TURISMO BALEARES | Baleares se enfrenta al reto de reformar su modelo turístico ante la masificación
Caló des Moro, en Santanyí, es una de las calas con más encanto de Mallorca, a pesar de sus reducidas dimensiones o quizá por ello mismo. Sea por una causa o por otra, lo cierto es que en los últimos años la imagen de este recóndito rincón de la isla se cotiza y mucho. Influencers de toda España e incluso del resto de Europa hablan de sus atractivos en las redes y ello propicia que, verano tras verano, se formen largas colas de vehículos conducidos por turistas -toalla y cámara en mano- para dar con la famosa cala. A tal extremo ha llegado la situación que la propia alcaldesa de Santanyí, María Pons, convocó en junio del pasado año una rueda de prensa para solicitar a medios de comunicación, influencers y youtubers que no hablaran más del Caló des Moro en sus canales para evitar el efecto llamada.
Es un botón de muestra de la situación que viven numerosos enclaves de indudable atractivo para los turistas en el conjunto del Baleares. Y es asimismo un ejemplo de que, a menudo, la convivencia entre residentes y visitantes, de la que siempre ha hecho gala la comunidad, corre el riesgo de enturbiarse o de hacerse menos amable.
Buscar el equilibrio
La vicepresidenta ejecutiva de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), María José Aguiló, recuerda precisamente que «una característica diferencial de las islas es que siempre ha sido una tierra de acogida, de bienvenida y de hospitalidad hacia los turistas». «Esto puede estar cuestionado en nuestros días, aunque yo diría que lo está por parte de unas voces minoritarias -aunque tengan su eco-, porque al final el cliente manifiesta haber tenido una experiencia turística positiva. Y debemos trabajar todos para que eso siga siendo así, debemos apostar por el equilibrio y la convivencia de una forma seria y responsable. En este sentido, debemos tener claro cuál es el modelo por el que apostamos», añade. Y, precisamente, el próximo jueves, 29 de mayo, ‘activos’, el suplemento económico de Prensa Ibérica, celebrará una jornada con distintos expertos para evaluar la situación turística en Baleares. La cita es en Can Tàpera, en Palma.
Desde el punto de vista turístico, los registros de Baleares vienen siendo de récord en los últimos años. Tras la pandemia y la vuelta a la normalidad, las cifras de negocio, de visitantes, de rentabilidad económica y de empleo, entre otros muchos parámetros, no han dejado de crecer año tras año, y en esa línea ascendente apunta la temporada 2025, recién iniciada.
Un grupo de turistas en el Parc de la Mar de Palma. / ‘activos’
En plena encrucijada
Al observar los números sin contexto y sin marco, se ve el escenario ideal para un sector que, desde los años 60 del siglo pasado, ha sido el gran motor de la economía balear y uno de los referentes en España y en el mundo. Sin embargo, la comunidad vive en una gran encrucijada respecto al turismo que afecta al presente y al futuro inmediato, por cuanto el impacto del sector no se produce únicamente en términos económicos, sino también en consumo de recursos (agua y energía, sobre todo) y de territorio. Baste decir en este sentido que Baleares, con una población de 1,2 millones de habitantes, recibió en 2024 un total de de 18,7 millones de turistas. Es decir, por cada residente llegaron 15 turistas.
Así las cosas, el Gobierno de Marga Prohens constituyó en mayo del pasado año el denominado Pacto Social y Político para la Sostenibilidad Económica, Social y Ambiental de las Islas Baleares, cuyo recorrido no está siendo fácil dados los distintos intereses de sus actores. Sea como fuere, el Ejecutivo regional es consciente desde el inicio de la legislatura de que hay que poner límites para minimizar el peaje del turismo y para que, entre otras cosas, la convivencia entre turistas y residentes sea fluida.
El escenario de alojamiento turístico ha variado sustancialmente en los últimos años con la irrupción (en Baleares y en todo el mundo) del alquiler vacacional, sujeto a mucha controversia y a distintas medidas regulatorias por parte de las administraciones competentes en la materia. Máxime cuando algunas voces ven en esa nueva forma de alojamiento uno de los principales factores con que explicar las grandes dificultades de acceso a la vivienda en Baleares, principalmente en Mallorca e Ibiza, ya sea en régimen de propiedad e incluso de alquiler. Esta es la comunidad autónoma en la que más caro resulta comprar una vivienda, con un precio medio de 3.671 euros por metro cuadrado. Esta situación propicia que se incremente la dificultad de contratar mano de obra para el propio sector, una cuestión que preocupa seriamente a los empresarios hoteleros, de restauración y de comercio.
Diferentes caminos
Los distintos actores del turismo balear son conscientes de que hay que trabajar para dar pasos firmes y al frente con el fin de garantizar que la gallina de los huevos de oro de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera lo siga siendo en los próximos años y décadas, así como para las nuevas generaciones. Hay consenso al respecto, como también lo hay en el sentido de apostar por un turismo sostenible desde el prisma social y medioambiental. En este sentido, la emergencia climática y la Agenda 2030, aprobada por la ONU en 2015, exigen actuar sin demora. Otra cosa distinta es hablar de los caminos que se proponen para establecer el rumbo a seguir; ahí, los distintos interlocutores exponen puntos de vista a menudo divergentes y, en ocasiones, hasta antagónicos.
Turistas con maletas en el centro de Palma. / ‘activos’
A la pregunta «¿Qué camino debe seguir Baleares para seguir siendo referencia en el ámbito turístico?», el conseller de Turismo del Gobierno balear, Jaume Bauzà, razona: «Baleares debe emprender -y ya hemos empezado a hacerlo- dos caminos paralelos: uno, combatir la oferta turística ilegal -la verdadera lacra en nuestra comunidad-, y dos, la apuesta decidida por la sostenibilidad en todos sus ámbitos. ¿Cómo? En el ámbito de nuestras competencias, destinando recursos a los consells para que puedan invertir en inspección para combatir la oferta ilegal, que es la que satura, y ayudando a los ayuntamientos a mejorar zonas turísticas, incluso con adquisición de edificios obsoletos para reconvertir en zonas verdes o simplemente esponjamiento. Otro ejemplo es la aplicación del reciente decreto de medidas de contención turística referentes a modernización y cambio de uso exprés, pudiendo destinar edificios hoteleros obsoletos a vivienda a precio limitado».
Acerca de la posibilidad de morir de éxito, Bauzà responde rotundo: «No, no corremos ese riesgo, siempre y cuando destinemos todos nuestros esfuerzos en la lucha contra la oferta ilegal. Y cuando digo ilegal me refiero a la oferta alojativa, de transporte o de guías turísticos, entre otros. Esa es la auténtica lacra. Los únicos que pueden poner nuestra modelo en riesgo son aquellos que actúan al margen de la ley; los demás, tanto Administración como empresarios, somos plenamente conscientes de que hay que trabajar para ser cada día más sostenibles y tener en cuenta que nuestros recursos naturales son limitados, por tanto, hay que poner recursos para combatir externalidades como las ligadas al ciclo del agua y al medio natural».
En el foro Perspectivas del sector hotelero español, organizado por ‘activos’ en Barcelona el pasado 4 de abril, Simón Pedro Barceló, copresidente de Grupo Barceló, subrayó el papel del urbanismo en la localización hotelera. «Hay una capacidad de carga máxima que se debía haber establecido hace años, pero no se hizo y ahora sufrimos las consecuencias», aseveró, y añadió: «A nadie hoy se le ocurriría implantar una actividad industrial al lado de un colegio o de una zona residencial. Llevamos 20 años animando a que en las zonas residenciales no se establezca la actividad turística, y eso es malo para la comunidad de vecinos y para el conjunto de la sociedad, además de originar unas tensiones alrededor de la vivienda que no se habían visto jamás. Animamos a las autoridades a que haga cumplir la regulación».
Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, María José Aguiló manifiesta que el camino a emprender para que Baleares siga siendo un referente en el ámbito del turismo pasa por «seguir apostando por la calidad y la seguridad». Y argumenta en este sentido: «En nuestra comunidad tenemos un atributo que nos diferencia respecto a otros destinos competidores, la seguridad. Y hablo de la seguridad entendida en un sentido transversal, no solo en la parte cívica, sino también sanitaria y aquella que ofrece al turista una oferta reglada, desde el propio alojamiento hotelero, con todo tipo de parámetros: en la alimentación, en las instalaciones, en la protección de datos… Todo esto es porque prestamos un servicio muy profesionalizado, cumplimos la normativa e incluso en ocasiones vamos más allá».
La saturación, vista por el Ejecutivo regional y la entidad ecologista GOB
«Todo es según el color del cristal con que se mira», reza la célebre frase. Es aplicable a la distinta visión que, sobre la saturación turística en Baleares, tienen el Ejecutivo regional y el GOB, la entidad ecologista de referencia en la comunidad al liderar la preservación de distintos enclaves del territorio.
Así, el conseller de Turismo del Gobierno autonómico, Jaume Bauzà, admite que puede hablarse de saturación «en determinados momentos de la temporada turística, en determinadas circunstancias y en determinados lugares». Pero añade: «Si se quiere hacer ver que todo está saturado, en cualquier momento y circunstancia, rotundamente no».
Con la misma rotundidad, pero en sentido contrario, se manifiesta la portavoz del GOB, Margalida Ramis: «La saturación no responde a criterios subjetivos. Son datos: de pasajeros, de coches de alquiler, de consumo de agua, de territorio e incluso de compraventa inmobiliaria».
Calidad y seguridad
Aguiló afirma que «calidad y seguridad son dos premisas primordiales, tanto en el propio sector como en términos de destino». «Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, venimos hablando desde hace una década de crecimientos cualitativos en lugar de crecimientos cuantitativos», recalca. La vicepresidenta de la entidad pone en valor el esfuerzo de la planta hotelera para renovarse y ofrecer una mejor calidad al cliente. Y destaca que, desde 2014, en Mallorca, los hoteleros han invertido más de 3.500 millones de euros en mejoras, buena parte de ellas en el terreno de la sostenibilidad, «en ámbitos tales como la eficiencia energética, el control de los consumos y el aprovechamiento de los recursos hídricos».
Para el vicepresidente del Consell de Ibiza, Mariano Juan, «el turismo, tanto en Ibiza como en el conjunto de Baleares, es generador de riqueza, pero -como todas las industrias- tiene también sus externalidades negativas». «Bajo mi punto de vista -prosigue-, el reto principal de la industria turística en la isla es la especialización -me refiero, entre otros, a potenciar el turismo gastronómico, el turismo cultural…- y la apuesta por la calidad frente a la cantidad. En Ibiza, desde hace 15 años se han reducido establecimientos turísticos equivalentes a 9.000 plazas, y eso es una muestra de que el propio mercado ha apostado por aumentar categorías de hoteles, con lo cual pierden plazas pero aumentan la rentabilidad turística».
En la misma línea argumental, desde la Associació d’Habitatges Turístics de Balears (HABTUR), su gerente, María Gibert, sostiene: «Es fundamental apostar por la experiencia genuina del destino; nuestra cultura, nuestra gastronomía y nuestro paisaje son los mejores. Y, sobre todo, tenemos que erradicar el turismo de borrachera». Asimismo, subraya las bondades del alquiler vacacional: «Durante mucho tiempo hemos deseado la desestacionalización y la democratización de los ingresos del turismo. Nuestro sector, por fin, ha traído esto. Se reparte la riqueza entre muchos -propietarios, comercio de proximidad, restauración, oferta cultural…-, por no hablar de los puestos de trabajo que se crean indirectamente y de mayor calidad. No estamos en contra del sector hotelero, todos cabemos en el sector alojativo de esta tierra; lo que ocurre es que los hoteleros tienen que aprender a compartir los beneficios. Creemos también que no todos los hoteleros piensan como el señor Gabriel Escarrer [presidente y consejero delegado de Meliá Hotels International, una de los principales grupos hoteleros en el mundo]; Muchos respetan al sector e incluso se dedican a él. »
También buenos empleos
Por su parte, el secretario general de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo (FeSMC) de UGT Baleares, José García Relucio, indica: «Baleares es referente, turísticamente hablando, en España, en Europa y en el mundo. Varias empresas hoteleras mallorquinas se han expandido por todo el mundo, son punteras y reconocidas. Dicho esto, lo que defiende UGT es la apuesta por la calidad en todos los servicios relativos al sector -por tanto, no solo en hoteles, sino también en la oferta complementaria, en puertos y aeropuertos y también en el transporte por carretera…-. Y tiene que haber calidad de oferta y en el empleo, algo que olvidan los empresarios con demasiada frecuencia». Cabe destacar que en estas fechas se está negociando el nuevo convenio colectivo de hostelería en Baleares, referente en el sector para el conjunto del país. UGT solicita un aumento salarial del 19% para los próximos tres años.
Desde el GOB, entidad ecologista de referencia, su portavoz, Margalida Ramis, se muestra tajante: «El turismo debe asumir que se desarrolla sobre un territorio y sobre una sociedad que están en el límite. Por tanto, el sector debe asumir los límites y la necesidad de redimensionarse o se hará trampas al solitario y estará condenado a inmolarse. Mi pregunta es: ¿Su rentabilidad no tiene que tener límites?».
Baleares se suma a las manifestaciones del 15 de junio
Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera se sumarán a la manifestación que el próximo 15 de junio se llevará a cabo en distintos puntos del sur de Europa para pedir que se pongan límites al turismo. Así, la plataforma Menys Turisme, Més Vida publicó en la red social X (antes Twitter) el siguiente comunicado: «El día 15 de junio volvemos a salir a las calles de las cuatro islas, conjuntamente con otras ciudades del sur de Europa. No abandonaremos las calles hasta que nos hagan caso, saldremos las veces que haga falta para poder vivir dignamente en nuestra isla. ¡Ya basta!».
En la fecha señalada también se prevén manifestaciones en Nápoles, Valencia, Lisboa o Barcelona, planteadas por la red Sur de Europa contra la Turistificación. En esta ocasión, la atención se centrará en la lucha contra la explotación turística y la masificación urbana, y se denunciarán cuestiones como la escasez de vivienda y las precarias condiciones laborales de los empleados del sector turístico.
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