Irán y EEUU se reúnen este sábado para discutir el programa nuclear persa entre amenazas de respuesta militar de Trump

Por primera vez desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca este enero, Irán y Estados Unidos se reúnen este sábado en Omán en una cita clave para el futuro de Oriente Próximo y el destino del programa nuclear iraní.
Desde que el multimillonario presidente estadounidense rompiera, en su primer mandato, el acuerdo nuclear de 2015 firmado por la Administración de Barack Obama, Irán ha estado multiplicando sus existencias de uranio enriquecido, un paso necesario para desarrollar la bomba nuclear.
Así, en la actualidad, el país persa posee uranio enriquecido al 60%, un porcentaje suficiente como para desarrollar en pocas semanas y meses cerca de una decena de cabezas nucleares. Todos los expertos y analistas, sin embargo, coinciden en que Irán aún no ha dado el paso de crear su propia bomba y que espera llegar a un acuerdo diplomático que sirva para la eliminación de las durísimas sanciones económicas impuestas por Washington y Europa contra la República Islámica.
«Vemos estas negociaciones como una oportunidad genuina, a pesar de las declaraciones confrontacionales constantes del otro lado. Este sábado veremos y podremos estudiar la intención real [de EEUU] En estas conversaciones «, dijo el viernes portavoz exterior iraní el viernes, Esmaeil Baghaeí. Las delegaciones iraníes y estadounidenses serán dirigidas por el ministro de Relaciones Exteriores persa, Abbás Araghchiy por Steve WitkoffEl enviado especial de Trump en todas las negociaciones internacionales.
Washington ha asegurado por activa y por pasiva que las reuniones serán cara a cara; Teherán lo desmiente y asegura que las conversaciones tendrán lugar tan solo a través de la intermediación del ministro de Exteriores omaní, Badr al Busaidi.
Más presión
Pocos días antes del inicio de las conversaciones, Washington anunció este miércoles la imposición de nuevas sanciones contra cinco empresas iranís proveedoras de acero y otros materiales a la agencia nuclear iraní, en lo que es visto como una herramienta más de presión estadounidense contra Teherán.
A las sanciones, además, se suman las palabras y amenazas constantes de Donald Trump. «No pido mucho… pero lo que es seguro es que no pueden tener el arma nuclear. Y si eso requiere la fuerza militar, tendremos una respuesta militar. Israel, por supuesto, será… el líder de ello. Nadie nos lidera. Hacemos lo que queremos», dijo el presidente estadounidense, con su forma de hablar inconexa, el mismo miércoles.
«No quiero ser específico —respondió Trump al ser preguntado sobre cómo sería esa supuesta respuesta militar estadounidense e israelí, los dos mayores enemigos de Irán—. Pero cuando uno empieza a hablar, sabe si las conversaciones van bien o no. Diría que el final de las conversaciones será cuando yo crea que no van bien».
Necesidad de hablar
Irán ve estas conversaciones —en las que Europa ha sido completamente apartada, a pesar de haber formado parte del acuerdo nuclear iraní de 2015—, como una cuestión de vida o muerte, tras más de un lustro de aislamiento internacional, sanciones económicas y una crisis inflacionaria que ha destrozado el valor del rial iraní y, con ello, los salarios de millones de ciudadanos de la República Islámica. Irán teme que la grave situación económica —y un fallo en las negociaciones— sirva como chispa para una nueva ola de protestas internas.
«Hace años que sufrimos por esta disputa. Es el momento de terminar con esta pelea. Tan solo queremos vivir una vida normal, sin hostilidades ni presiones económicas», explica un pensionista iraní a la agencia internacional de noticias Reuters. «No queremos que nos bombardeen. La vida se ha convertido en insostenible; extremadamente cara. Nuestro poder adquisitivo se reduce cada día».
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