Europa ve en Ucrania un símbolo de la fragilidad de la paz en el aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial

En el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Europea (UE) ve en en la invasión rusa de Ucrania un símbolo de la fragilidad de la paz y la libertad en Europa, «que no puede darse por sentada», ni es jamás «permanente», ha dicho el presidente del Consejo Europeo, António Costa, durante una ceremonia de conmemoración en la sede de la Eurocámara en Estrasburgo.
«Han pasado 80 años pero la historia no ha acabado. De nuevo, la guerra ha vuelto a nuestro continente. De nuevo, hay ciudades siendo bombardeadas. De nuevo, hay civiles atacados y familias destrozadas», ha lamentado la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, durante la ceremonia de conmemoración del Armisticio en el hemiciclo.
«En lo que debería ser un día de paz, no podemos celebrar la paz en paz, porque la guerra ha vuelto a Europa tras la brutal e ilegal agresión de Rusia contra Ucrania», ha dicho también Costa. Para el portugués, el conflicto en Ucrania es «un ataque frontal» contra el derecho internacional, forjado tras la Segunda Guerra Mundial.
«Los ucranianos no están luchando solo por su tierra sino por la libertad, la soberanía y la democracia, de la misma forma que nuestros padres y abuelos lo hicieron entonces», ha añadido Metsola. Este Parlamento, ha dicho la maltesa, «siempre estará del lado de quienes buscan la paz y la libertad» y contra las tiranías.
Una paz justa
Durante su discurso en un debate previo sobre el apoyo de la UE a Ucrania, también la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha vinculado el fin de la Segunda Guerra Mundial al actual conflicto en el continente. «Ochenta años después, nos encontramos en otro momento decisivo de la historia de nuestro continente«, ha dicho la alemana.
Von der Leyen ha destacado la guerrá en Ucrania «llegará a su fin» pero también que «la forma en que termine dará forma a nuestro continente durante generaciones». Para la presidenta de la Comisión, «está en juego el futuro de los ucranianos, pero también el nuestro». Y advierte que un mal acuerdo «podría animar a Rusia a volver a por más».
La tarea para los europeos, ha dicho la presidenta de la Eurocámara, es la misma ahora que hace 80 años: «Honrar la memoria, proteger la democracia, preservar la paz, una paz justa, real y duradera». Costa ha matizado que esa paz no puede ser «un simple alto el fuego» o «una pausa entre ofensivas». Debe ser, ha dicho el presidente, una paz basada en «los principios de soberanía, integridad territorial y derecho internacional».
Costa ha dicho que el apoyo sin fisuras a Kiev de la UE no responde solo al derecho de Ucrania a defenderse, sino también a «un futuro sin miedo». Por eso el presidente destaca los esfuerzos de la «coalición de voluntarios» y también del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por alcanzar la paz, aunque con un toque de atención. «Juntos, los aliados transatlánticos deben volver a ser una fuerza del bien en el mundo», ha dicho Costa.
Un proyecto de paz
En la ceremonia, que ha tenido lugar en el hemiciclo del Parlamento Europeo en Estrasburgo, han participado además de Metsola y Costa, tres veteranos de la Segunda Guerra Mundial. El presidente del Consejo Europeo ha llamado a celebrar a quienes lucharon ayer por la libertad en Europa, y mostrar solidaridad con los que luchan hoy. Costa ha descrito la Unión Europea, resultado del proceso de reconciliación que siguió al conflicto, como «uno de los proyectos de paz más exitosos de la historia de la humanidad».
Los enemigos de ayer, ha dicho el portugués, «se han convertido en socios» y las fronteras, «antaño trazadas con sangre», se han convertido en puentes. El presidente ha insistido en cualquier caso en que «la memoria por sí sola no basta» sino que debe ser «una misión». Si la historia nos ha enseñado algo, ha subrayado, «es que la paz nunca puede darse por sentada. La paz nunca es permanente». Un mensaje del que se ha hecho eco Janusz Maksymowicz, quien participó en el levantamiento del gueto de Varsovia.
Maksymowicz ha insistido en que la libertad debe ser «protegida, celebrada y defendida» cuando está en riesgo. El veterano ha destacado que su presencia no deve servir para conmemorar la guerra sino como testimonio de la lucha contra el nacionalismo y en defensa del honor, la integridad y la tolerancia. «Sabemos lo que es luchar contra el nacionalismo solos», ha dicho Maksymowicz. «Sabemos cómo las ideologías despiadadas pueden dividir a las personas y a las naciones». Por eso, el polaco ha llamado a la defensa de una comunidad de naciones «que respete las tradiciones y culturas europeas de todos los pueblos que quieran vivir en paz».
La lucha por los valores no ha acabado sino que toma nuevas formas, ha añadido Maksymowicz, «pero su esencia es la misma. Por eso dejamos nuestra esperanza en vuestras manos«. Lo ha dicho mirando a los eurodiputados presentes en un hemiciclo que no se ha llenado para la ocasión.
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