Trump escoge un plan para sustentar el escudo espacial de defensa “cúpula dorada”
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este martes “la selección de una arquitectura” para desarrollar su ansiado escudo antimisiles, un sistema de defensa que ha bautizado como “cúpula dorada” que combinará sensores, satélites e interceptores de misiles, incluyendo en el espacio, para proteger al país de amenazas tecnológicamente avanzadas de adversarios como China, Rusia, Irán o Corea del Norte.
En una comparecencia en la Casa Blanca junto al Secretario de Defensa, Pete Hegseth, Trump ha dicho que destinará inicialmente 25.000 millones de dólares para este proyecto, cuyo coste total ha estimado en 175.000 millones. Los cálculos de la Oficina de Presupuestos del Congreso, no obstante, son que puede llegar a ascender a más de 800.000 millones en los próximos 20 años, con más de 500.000 millones solo para las capacidades espaciales.
Los 25.000 millones anunciados hoy por Trump son una cantidad que el mandatario, en un momento de recortes, ya había incluido en la propuesta presupuestaria anual que aún debe ser aprobada por el Congreso, donde las cuentas generales han encontrado de momento inusitada pero firme resistencia de algunos republicanos, lo que ha obligado al presidente este martes a acudir a Capitol Hill para presionar intentando su aprobación, que no está garantizada.
Un zar alerta contra “adversarios muy capaces”
Trump., que minimiza las críticas que señalan al elevado coste del proyecto así como a quienes creen que tiene el potencial de provocar una escalada en la carrera de armas en el espacio, ha anunciado en la comparecencia el nombramiento como “zar” para supervisar el desarrollo de la “cúpula dorada” del general Michael Guetlein.
El actual número dos de la Fuerza del Espacio que el republicano estableció en su primer mandato es un general de cuatro estrellas con experiencia en sistemas de misiles, adquisiciones y capacidades armamentísticas emergentes que en los últimos meses ha estado haciendo sonar alarmas sobre la “enorme cantidad de amenazas” que están surgiendo de adversarios.
Este martes, en el Despacho Oval, Guetlein ha insistido en esa idea de que “los adversarios de EEUU se han vuelto muy determinados y capacitados para poner en riesgo el territorio” estadounidense. “Mientras nos concentrábamos en mantener la paz en el extranjero han modernizado sus fuerzas nucleares y han construido misiles balísticos capaces de portar varias cabezas, misiles hipersónicos capaces de atacar EEUU en una hora y viajar a 10.000 kilómetros por hora, misiles de crucero que pueden esquivar nuestros radares y nuestras defensas, submarinos que pueden aparecer en nuestras costas y, peor aún, armas espaciales”, ha dicho.
Falta de detalles
El 27 de enero Trump firmó una orden ejecutiva en la que pidió que se le presentaran opciones para el sistema de defensa, que ha imaginado al estilo de la “cúpula de hierro” de Israel (de hecho inicialmente lo bautizó “cúpula de hierro para EEUU”) pero con dimensiones mucho mayores. Aunque el plazo de 60 días que dio se superó ya en marzo, finalmente se pusieron recientemente sobre su mesa tres opciones para desarrollar la arquitectura y el plan de implementación y ha elegido una de ellas, que según medios estadounidenses es la intermedia que se le planteó en extensión y presupuesto.
Aunque en el acto de este martes no se han dado todos los detalles, fuentes de la Casa Blanca y otras informaciones de prensa habían avanzado que combinará programas que ya existen del Pentágono y otras tecnologías en desarrollo, incluyendo sensores y armas basadas en el espacio que aún están en desarrollo y no han sido probadas.
El escudo de Trump, según ha explicado por ejemplo AP, combinaría sistemas de tierra y espaciales capaces de detectar e interceptar misiles en las cuatro fases de un ataque potencial: antes de un lanzamiento, en la etapa temprana de vuelo, a mitad de vuelo o en los últimos minutos conforme descienden hacia su objetivo.
Según fuentes de ‘The Wall Street Journal’ Trump ha pedido que se de prioridad a completar las partes del sistema que puedan estar acabadas antes de que termine su mandato.
Bonanza para el sector privado
El sistema de defensa planteado por Trump plantea una potencial bonanza para el sector privado, y empresas como Space X, de Elon Musk, Palantir y Anduril ya han presentado propuestas directamente a Hegseth, según ha avanzado también la prensa.
Esas tres compañías, según reveló Reuters el mes pasado, están colaborando en un proyecto para construir una constelación de satélites, entre 400 y mil que orbitarían la Tierra y que serían capaces de seguir a misiles hostiles y ponerlos en la diana, componiendo la llamada “capa de custodia”, que provee las funciones de sensores. Según la agencia, hay otros grandes actores como Boeing presentando propuestas y más de 180 empresas han mostrado interés al Pentágono en trabajar en el proyecto.
El relevo de “la guerra de las galaxias” de Reagan
La cúpula de Trump llega más de cuatro décadas después de que Ronald Reagan presentara en 1983 su Iniciativa de Defensa Estratégica, un programa que rápidamente se popularizó como «la guerra de las galaxias” y que planteaba un escudo de misiles para proteger a EEUU de misiles balísticos intercontinentales.
Aunque aquel proyecto se minimizó y se quedó sin financiación tras el colapso de la Unión Soviética, en seis años recibió 30.000 millones de dólares y se considera que plantó las semillas de la alta tecnología de defensa. “Estaremos completando el trabajo que Reagan empezó hace 40 años, acabando para siempre con la amenaza de misiles al territorio de EEUU”, ha dicho Trump, que este martes ha declarado que en sus conversaciones con el presidente ruso, Vladimir Putin, con quien habló por última vez el lunes, no ha abordado el desarrollo por parte de Moscú de un arma nuclear espacial. «No lo hemos hablado aún pero en el momento adecuado lo hablaremos«, ha dicho.
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