La vivienda social ha dejado de ser para los más vulnerables y cada vez agrupa más clase media
Xavier Vilajoana (Barcelona, 1973) es presidente de Construmat —el salón que hoy abre sus puertas en la Fira de Barcelona—, máximo responsable de APCEspaña y CEO del Grupo Euroconstruc, con presencia en España, Brasil, Argelia y Marruecos. Su agenda cruza lo empresarial con lo institucional, lo local con lo internacional, lo técnico con lo político. Por eso, cuando habla del sector de la construcción, lo hace desde todos los frentes posibles. Graduado en Ingeniería Industrial en la UPC, antes de ocupar cargos en las principales patronales del ladrillo, fue directivo del FC Barcelona y también futbolista.
En un momento clave para el sector, Vilajoana se sienta con EL PERIÓDICO para conversar sobre el nuevo rumbo de Construmat, los retos de la industrialización, el papel de la innovación y el precio de la vivienda, que —como él mismo subraya— empieza a estar cada vez más ligado al auge de la vivienda social. «La novedad es que ahora una gran parte de la vivienda asequible se destina a la clase media, que es la mayoría de la sociedad”, apunta.
Este martes Construmat abre sus puertas en su 25ª edición. ¿Qué importancia tiene para el sector?
Es la edición de la reconsolidación. Después de la pandemia y de la crisis que le prosiguió, cuando asumí la presidencia hace tres años, uno de los objetivos era llegar hasta este punto. Ya hemos recuperado un buen volumen, y creemos que este es el año en que se consolida definitivamente.
¿Qué previsiones manejan?
Las entradas vendidas ya superan los 22.000 visitantes, frente a los 21.000 que tuvimos el año pasado. Además, este año contamos con 350 expositores —frente a los 314 de 2024— y una superficie expositiva de 12.000 metros cuadrados, un 15% más grande que el año anterior.
Un 35% de esos expositores son marcas internacionales, con Turquía como país protagonista.
Nos basamos en las relaciones y el interés generado en años anteriores. Ankara tiene un papel fundamental en la construcción del nuevo Spotify Camp Nou de Limak Holding, o en el proyecto residencial sostenible Ion Riva en Estambul de Kalyon Cities. Como país estrella contará con una ponencia en el Sutainable Building Congress y traerá 20 empresas expositoras. Siguiendo la tendencia del año pasado, con Marruecos como invitado estrella, el foco está puesto en el arco Mediterráneo.
Xavier Vilajoana, presidente de Construmat, en su oficina en Barcelona / Irene Vilà Capafons
Esta edición pone el foco en la vivienda social. ¿Cambia el perfil de los visitantes?
No. El salón mostrará todo aquello en lo que se ha estado trabajando y ofrece una ventana al futuro, incluyendo las tendencias que marcarán la dirección del sector: tanto asequibles como de lujo. Es una feria muy transversal, donde están presentes todos los subsectores. Servirá para dar visibilidad a todas las innovaciones, que son uno de los valores añadidos de Construmat.
¿Cómo ve el sector este giro hacia la vivienda asequible?
Las empresas estamos preparadas para cualquier tarea. La vivienda asequible no es nueva, llevamos años construyéndola. De hecho, el 80% de la vivienda asequible en España la han hecho promotores privados. La novedad es que ahora una gran parte se destina a la clase media, que es la mayoría de la sociedad. Como se han hecho pocas, hay que hacer más esfuerzo ahí. Eso sí, sin dejar de lado el resto de demandas sociales. No sería bueno centrarse solo en un tipo de producto y olvidarse de los demás.
«No solo se trata de construir más, sino de construir mejor» dijo usted durante la presentación de la feria. ¿Cómo se consigue?
Ese es uno de los grandes retos que tenemos por delante.
¿No se está construyendo bien ahora?
No, lo que digo es que cada día se debe construir mejor, en todos los sentidos: desde los materiales que se utilizan, su trazabilidad, incluir más reciclados para fomentar la sostenibilidad hasta reducir el uso de carbono. Son tareas acumulativas que ya se vienen haciendo. Lo complicado es que estos avances técnicos conllevan costes. Pero cuando el mercado esté saturado de esta oferta más sostenible, los precios acabarán bajando.
Xavier Vilajoana, presidente de Construmat, en su oficina en Barcelona / Irene Vilà Capafons
Barcelona es un caso particular. Su área metropolitana concentra 9 de los 10 kilómetros cuadrados con más densidad de población de Europa. ¿Hay espacio para construir más?
Madrid y Barcelona tienen dos geografías muy diferentes, por eso, su comparación debe hacerse con criterios equivalentes. La capital madrileña tiene 3,5 millones de habitantes, Barcelona 1,7. Si tomamos el ámbito metropolitano de la capital catalana ya nos situamos en términos más equiparables. Ahora bien, pensar en la ‘Gran Barcelona’ de los 5 millones de habitantes significa mejorar infraestructuras y red de comunicaciones. Las distancias deben medirse en minutos, no en kilómetros, solo así podremos comparar ambas ciudades. Claro que la regulación no ayuda…
¿Qué cambios regulatorios cree que son más urgentes?
Desde el sector estamos negociando desde hace tiempo la modificación de la ley que obliga a destinar el 30% de las nuevas promociones a vivienda protegida. También pedimos flexibilizar los cambios de uso del suelo, especialmente en solares obsoletos o en locales comerciales en plantas bajas que ya no tienen salida en el mercado. Si se pudieran transformar en vivienda, estaríamos dando pequeños pasos que, en conjunto, aliviarían el problema.
La actual crisis de vivienda también ha puesto el foco en la gestión del turismo o en el alquiler y compraventa de vivienda por parte de extranjeros.
Barcelona es una ciudad cosmopolita, reconocida mundialmente. Aquí se celebran congresos, viene gente a estudiar… Es un error cerrarse a un solo tipo de demanda. ¿Dónde ponemos el límite? ¿En los que vienen de Madrid? ¿De Europa? ¿De Estados Unidos? Ofrecemos todo tipo de producto y tiene que haber espacio para todos. El problema es que se construyen muchos menos hogares de los que se necesitan, por eso hay que aumentar la oferta.
El sector tiene varios retos internos, uno de ellos es la atracción de talento joven.
Estamos organizando encuentros y charlas en centros de formación. En el salón tendremos un área de workshops para que los jóvenes puedan probar el trabajo de obra. Se está haciendo mucha pedagogía y mucha formación. El salario medio del convenio laboral de la construcción está por encima del de otros sectores. Hay que saber convencer para que vengan a trabajar con nosotros.
Xavier Vilajoana, presidente de Construmat, en su oficina en Barcelona. / Irene Vilà Capafons
Además, la construcción es uno de los sectores con una tasa de la productividad más baja, solo por delante de la hostelería.
Implementar cambios no es rápido. Es un sector muy complejo, con muchos actores. Las empresas están haciendo su trabajo, y con el crecimiento de las fintech y las constructoras en los últimos años, esa transformación se notará.
¿Falta apoyo público?
El compromiso de la administración nunca sobra. El problema es que durante muchos años se ha invertido muy poco en políticas de vivienda, y ahora ponerse al día cuesta.
Recientemente, se ha aprobado un nuevo PERTE de vivienda industrializada.
Está bien que se invierta en industrialización y que se fomente el debate. Lo que no es positivo es obsesionarse con un solo segmento y olvidar los demás.
Para terminar, ¿qué logros destacaría del sector?
La apuesta por una construcción más sostenible. También la introducción de la «biohabitabilidad», es decir, poner en relieve la relación entre el lugar donde vivimos y nuestra salud mental. Todo tiene un impacto: cómo se diseña y se construye influye directamente en la vida de las personas, tanto en oficinas como en viviendas.
Construmat: un espejo del ladrillo
El salón internacional de la Construcción siempre ha sido un fiel reflejo de la situación del sector. En 2007, coincidiendo con la burbuja inmobiliaria, Construmat ocupaba 155.000 metros cuadrados, un 10% más que la edición de 2005, reunía a 4.500 expositores y más de 280.000 profesionales en la Fira de Barcelona. En aquel entonces, en España, se visaban casi un millón de viviendas, el empleo en construcción superaba el 13% del total, y los salarios del sector representaban uno de cada ocho euros pagados en nóminas.
Este 2025 llega con otro guion, y el objetivo a medio plazo está puesto en recuperar las cifras pre pandemia: en 2019 acudieron 54.000 visitantes. Este año se espera que Construmat cierre con 350 expositores y algo más de 22.000 visitantes. La superficie crece un 15% respecto al año pasado, pero ya sin aspiraciones de récord. El sector se ha encogido notablemente, genera solo el 7% del empleo y busca reinventarse con industrialización, rehabilitación e innovación.
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