La existencia de 50 pymes vinculadas a la defensa (con 2.500 trabajadores), claves en la llegada de Indra a Asturias

Los ambiciosos planes que tiene el sector de la defensa en Asturias no supondrán un comienzo desde cero, sino que los proyectos desembarcarán en una región que ya cuenta con una miríada de pequeñas y medianas compañías especializadas en tecnología, materiales y dispositivos del ámbito militar. La comunidad cuenta con más de medio centenar de empresas de distinto tamaño que pueden conformar una «red de proveedores experimentados» que se ajuste a las necesidades de las inversiones que preparan multinacionales como Indra, tal como expresó su propio presidente, Ángel Escribano, en su comparecencia parlamentaria del pasado jueves.
El directivo fue ayer un paso más allá y destacó la necesidad de que se produzcan «concentraciones» en el sector. «Juntos seremos más fuertes», afirmó Escribano en un acto organizado por el diario «Expansión». En el mismo evento, la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, remarcó la importancia del impulso del sector público y de las alianzas empresariales para el éxito de futuras «plataformas europeas comunes».
La defensa ya cuenta desde hace años con una intensa actividad en el Principado. Con el fin de sumar fuerzas y representar los intereses comunes del sector, en 2022 se constituyó el Asturias Hub Defensa, una asociación que reúne a 54 compañías. Si bien hay algunas grandes multinacionales (como General Dynamics, Rheinmetall y la siderúrgica ArcelorMittal), la gran mayoría son pymes y «start-up» nacidas en Asturias. La actividad suma alrededor 2.500 empleos en la región.
Algunos nombres de esas compañías son CIS Robotics, Dogram, ITS Defence, Militex, Oxiplant, Onirix, SR7, SVMAC, Nanoker, CEIT Logística o Pla Mecanizados, entre muchas otras. Sus actividades son variadas, como la fabricación de robots, vehículos no tripulados, sistemas de seguridad y vigilancia, maquinaria de carga, simulación digital de procesos industriales, ingeniería de aviación, uniformes de protección o artículos como binoculares de visión nocturna para soldados, trípodes para rifles de francotirador o cajas para transportar radares de cazas.
La semana pasada, en el Congreso, Ángel Escribano explicó que una de las razones por las que Indra ha escogido Asturias como territorio predilecto para ubicar una fábrica de blindados –a través de su nueva filial, Indra Land Vehicles– es que se trata de una región «fuertemente industrializada» y con tradición histórica no sólo en la producción de armamento, sino en procesos de industria pesada para el sector energético que pueden reconvertirse hacia la fabricación de unidades terrestres de combate. Este es el caso del taller de calderería pesada de Duro Felguera en Gijón –el Tallerón–, que va a adquirir la multinacional española de defensa.
Si los planes que hay en marcha se llevan a cabo, Asturias contará con cinco fábricas del sector de la defensa: a las dos operativas que hay en Trubia (la de blindados de General Dynamics-Santa Bárbara Sistemas y la munición de Rheinmetall) se sumarían la mencionada de Indra en Gijón, la del consorcio Tess Defence (que sondea terrenos en Langreo) y la de Escribano Mechanical & Engineering (EM&E), que tiene en el punto de mira la zona de las antiguas baterías de coque de Avilés.
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