La Generalitat de Catalunya consigue la cesión durante cinco años de la marca Cuina Catalana, que estaba en manos privadas
La Generalitat de Catalunya podrá utilizar durante cinco años sin coste alguno la marca Cuina Catalana como paraguas para el paquete de iniciativas de promoción y difusión de la gastronomía en las que está trabajando, después de haber logrado, el pasado 26 de mayo, la cesión gratuita de este distintivo, que legalmente sigue perteneciendo a una entidad privada, la Fundació Institut Català de la Cuina i de la Cultura Gastronòmica.
En concreto, la propietaria de la marca es la emprenadora y activista cultural Pepa Aymamí, que la inscribió en 2001 en la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) y cuya titularidad renovó en abril de 2023. La ‘conselleria’ de Agricultura i Alimentació, que es la que ha logrado la cesión, quiere utilizarla como el sello bajo el que se agruparán distintas acciones de divulgación de la cocina tradicional catalana.
«Preservar y prestigiar el patrimonio gastronómico de Catalunya»
La marca Cuina Catalana ha desarrollado un logotipo propio, un sello de calidad que la fundación que la ostenta ha ido entregando a recetas, productos y establecimientos en los que se sirven estos platos. Este logotipo, elaborado con el asesoramiento de la Associació de Directors d’Art i Dissenyadors, es el que a partir de ahora pasará a gestionar la Generalitat para «preservar y prestigiar el patrimonio gastronómico de Catalunya, de manera que se pongan en valor sus rasgos propios, mediterráneos y saludables«, según destaca el acuerdo de cesión.
Logotipo de marca catalán Cuina / Fundació Institut Català de la Cuina i de la Cultura Gastronòmica
Aymamí ha explicado a este diario que se trata de una cesión «porque la Generalitat no puede comprar marcas». El pacto al que ha llegado con la administración pública es la «creación de un comité de gestión entre el equipo científico del Institut del Patrimoni Culinari [que también creó ella en 2018]El sector de la restauración y aquellos que consideran el ‘departamento’ «.
Proyectos de promoción de la cocina catalana con suerte dispar
Dice la emprenadora que creó la marca a principios de siglo «como herramienta identitaria del patrimonio culinario catalán, y todos los proyectos que se han creado para darle valor y rigor continúan vigentes». Aymamí ha señalado: «Mientras el cuerpo aguante, seguiré creando y coordinando proyectos que pueden ir fortaleciendo nuestra autoestima alimentaria«.
Al frente de la Fundació Institut Català de la Cuina i de la Cultura Gastronòmica, y blandiendo la marca Cuina Catalana, Aymamí llevó a cabo varios proyectos de promoción de la cocina catalana con suerte, recorrido y difusión mediática dispar: el tercer Congrés Català de la Cuina (que reunía a expertos vinculados a universidades) en 2018 y 2019, el intento fallido de convertirla en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, el portal de comercialización de productos agroalimentarios de Catalunya Gastroteca.cat y el trabajadísimo ‘Corpus del patrimoni culinari català‘ (2006), con más de 1.000 recetas y dos ampliaciones, que encargó a Toni Massanés, actual director de la Fundació Alícia.
Inflexible con su uso
Hasta esta cesión, Aymamí se había mostrado inflexible con el uso exclusivo de la marca Cuina Catalana. Ni siquiera cedía a las peticiones de organismos públicos que querían usarla. Pertenecía a la entidad que había creado y que dirigía ella, y hacía valer esa posición sin fisuras pese a que algún que otro colaborador cercano no entendía su postura. «Es que la cocina catalana es un concepto universal, no podía estar en manos privadas. Es como si el concepto cultura catalana no pudiera ser de uso público».
La activista cultural, enérgica a sus 80 años, responde: «Todos me critican por eso, pero ¿darías a tu hijo a los políticos si no crees en ellos? Ni siquiera la habría vendido porque para mí no tiene precio. Me ha costado mucho esfuerzo, y no solo económico, han sido 25 años luchando por ella». De ahí que haya tardado tanto en ceder y que hayan pasado dos años de negociaciones con el Departament d’Agricultura. De hecho, pudo firmar el acuerdo meses atrás, con el anterior Govern, pero Aymamí, siempre directa, explica por qué se negó: «No me dio la gana ceder la marca al anterior ‘conseller'».
«Si lo hacen mal, me volveré a quedar la marca»
Ha sido clave la figura de Joan Gòdia, director general d’Empreses Agroalimentàries, Qualitat i Gastronomia de la Generalitat, quien le inspira confianza. «Hasta que no he tenido garantías de que habrá continuidad a la hora de preservar la marca de garantía no he dado el visto bueno. Si lo hacen bien, renovaré la cesión dentro de cinco años, y si lo hacen mal, me volveré a quedar la marca. Y si yo ya no estoy, se la quedará el Institut del Patrimoni Culinari Català».
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