los juristas cuestionan la legalidad del ataque de Israel sobre Irán
El masivo ataque unilateral lanzado el pasado viernes por Israel contra Irán ha puesto en marcha una nueva guerra devastadora en la región, con el potencial de afectar a la economía mundial y de trascender sus fronteras, debido a los poderosos aliados que tiene cada bando. El Estado judío ha presentado su ofensiva como un “ataque preventivo” para impedir que la República Islámica pueda desarrollar armas atómicas y desatar “un holocausto nuclear” sobre Israel. Tanto la Comisión Europea, como EEUU, Alemania, Francia o el G7 no han tardado en defender el «derecho a la legítima defensa” de su aliado, pero todo hace indicar que una vez más han vuelto a pervertir de forma interesada el derecho internacional. De acuerdo con varios juristas consultados, el ataque de Israel “es un claro acto de agresión”, una “guerra ilegal” que socava las normas básicas del orden internacional con consecuencias imprevisibles para el mundo.
En el derecho internacional, el uso de la fuerza armada está estrictamente prohibido, salvo en dos supuestos: cuando lo autoriza el Consejo de Seguridad de la ONU al considerar que existe una amenaza para la paz mundial o cuando se produce en legítima defensa, como han argumentado Israel y sus aliados. “Para que un acto en legítima defensa sea legal, el derecho internacional exige que se haya producido un ataque real, actual o inminente”, explica Carmen Márquez, catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Sevilla. “En este caso, no se ha producido un ataque armado iraní contra Israel, ni se ha demostrado la existencia de una amenaza inminente en los términos estrictos que exige el derecho internacional. Por lo tanto, es un ataque contrario al derecho y un uso ilegal de la fuerza”, añade Márquez.
En términos similares piensa Ana Manero, también catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales, en su caso de la Universidad Carlos III. “Es un ataque claramente ilegal, un acto de agresión prohibido por el derecho internacional, en tanto que no llega en respuesta a un ataque armado previo ni hay evidencias de un posible ataque nuclear inminente por parte de Irán”, asegura a este diario. Una agresión militar, por tanto, como la de Rusia en Ucrania o la de Estados Unidos en Irak en 2003, cuando fabricó el pretexto de unas armas nucleares que no existían para justificar la invasión del país árabe.
Ninguna amenaza inminente
Tampoco la tesis del “ataque preventivo” o la “legítima defensa preventiva” se sostiene a ojos de los expertos. “Solo podría justificare para prevenir un ataque inminente, cuando el enemigo está realmente movilizando a sus tropas y medios armados, y está a punto de lanzar un ataque. Pero de lo que hablamos aquí es de un supuesto enriquecimiento de uranio por parte de Irán para producir armas atómicas”, asegura Jaume Saura, doctor en Derecho de la Universidad de Barcelona, especializado en las leyes de la guerra y la prohibición del uso de la fuerza. En ningún momento, la Organización Internacional para la Energía Atómica, que inspecciona regularmente las instalaciones nucleares iraníes, ha concluido que Irán haya desarrollado armas atómicas, por más que cuente con material fisible a unos niveles cercanos a los que necesitaría para hacerlo.
El propio Binyamín Netanyahu lo dejó claro en las primeras horas del ataque. “De no haber actuado, Irán podría haber producido un arma nuclear en muy poco tiempo. Podría ser un año o unos meses”, dijo el primer ministro israelí. La inteligencia estadunidense ha sido todavía más tajante. En marzo concluyó que Teherán no busca activamente armas nucleares y, aunque cambiara de opinión, necesitaría al menos tres años para producirlas y ensamblarlas, según fuentes de la inteligencia citadas por CNN.
Los expertos señalan que el derecho internacional no reconoce el derecho a la defensa preventiva frente a amenazas futuras no inminentes. “Este tipo de doctrina, impulsada por la Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU en 2002 [poco antes de la invasión de Irak]fue ampliamente rechazado por la comunidad internacional y consideró Incompatible con el artículo 51 de la Carta de la ONU «Márquez dice de la Universidad de Sevilla.
Crímenes de guerra
Una segunda línea de análisis entre los juristas internacionales, más próximos a la postura israelí, esgrime que su ataque debe entenderse en el contexto del conflicto armado que ambos países libran al menos desde octubre de 2023, con ataques cruzados puntuales, a los que Israel suma los de milicias proiraníes como Hizbulá o los rebeldes hutíes del Yemen. “Bajo esta perspectiva, no sería necesario justificar cada uso individual de la fuerza conforme al artículo 51 de la Carta de la ONU, sino analizar la operación en términos de necesidad y proporcionalidad”, explica Márquez.
Pero aun bajo esa premisa, añade, ambas interpretaciones conducen a un punto común. “El derecho internacional exige que cualquier uso de la fuerza sea necesario y proporcional respecto a los objetivos perseguidos, y ahí son más que cuestionables la magnitud y los objetivos del ataque israelí”. Una idea en la que abunda Manero desde la Universidad Carlos III. “Israel ha bombardeado objetivos civiles, como zonas densamente pobladas, plantas nucleares o centrales energéticas, así como la televisión pública iraní. Esos ataques contra objetivos civiles constituyen crímenes de guerra”.
Mohamed el Baradei, quien fuera jefe de la OIEA entre 1997 y 2009, se lo recordó al ministro de Exteriores alemán, después de que expresara su aparente complacencia sobre los “ataques selectivos contra instalaciones nucleares”. “¿Sabía usted señor que los ‘ataques selectivos contra instalaciones nucleares” están prohibidos bajo el artículo 56 del protocolo adicional de las Convenciones de Ginebra, del que Alemania es signatario?”. De hecho, cuando Israel atacó el reactor nuclear iraquí de Osirak en 1981, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad una resolución condenando enérgicamente el ataque como una violación flagrante de la Carta de Naciones Unidas y las normas del derecho internacional.
Pero eso fue entonces, como se ha visto ahora con la pasividad frente a los presuntos crímenes de guerra en Gaza, desde el uso del hambre como arma de guerra al castigo colectivo. Hoy son muchos los líderes occidentales que invocan el derecho internacial en unos contextos y lo retuercen de forma orwelliana en otros. El ejemplo más claro es el de Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea. Tras la agresión israelí, culpó a Irán de lo sucedido y afirmó el “derecho a defenderse” de Israel.
“Me parece impresentable”, dice Saura al respecto. “Solo Irán tiene en este caso derecho a la legítima defensa, dada la agresión armada que ha sufrido”. Manero es más diplomática. “Las declaraciones de Von der Leyen y otros dirigentes carecen de base normativa en el derecho internacional. Israel está violando sus normas imperativas y esas violaciones generan obligaciones para otros Estados de la comunidad internacional, incluida la UE. Entre ellas, el no reconocimiento ni la ayuda para el mantenimiento de esta situación”. Justo lo contrario a lo que están haciendo.
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