Kilmar Abrego Garcia, el deportado ilegalmente por Trump a El Salvador, denuncia torturas en CECOT, la infame prisión de Bukele
“Bienvenido a CECOT. Quien entra aquí no sale”. La frase la escuchó Kilmar Abrego García de un guardia del Centro de Confinamiento del Terrorismo de El Salvador el día de marzo en que llegó deportado ilegalmente desde Estados Unidos por Donald Trump. Su caso, en el centro de intensas batallas legales, sí le ha permitido salir de la infame prisión para pandilleros abierta por Nayib Bukele y estar de vuelta en EEUU, donde sigue encarcelado. Y ahora Abrego Garcia ha abierto una inusual ventana personal a las violaciones de derechos humanos que se producen en la cárcel, que el presidente salvadoreño ha prestado a Trump para su campaña de deportaciones masivas.
En documentación judicial presentada este miércoles en EEUU, los abogados de Abrego Garcia han trasladado su relato en primera persona en el que denuncia que fue víctima de “graves palizas”, “privación de sueño”, “nutrición inadecuada” y “tortura psicológica” durante el tiempo que pasó encarcelado en CECOT.
El caso de Abrego García
Abrego Garcia es originario de El Salvador, pero llevaba años viviendo sin papeles en EEUU. Aunque en 2019 un juez vetó que fuera deportado a su país de origen ante el riesgo de que fuera víctima de violencia de bandas que habían amenazado a su familia, el Gobierno de Trump lo deportó en marzo, cuando el republicano llenó tres aviones de inmigrantes, incluyendo muchos venezolanos, y los envió a El Salvador.
Inicialmente la Administración dijo que la deportación de Abrego fue un “error administrativo” pero luego empezó a defenderla acusándole, sin presentar pruebas, de ser pandillero. El gobierno se negó a seguir órdenes, incluso del Tribunal Supremo, de “facilitar” su retorno a EEUU y llegaron a decir que no estaba en su mano retornarlo sino que ya era una decisión de Bukele.
El 6 de junio, de forma abrupta, lo llevaron de vuelta a EEUU, pero para acusarlo de formar parte de una conspiración para traficar inmigrantes para la mara MS-13, un caso penal por el que ahora está detenido en una cárcel en Nashville. Las autoridades han amenazado con deportarlo ya no a El Salvador, sino a un tercer país, por lo que incluso sus abogados han pedido a la jueza que lleva ese caso que le mantenga encarcelado y retrase su liberación.
Las torturas
Las acusaciones sobre los malos tratos y las torturas en CECOT forman parte de un documento legal presentado no en Tennessee sino en el caso original por la primera deportación, que lleva en Maryland la jueza Paula Xinis. En ese relato, Abrego Garcia cuenta como el día de su llegada a la prisión salvadoreña fue forzado a desnudarse y sujeto a abusos físicos, incluyendo patadas en las piernas y golpes en la cabeza y los brazos para forzarle a que se diera prisa en ponerse el uniforme carcelario. Luego fue rapado y conducido con grilletes con otros presos hasta la celda 15, mientras los guardias les iban golpeando con porras de madera, dejándole el cuerpo marcado con cardenales y magulladuras.
En la celda, según su denuncia, él y otros 20 presos salvadoreños llegados de EEUU fueron forzados a pasar de rodillas de nueve de la noche a seis de la mañana y los guardias golpeaban a cualquiera que cayera exhausto. “Durante ese tiempo se le negó acceso al baño y se hizo sus necesidades encima”, se lee en la documentación judicial. Los detenidos estaban en una celda superpoblada sin ventanas, con luces brillantes encendidas 24 horas al día, “acceso mínimo a higiene” y literas de redecilla metálica sin colchones.
Después de una semana se llevaron de la celda a 12 de los salvadoreños llegados de EEUU que tenían tatuajes claramente identificativos de bandas como MS-13. Abrego Garcia y otros ocho se quedaron y se le informó de que no se le consideraba afiliado a bandas peligrosas. En su caso, llegaron a decirle sobre sus tatuajes “estaban bien”. Son afirmaciones que contrastan con las acusaciones que ha hecho hasta el propio Trump, que usó una foto manipulada para identificar sus tatuajes con la mara MS-13.
En CECOT Abrego García perdió 14 kilos y durante un mes no se le permitió tener contacto ni con su familia ni con sus abogados. Los carceleros le amenazaron con meterlo en celdas donde había pandilleros, diciéndole que lo harían “pedazos”. Eran celdas en las que él mismo vio violencia y agresiones ante las que no actuaban los guardas.
La documentación judicial presentada cita un detallado informe presentado en 2023 por la organización de derechos humanos Cristosal detallando los graves abusos de derechos humanos en el sistema de prisiones de El Salvador, especialmente en CECOT. Esa investigación documentó las muertes de 153 presos entre mazo de 2022 y 2023, muchas atribuidas a torturas, palizas, estrangulamientos y falta de atención médica.
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