John Müller: El hombre sin memoria
José Enrique Serrano ha muerto, que durante años fue el prototipo del ‘fontanero’ de La Moncloa, ahora parece desacreditado por los Leires. Como sugerí MarxLa historia ocurre primero en serio y se repite como farsa. Mantengo en mi memoria una larga conversación … En el patio del Congreso con Serrano, quien era jefe del gabinete de dos presidentes socialistas, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Además de las orientaciones políticas, me pareció que atesoró una experiencia única en la gestión de los asuntos estatales, que valía la pena transmitir a las nuevas generaciones. Pero cuando sugeriste escribir sus memorias, él respondió: «Lo que es interesante no puedo decir y lo que puedo decir no es interesante».
Sin embargo, me dijo una magnífica anécdota sobre el impacto de la tecnología en la gestión del Centro de energía. Cuando le pregunté sobre las diferencias entre ser jefe de gabinete con Felipe o Zapatero, me dijo que lo más importante había sido la aparición del teléfono móvil, cuyo impacto nadie había calibrado correctamente.
En la época de González, el control de las comunicaciones estaba en la llamada Gabinete de telégrafoLa famosa centralita del Palacio del Gobierno, que todavía existe porque hay dos jefes más dos niveles de puestos de nivel 20 y 32 del Nivel 17, según la lista de la organización de septiembre de 2023. Las personas con las que el presidente quería hablar, así como todos los que querían hablar con él, tuvieron que pasar por este filtro. Cuando Felipe González irrumpió en la oficina de Serrano con una idea novedosa, no fue difícil rastrear su origen y genealogía: fue suficiente para pedir la relación de llamadas del presidente para saber quién podría haber transmitido una preocupación, una idea o un proyecto loco. Eso le permitió implementar un proceso de objetivación de intereses, que es esencial para que las políticas públicas sean impersonales y no obedezcan caprichos personales.
La llegada del teléfono móvil y más tarde desde el teléfono inteligente, terminó eso. Zapatero era un usuario móvil intensivo. Todos los días hablaba menos con la gente. Y muchas veces ingresó a la oficina de su jefe de gabinete con solicitudes que nadie sabía si era una ocurrencia, un ensueño o el fruto contaminado de un lobo. José Enrique Confesó que tuvo que invertir mucho tiempo en el escenario de Zapatero solo tratando de discernir cuál podría ser el origen de las preocupaciones del jefe de gobierno.
Estas anécdotas son muy reveladoras y descriptivas de dos tiempos históricos no tan distanciados. Especialmente muestran que los teléfonos móviles ingresaron a la presidencia del gobierno como en nuestras vidas, sin pedir permiso y sin protocolos. En la Casa Blanca de Before Trump, una conversación del presidente había sido imposible sin que alguien tomara notas. Que pasará con Chatgpt ¿En Moncloa? jmuller@abc.es
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