La sucesión del papa Francisco impactará profundamente en un mundo sacudido por las crisis

“En esa silla desde la que usted nos amenaza, se han sentado antes Hitler y Napoleón. Ellos han pasado y nosotros seguimos estando aquí”. Se cuenta estos días en el Vaticano la anécdota contemporánea, que ha pasado al rango de histórica, de cuando un líder europeo fue a presentar sus exigencias a la Iglesia, sin éxito. Lo rememora Sergio Rodríguez López-Ros, consultor de la Santa Sede, del Consejo de Conferencias Episcopales de la Unión Europea y de la Conferencia Episcopal Española. “La Iglesia maneja tiempos eternos, a diferencia de los dirigentes políticos”, explica a EL PERIÓDICO.
La muerte del Papa Francisco ha dejado un vacío de poder en plena crisis internacional, de guerras y aislacionismo. Elegido durante el optimismo progresista de Barack Obama, ha muerto en la era del cuestionamiento de las instituciones de Donald Trump, con quien nunca tuvo sintonía. El Papa defendió la paz en Ucrania y Gaza, y rompió relaciones con Rusia, mientras Washington busca alinear posturas con Moscú. Impulsó el diálogo con el pueblo judío y promovió la diversidad dentro de la Iglesia, apostando por obispos de África y Asia para posiciones de poder, un modelo multilateral, hoy en retroceso.
“La Iglesia de hoy es más progresista que hace 12 años, mientras que el mundo es más conservador”, señala a este diario Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano. El mundo que deja este Papa es muy distinto al que encontró y la incógnita de su reemplazo impactará profundamente el tablero geopolítico.
De EEUU a China
“A Trump lo toleró, pero no le gustaba. Reivindicaba unos valores que acabaran con el ‘wokismo’ a través del catolicismo y él no quería esa contraposición. Él pensaba que tanto Putin como Trump se acabarían quemando por sí mismos”, ha contado Rodríguez López-Ros desde su posición privilegiada, atendiendo a este diario desde Roma, donde recibió la noticia del fallecimiento. «De JD Vance [vicepresidente de Trump] Tenía mucho cuidado porque era una persona que, reclamando católico, planteó una agenda puramente xenófoba «Expresa a este investigador y profesor en la universidad Abat Oliba Ceu.
Tampoco Biden, católico-irlandés, fue una gran baza para el Papa. “No representaba a los católicos de EEUU, que son mayoritariamente de origen hispano o muy de derechas”, apunta el vaticanista. “Tiene que crearse un perfil nuevo de católicos en EEUU”, añade, pero en su mirada hacia el futuro, Francisco dejó la ruta marcada.
“El eje geopolítico, igual que pasó de Europa lentamente hacia América, se mueve ahora como un péndulo y más rápidamente de lo que parece, hacia Asia”, analiza Rodríguez López-Ros. La razón: que el continente americano ya es mayoritariamente católico y, en cambio, es en Asia donde la Iglesia tiene más que ganar. “El Papa Francisco tenía una capacidad de análisis muy buena y se dio cuenta”, según explica este vaticanista.
Los acuerdos entre el Vaticano y los gobiernos chino e indio consisten en “que acuerden el nombramiento de los obispos a cambio de que no persigan a los fieles”, explica el experto en historia y derecho de la Iglesia. Esta concesión de privilegios permite a la Iglesia clandestina de China dejar de esconderse. Mientras, en India, el problema persiste a manos de un primer ministro, Narendra Modi, nacionalista hindú que ampara atentados contra comunidades cristianas, así como musulmanas. “India tiene un derecho civil más desarrollado [que China]. El gobierno de las puertas al oeste no reprime las religiones, pero en la práctica lo está haciendo «Señala.
Continuidad o cambio
“El liderazgo del Papa refleja un mayor protagonismo internacional del Sur Global”, explica a este diario Emilio Blasco, de la Universidad de Navarra. “El Papa ha intentado mediar pero ha sido percibido justamente como una voz del sur global no alineada con Occidente”, por lo que tuvo más éxito en la mediación en el conflicto entre Chile y Argentina que en sus peticiones de paz para Gaza. “La extrema derecha lo ha visto como un enemigo, alguien demasiado social, y, por tanto, demasiado de izquierdas”, y eso a pesar de que ha medido sus palabras y los temas, por ejemplo, evitando el tema del aborto y centrándose en la misericordia por los pobres, pone como ejemplo Blasco. Una “apertura” de las bases que, sin embargo, se ha visto frenada por los constantes casos de abusos de eclesiásticos.
El legado más inmediato del Papa Francisco se materializará en la elección de su sucesor. Alrededor del 80% del llamado Colegio Cardenalicio, constituido por los cardenales con derecho a voto para la elección del futuro Papa, han sido designados por él mismo. El relevo es constante, ya que cuando un cardenal cumple 80 años debe ser relevado por alguien más joven en ese órgano electoral. “Priman los cardenales progresistas, luego los centristas, y los conservadores son minoría”, apunta Ignacio Molina, desde el Elcano.
Asimismo, la búsqueda de pluralidad en la Iglesia puede jugar en contra del Papa. Francisco fue el primer Papa procedente de América o del hemisferio sur desde el año 741 y el cónclave también tiene más cardenales de África y Asia que nunca antes. Sin embargo, “la Iglesia es más conservadora en estas regiones que en Europa y América Latina”, precisa Molina, algo que se puede volver en su contra. Con todo, los expertos coinciden en que el Papa Francisco ha dejado lo más cerrado posible su legado, ya que su enfermedad ha sido larga e incluso se creyó en una posible abdicación. Todo parece diseñado para la continuidad, pero habrá que ver qué sucede en las próximas semanas.
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