Giorgia Meloni, la equilibrista entre Trump y Europa

Días atrás se celebró en Roma una conferencia con un título de esos sin alma, casi como si lo hubiesen elegido para ahuyentar a los que se aburren con facilidad. «El estado de la Defensa italiana», se leía en el cartel de presentación. No obstante, en una ponencia inevitablemente enmarcada en la carrera de armamento europea empujada por los giros de la política exterior de la Casa Blanca, una serie de preguntas acuciantes, y de prioritario interés para cualquier ciudadano europeo, planearon durante todo el encuentro. La principal: ¿Giorgia Meloni podría caer en la tentación de una alianza con su amigo Donald Trump que también implique un alejamiento de la Unión Europea?
Los analistas presentes en la conferencia lo descartaron. Jean-Pierre Darnis, politólogo de la Université Côte-d’Azul, lo explicó con palabras sencillas. En la actualidad, «para la primera ministra italiana, puede ser útil contar con su propia línea de diálogo con Washington, pero solo si esta se desarrolla dentro de un marco de mediación paneuropea.
Actuar en solitario solo aislaría a Roma», dijo Darnis. Gregory Alegi, catedrático de la Universidad Luiss de Roma, también opinó de forma similar, al hacer hincapié en las señales que llegan del sector de la defensa, un buen termómetro que hasta ahora también ha mostrado que Italia está «anclada» a la UE.
Invitada
La preocupación, sin embargo, no procede de la nada. La jefa de Gobierno de Italia fue la única líder de un país de la UE invitada a la segunda toma de posesión del nuevo presidente de EEUU y una de las pocas que lo visitó en su mansión de Mar-a-Lago en enero pasado. Ha elogiado a J.D. Vance y Elon Musk. Ha insistido en señalar como equivocada cualquier iniciativa europea que no cuente con Trump. E incluso, después de la célebre bronca de Trump contra el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, sugirió que nunca había hablado de «victoria» ucraniana en la guerra contra Rusia, como sí hizo, y en múltiples ocasiones, según se esmeró en recordar, demostrándolo, la página de verificación Pagella Politica.
En paralelo, la líder del partido de extrema derecha Hermanos de Italia también ha vuelto últimamente a poner el acento en la crítica a la UE. «Desde hace años digo que Europa se ha perdido un poco», llegó a decir, en una entrevista publicada a finales de marzo en el Financial Times. Y así también provocó, quizá intencionadamente, la ira de la oposición, en particular después de una gran manifestación ciudadana en apoyo de la unidad europea, cuando —hablando en el Parlamento italiano— criticó el Manifiesto de Ventotene, un documento considerado fundacional de la UE y escrito en 1941 por los pensadores antifascistas Altiero Spinelli y Ernesto Rossi.
Con ello, Italia terminó por fastidiar también a Francia. Esta semana lo demostraban las irritadas declaraciones de diversos ministros franceses, molestos por el anuncio de una reunión el próximo 17 de abril de Meloni con Trump en la Casa Blanca, supuestamente para discutir de los aranceles. «El riesgo [de que Italia vaya por libre] existe. Sabemos que Trump tiene una estrategia simple y clara: Divide a los europeos. Es por eso que tenemos que permanecer juntos «, dijo, por ejemplo, el Ministro de Industria francés, Marc Ferracci, a la Estación de Inter de Francia.
Aranceles
Otras consideraciones también refuerzan este miedo. Entre ellas que la relación de Roma con Washington ha sido un pilar de todos los gobiernos italianos desde la Segunda Guerra Mundial y que, según distintos análisis, Italia es el país de la UE que más tiene que perder (le sigue Alemania) en la guerra de aranceles de Trump.
Y a ello hay que añadir que uno de los imprescindibles aliados de Gobierno, Matteo Salvini, líder de la hoy populista y ultraderechista Liga, también muestra desde siempre simpatías por el proyecto del magnate estadounidense. Todo esto cuando, según diversos sondeos recientes, apenas el 30% de los italianos apoya hoy abiertamente a Ucrania en su guerra contra Rusia, como indicó una reciente encuesta de Ipsos.
Pero también hay señales en sentido contrario y algunas también bastante más significativo que la mera retórica y que han dejado ver una Meloni que está jugando al peligroso juego del equilibrismo. Por ejemplo: más allá de los ruidosos pataleos, Italia hasta ahora nunca ha dicho que se desmarcaría de una eventual represalia europea a la guerra comercial de Trump, y Hermanos de Italia, la formación de Meloni, ha sido el gran partido italiano que de forma más compacta ha apoyado el plan de rearme recientemente lanzado por Bruselas. Más aún, al mismo tiempo que Musk empezó a buscar un acuerdo con el Gobierno italiano para venderles su sistema de satélites Starlink (una negociación que hasta ahora no ha llegado a ninguna parte), la industria bélica italiana ha contraatacado, anunciando nuevos proyectos propios o con otras industrias, todas europeas.
Uno de los últimos ha sido Leonardo, la gran empresa pública del sector militar, que anunció que próximamente lanzará 18 satélites en el espacio para fines de defensa; un anuncio que se produjo después de las especulaciones sobre Starlink. De igual manera, Leonardo y Fincantieri, la otra gran empresa pública, también han comunicado un acuerdo con la alemana Rheinmetall para la producción conjunta de tanques de combate. Y siempre Leonardo, que es copropietaria de Telespazio y Thales Alenia Space (junto con la francesa Thales), también dijo estar dijo en conversaciones con la también gala Airbus para crear un grupo europeo de producción de satélites.
Lo mismo en el sector naval y en el aeronáutico. Fincantieri ha expresado interés en trabajar con el grupo alemán ThyssenKrupp Marine Systems, e Italia participa en el Global Air Combat Programme, una iniciativa conjunta con el Reino Unido y Japón para la producción de aviones de combate, a la vez de que se mantiene la colaboración de Leonardo en la empresa conjunta europea MBDA, que permitió a Italia y Francia producir el moderno sistema antimisiles SAMP/T, algunos de los cuales también fueron enviados a Ucrania.
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