una familia al mando del potencial campeón nacional de la Defensa

La trayectoria de Escribano Mechanical & Engineering (EM&E) es el reflejo de una historia familiar forjada a pulso. Sus orígenes se remontan a 1989, cuando Ángel Escribano padre, tornero fresador de profesión, se quedó en paro a finales de los años 80. Con el objetivo de sacar adelante a su familia, decidió emprender y abrir un pequeño taller de reparación de frenos de disco en Coslada (Madrid). Lo hizo gracias al esfuerzo conjunto con su esposa, Constancia, quien vendió su mercería para aportar el capital inicial. Así nació lo que con el tiempo se convertiría en uno de los mayores referentes de la industria de defensa española.
Hoy es una multinacional con presencia en 25 países, 1.300 empleados y espera cerrar el ejercicio con una facturación de 400 millones de euros, un 66% más que en 2024 y cinco veces más que en 2022. La compañía madrileña la lidera en este momento el hermano menor de la saga familiar, Javier Escribano, quien asumió la presidencia de EM&E tras el nombramiento de su hermano mayor, Ángel Escribano, como presidente ejecutivo de Indra el pasado 20 de enero. Este relevo se produjo después de que Marc Murtra dejara la presidencia de Indra para incorporarse a Telefónica. Un efecto dominó que produjo la salida de José María Álvarez-Pallete de la operadora de telefonía donde el Estado controla un 10% de las acciones a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
El más reciente capítulo de esta historia familiar se conoció este jueves, cuando Javier Escribano declaró en exclusiva a El Periódico que «la empresa Escribano no está en venta y desde luego vale mucho más de 1.000 millones de euros», en respuesta a los crecientes rumores sobre una posible operación corporativa. No obstante, confirmó conversaciones preliminares de fusión con Indra. La tecnológica ha encargado a KPMG un informe para valorar esta posible integración.
El tema fue uno de los más comentados durante la presentación de la segunda edición del libro Régimen jurídico de la industria al servicio de la Defensa, celebrada en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN). El acto contó con la presencia de figuras clave del sector como la secretaria de Estado de Defensa, Amparo Valcarce, y el presidente de la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio (TEDAE), Ricardo Martí Fluxá. También acudieron el propio Javier Escribano y el director jurídico de Indra, Ángel de Álvaro, quien declinó hacer declaraciones al respecto.
Crecimiento imparable en 15 años
El verdadero punto de inflexión llegó en 2010, cuando decidieron dejar de producir bajo especificaciones ajenas para desarrollar tecnología propia. «Nos dimos cuenta de que no aportábamos valor y optamos por cambiar. Contratamos ingenieros para generar una cadena de valor completa», explicó Ángel Escribano padre. La pandemia fue también un auténtico revulsivo para la compañía, ya que desde el principio se puso a fabricar respiradores como otras empresas como Seat o la también madrileña Hershill.
Este crecimiento en los últimos 15 años le valió para irrumpir en el accionariado de Indra el pasado 15 de mayo de 2023 con el 3% de las acciones gracias a una inversión de 65 millones. Esta operación no quedó ahí y EM&E ya es el segundo mayor accionista de Indra, con el 14,3% de sus acciones, solo por detrás de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que ostenta el 25,15%. Además, los hermanos Escribano comparten el 100% del capital de EM&E, y mantienen participaciones del 16,33% en Tess Defence y del 40% en Sistemas de Misiles de España (SMS).
Proyectos clave como el vehículo de combate Dragón 8×8, el tanque VAC, el lanzacohetes SILAM, las fragatas F-110 o el desarrollo de armamento láser en el programa Sigilar —en colaboración con Indra, Navantia, Santa Bárbara, Sapa y Rheinmetall—, sitúan a EM&E en el núcleo de la defensa nacional y europea.
Con una calificación crediticia BBB, una sólida estrategia industrial y un liderazgo familiar cohesionado, la saga Escribano no solo ha hecho historia en la industria española, sino que se prepara para escribir su próximo capítulo: uno en el que la tecnología, la soberanía industrial y el apellido Escribano seguirán siendo protagonistas.
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