El histórico Casino de Alcalá de Henares reinterpreta las recetas españolas con un menú por menos de 17 euros

En un asombroso escenario arquitectónico, flanqueado por el Ayuntamiento de Alcalá de Henares (Madrid), la Torre de Santa María y la emblemática Universidad, se alza El Círculo de Contribuyentes, hogar del Casino, donde un restaurante siempre lleno de gente ofrece un viaje gastronómico que conecta el pasado con el presente para disfrutar de la historia con un sabroso menú por tan solo 16,90 euros o 25 euros si se prefiere la versión ejecutiva.
Alcalá de Henares, cuna del genial Miguel de Cervantes, declarada Patrimonio de la Humanidad, acoge con sus paseos arbolados y cuidados jardines la imponente estatua del autor de ‘El Quijote’ en la plaza que lleva el nombre del escritor español más universal. Y es ahí donde brilla el Casino. La magistral pluma cervantina dejó un legado literario muy superior al de Shakespeare, como defiende con ardor guerrero el profesor asturiano Jesús G. Maestro.
En ese legado la gastronomía juega un papel tan sutil como descollante. ¿Quién no recuerda las frugales comidas de don Quijote y Sancho Panza, aderezadas con sus ingeniosas conversaciones? En el Casino de Alcalá de Henares, esas tenues e ingeniosas referencias gastronómicas cervantinas son reinterpretadas con una visión moderna para ofrecer una carta innovadora que hace honor a la tradición.
Cocina de temporada
Al frente de esta propuesta culinaria se encuentra Ander Galdeano, un chef de 32 años que iba para economista pero que cambió el rumbo hacia los fogones de prestigiosos restaurantes de Escocia, Londres, Pamplona y Madrid. Allí la pasión por la cocina se acabó imponiendo y Galdeano ha encontrado en Alcalá de Henares el lugar perfecto para plasmar su visión gastronómica. Su idea se basa en una cocina de temporada con productos de proximidad, elaborados con una decidida apuesta por los sabores auténticos.
La carta del Casino es sin duda un homenaje a la gastronomía española, con platos emblemáticos, los de toda la vida, que trasladan a uno a anhelados recuerdos y tradiciones. Sin embargo, Galdeano no teme añadir un toque innovador a los torreznos suflé con pimientos de Padrón, uno de los platos estrella de la chef, junto a las virutas de ‘foie’ con reducción de Pedro Ximénez y albaricoque, el tartar de atún rojo o el cochinillo, una de las especialidades de la casa, que en carta está a 25 euros.
Pescados frescos del día
Los entrantes, como las zamburiñas a la brasa, las rabitas de calamar de potera o las setas empanadas con alioli trufado, preparan el paladar para los platos principales, entre los que no faltan el ‘tataki’ de atún rojo glaseado con salmorejo, el chipirón de anzuelo de Tazones, el lomo de ternera al carbón o una amplia selección de pescados frescos del día.
Para endulzar la experiencia, nada mejor que la tarta de queso, con una crujiente base de mantequilla y galleta Lotus.
A la carta, el Casino añade los dos menús del día a precios asequibles: uno por 16,90 euros para elegir entre cuatro primeros y cuatro segundos, pan, una bebida y postre o café, y el menú ejecutivo por 25 euros, con la opción de elegir el primero de la carta y dos exquisitas posibilidades para los segundos, según el mercado, pan, una bebida y postre o café.
Los ambientes del Casino
El Casino se despliega en tres ambientes : el salón Noble para almuerzos de 30 a 50 personas; un reservado íntimo con capacidad para 30 comensales; y el Patio, una sala acristalada custodiada por dos majestuosos olivos que puede acoger hasta 70 personas. A estos espacios se suman dos terrazas exteriores, una a pie de calle con capacidad para 80 personas, y otra, más íntima, al amparo de las escalinatas del restaurante, con capacidad para 30 personas.
La historia del Casino se remonta a 1851, ligada a la Sociedad de Condueños, una agrupación filantrópica de ciudadanos alcalaínos que buscaban preservar el patrimonio histórico de la ciudad. El edificio que alberga el Casino, construido en 1893 por el arquitecto Martín Pastells sobre lo que fueron casas de estudiantes en tiempos del Cardenal Cisneros, es uno de los más representativos de la Plaza de Cervantes y ocupa un lugar destacado en la historia de Alcalá de Henares.
En 2016, el empresario Fran Rodríguez asumió la gerencia del restaurante y lo reinventó con una propuesta gastronómica fresca y sencilla, que respeta los sabores tradicionales y se combina con una decoración transgresora que recupera la estructura original y sus detalles de estilo neomudéjar.
La experiencia en sala está en manos de Sergio Adán, un sumiller que ha diseñado una bodega de más de cien etiquetas, con una rotación constante y una apuesta por denominaciones de origen nacionales con una singular atención a los jereces. Gracias al sistema, Coravin que permite servir vino sin necesidad de quitar el corcho, alrededor del 80% de las referencias se pueden degustar por copas para permitir a los comensales explorar la riqueza de la bodega.
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