La oposición a la guerra en Gaza crece entre la sociedad israelí y lastra el apoyo a Netanyahu
Con un Ejecutivo capitaneado por el primer ministro, Binyamín Netanyahu, rodeado de aliados ultraderechistas partidarios de la violencia, la campaña militar de Israel contra la Franja de Gaza sigue intensificándose. En cambio, en la sociedad israelí se mantiene al alza la oposición a la ofensiva y la exigencia de poner fin a las bombas para poder liberar a los 58 rehenes que siguen en el enclave palestino.
La última encuesta del Canal 13 israelí, publicada este martes y realizada por el instituto Maagar Mochot y Stat-Net, desvela esta realidad a voces. Alrededor del 67% de los ciudadanos apoya el fin de la guerra en Gaza a cambio de la liberación de los secuestrados. Sólo el 22% de los encuestados se opone a este acuerdo, siguiendo la línea del Gobierno. Tras el inicio de la actual ofensiva, el 7 de octubre de 2023, en respuesta al brutal ataque de Hamás, el porcentaje de israelíes partidarios de parar el conflicto era del 20,9%. A la vez que se publicaba este sondeo, Netanyahu ha llamado de regreso a Israel a los miembros de alto nivel de su equipo negociador que llevaban una semana en Doha enfrascados en intensas conversaciones para lograr un acuerdo de tregua.
Con estos datos sobre la mesa, Netanyahu ha asegurado este martes que está dispuesto a un «alto el fuego temporal» para facilitar el regreso de los secuestrados, de los cuales ha afirmado que 20 siguen vivos «con total seguridad». En una rueda de prensa, el primer ministro israelí también ha reiterado que su Ejército controlará «toda la Franja de Gaza» al término de la ofensiva a gran escala lanzada el pasado sábado y ha insistido en que se debe «evitar una crisis humanitaria» en el enclave para conservar la «libertad de acción operativa», en un momento de creciente presión internacional en contra.
Camino de «un Estado paria»
Dentro de Israel también está subiendo la contundencia de la voces críticas. El exprimer ministro Ehud Olmert ha denunciado a BBC News que lo que Israel «está haciendo ahora en Gaza es muy parecido a un crimen de guerra». Esta es «una guerra sin propósito, una guerra sin posibilidad de lograr nada que pueda salvar las vidas de los rehenes», ha declarado. «Israel está camino de convertirse en un Estado paria, como lo fue Sudáfrica, si no volvemos a actuar como un país sensato», ha advertido el izquierdista Yair Golan, líder del opositor partido Demócratas y exsubjefe del Estado Mayor del Ejército israelí. «Un país sensato no lucha contra civiles, no mata bebés como pasatiempo y no se propone expulsar poblaciones», ha añadido en una entrevista este martes, desatando la indignación en todo el espectro político. Hasta la oposición ha condenado sus palabras: esta afirmación es «un regalo para los enemigos», ha afirmado su líder, Yair Lapid.
A pesar de su defensa de un acuerdo de alto el fuego y su animadversión al Gobierno, Lapid ha insistido en su «apoyo al Ejército israelí y a sus combatientes». El pacifismo ya no existe en Israel. Por eso, el apoyo a la ofensiva ampliada en Gaza está más dividido: un 44% de los israelíes están a favor y otro 40% en contra, según la encuesta del Canal 13. Por otra parte, cada vez hay menos interés en que Israel gobierne Gaza tras el final de la guerra. En un sondeo previo al fin de la tregua dinamitada por Israel, el Pew Research Center, un ‘think tank’ con sede en Washington, desveló que sólo un tercio de los israelíes creían en esa posibilidad. Hace un año, esta opción era la preferida por el 40% de los encuestados.
Mella en los sondeos
La continuidad en el tiempo del conflicto, que compromete la vida de decenas de miles de reservistas, y el impacto en la imagen pública a nivel global empiezan a hacer mella en los apoyos políticos. Si ahora mismo tuvieran lugar elecciones, la coalición de Netanyahu no las ganaría y obtendría sólo unos 50 escaños (ahora tiene 64) de los 120 que componen la Knesset, el Parlamento israelí, según la encuesta del Canal 13. El Likud del primer ministro perdería 12 escaños y se quedaría con 20, mientras el nuevo partido liderado por el exprimer ministro Naftali Bennett se erigiría como la formación con más diputados, con 29 escaños.
La oposición obtendría 41 asientos en el hemiciclo. Los Demócratas de Golan, resultado de la fusión entre los laboristas y el izquierdista Meretz, ganarían ocho diputados en la Knesset. Por contra, el centrista partido Yesh Atid, liderado por el actual líder de la oposición, Yair Lapid, sólo obtendría siete, una fuerte caída respecto de sus 24 actuales.
Los grupos ultraderechistas, fieles aliados de Netanyahu y garantes del actual Gobierno, se mantendrían. La formación del colono radical y ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, Sionismo Religioso, perdería dos escaños, pero los ganaría su aliado, el Poder Judío, liderado por el polémico ministro de Seguridad Nacional, el extremista Itamar Ben Gvir.
Suscríbete para continuar leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí