieros y Anzen Engineering, mientras que en ciberseguridad es destacable el papel de Tecnobit y TRC. Por comunidades autónomas, muchas cuentan con sede en Madrid, mientras que su producción la desarrollan por todo el territorio nacional.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí