Starmer se enfrenta a la amenaza de la derecha populista en sus primeras elecciones locales como primer ministro

Las elecciones locales de este jueves en parte de Inglaterra serán la primera gran prueba de fuego para el primer ministro británico, Keir Starmer, desde su victoria en las elecciones generales del pasado julio. El líder laborista está tratando de contener el auge de la formación de derecha populista Reform UK con un discurso escorado a la derecha en materia migratoria, pero las encuestas apuntan a que el partido de Nigel Farage logrará muy buenos resultados en estos comicios, consolidándose como una alternativa a los dos grandes partidos en el Reino Unido.
Starmer ha anunciado varias medidas en los últimos días para mostrar mano dura contra la inmigración y captar la atención de los votantes más moderados. La última de ellas ha sido su intención de retirar el estatus de refugiado a las personas que cometan delitos sexuales, algo que se incluirá en el proyecto de ley de seguridad de fronteras que se está tramitando en el Parlamento y que se suma a un aumento de las deportaciones en los últimos meses. Algunos diputados laboristas de circunscripciones amenazadas por Reform UK consideran, sin embargo, que el Gobierno no está siendo lo suficientemente contundente e incluso han llegado a plantear una salida del Reino Unido de la Convención Europea de los Derechos Humanos para agilizar las devoluciones.
Amenaza para los ‘tories’
El Ejecutivo ha descartado ir tan lejos, consciente de que tiene poco que perder en estos comicios, celebrados en su mayoría en zonas mayoritariamente conservadoras de Inglaterra. De las 23 unidades administrativas que están en juego este jueves (de un total de más de 300), 19 están controladas por el Partido Conservador, mientras que sólo una está en manos de los laboristas. Los ‘tories’ obtuvieron muy buenos resultados en 2021, cuando el plan de vacunación del entonces primer ministro Boris Johnson estaba a pleno rendimiento y todavía no habían salido a la luz los escándalos que acabaron con su dimisión. El panorama es muy distinto cuatro años después, y todo apunta a que serán los conservadores los más penalizados en las urnas.
Los ‘tories’ controlan algo más de 900 de las cerca de 1.600 concejalías que se disputan este jueves, lo cual representa casi dos tercios del total. Las encuestas apuntan a que el partido de Kemi Badenoch podría perder cerca de la mitad, una cifra parecida a los representantes que ganaría Reform UK. Los laboristas mantendrán previsiblemente gran parte de las casi 300 concejalías que defienden, mientras que los liberaldemócratas y los verdes aspiran a mejorar sus resultados de 2021. En caso de confirmarse las previsiones, estas elecciones serán una muestra de la tendencia cada vez mayor hacia el multipartidismo en el Reino Unido y del fin de la hegemonía de los dos grandes partidos.
Posibles alianzas
Las malas perspectivas electorales para los conservadores han llevado a algunos miembros destacados del partido a reclamar posibles coaliciones con Reform UK tras los comicios. El portavoz de Justicia, Robert Jenrick —derrotado por Badenoch en las primarias del pasado noviembre— llegó a mostrarse a favor incluso de un acuerdo a largo plazo con el partido de Farage para evitar la división del voto de la derecha y una nueva victoria de Starmer en las elecciones generales de 2029. Las declaraciones de Jenrick, realizadas en un encuentro privado y filtradas posteriormente a la prensa, han provocado un terremoto interno en el partido y han obligado a Badenoch a negar cualquier tipo de negociación con la derecha populista.
La actual división de la derecha beneficiará previsiblemente a Starmer, aunque los laboristas también están siguiendo con preocupación los avances del partido de Farage, especialmente en Gales y en las zonas del llamado ‘muro rojo’ en el norte de Inglaterra. Además de lograr buenos resultados en las elecciones locales, Reform UK también aspira a ganar este jueves un escaño en la Cámara de los Comunes por la circunscripción de Runcorn and Helsby, situada a las afueras de Liverpool, donde se celebran elecciones anticipadas tras la expulsión del laborista Mike Amesbury por agredir a un vecino a la salida de un pub el pasado octubre.
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