Trump reduce a «10 o 12 días» el ultimátum a Putin para que acepte un alto el fuego en Ucrania
La paciencia de Donald Trump con Rusia está llegando a su fin. El presidente de Estados Unidos ha anunciado este lunes que reducirá a “10 o 12 días” el plazo límite para que Moscú acepte un alto el fuego en Ucrania, fijado inicialmente en 50 días, ante la falta de voluntad del presidente ruso, Vladímir Putin, para alcanzar un acuerdo. “Estoy muy decepcionado con Putin. Voy a reducir esos 50 días de plazo porque ya sé cuál es su respuesta”, ha asegurado Trump minutos antes de su reunión en Escocia con el primer ministro británico, Keir Starmer. En caso de no alcanzar un acuerdo antes de la nueva fecha, Estados Unidos impondrá nuevas sanciones y aranceles secundarios a Moscú.
Trump ya había mostrado su impaciencia por la falta de avances en las negociaciones con Putin, a pesar de que el líder estadounidense llegó a asegurar durante la campaña electoral que pondría fin a la guerra de Ucrania en 48 horas. “Hasta en tres ocasiones hemos tenido la oportunidad de alcanzar un alto el fuego o incluso la paz, pero de repente lanzaba misiles contra Kiev y otras ciudades. No sé de qué va eso, porque tres o cuatro horas antes parecía que estábamos en el buen camino. Ya no voy a hablar más porque esto ha pasado en demasiadas ocasiones y no me gusta”, ha afirmado.
Catástrofe en Gaza
Además de la guerra en Ucrania, los dos líderes también han tratado la catástrofe humanitaria en Gaza, la cual ha sido calificada por el primer ministro británico como “intolerable”. El propio Trump ha reconocido que Israel tiene “mucha responsabilidad” en el bloqueo de ayuda humanitaria a la Franja, aunque ha evitado condenar al Gobierno de Binyamin Netanyahu y ha insistido en que están “obstaculizados” por el hecho de que Hamás sigue teniendo a una veintena de rehenes bajo su custodia.
El líder estadounidense ha recordado que su país ha desembolsado 60 millones de dólares para ayudar a detener la hambruna y ha anunciado la creación de nuevos centros de distribución de alimentos. “Lo haremos en colaboración con personas muy competentes, y vamos a proporcionar fondos. Otros países se están uniendo a nosotros”, ha asegurado Trump, incluyendo al Reino Unido. “Así que vamos a crear centros de distribución de alimentos a los que la gente pueda acudir sin restricciones. No vamos a poner vallas”, ha añadido.
Starmer, ensombrecido por la figura de Trump ante la prensa, ha tratado de mostrar más firmeza con el Gobierno de Israel, al que ha urgido a permitir la entrada de los camiones que siguen bloqueados en la frontera. “La ayuda humanitaria tiene que entrar rápidamente y en grandes cantidades. Una parte puede ser lanzada desde el aire y estamos trabajando en ello con Estados Unidos, con Jordania y con otros países, pero los camiones tienen que poder entrar”, ha dicho el ‘premier’ británico, quien ha asegurado que las imágenes de niños hambrientos son particularmente “indignantes”.
En el ámbito comercial, el líder laborista ha acudido a la cita con la intención de avanzar en la reducción de aranceles a las exportaciones británicas, especialmente al acero y al aluminio, los cuales siguen fijados en el 25% a pesar del acuerdo alcanzado por las dos partes el pasado mayo. Sin embargo, el encuentro no ha servido para ablandar a Trump, quien ha evitado dar detalles sobre posibles avances y ha esquivado las insistentes preguntas de los periodistas locales sobre una eventual eliminación de los gravámenes al whisky escocés, un producto que sigue afectado por la tasa genérica del 10% aplicada a la mayoría de las exportaciones británicas.
Encuentro enrarecido
El encuentro entre los dos líderes se ha producido en circunstancias poco habituales pero cargadas de simbolismo. A pesar de que ha tenido lugar en territorio británico, ha sido Trump quien ha recibido a Starmer y a su esposa Victoria en su complejo de golf en Turnberry, donde está instalado desde el pasado viernes y donde ya mantuvo una reunión con la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, este domingo. El presidente estadounidense ha llevado la iniciativa del encuentro en todo momento, en una clara muestra de su posición de poder, y ha dejado al líder laborista en un discreto segundo plano, abandonando los protocolos diplomáticos habituales en estas ocasiones.
Trump ha reafirmado su simpatía por Starmer pero no ha evitado entrar en temas polémicos, como su buena relación con el líder populista Nigel Farage o las dificultades que el Reino Unido está enfrentando en su intento de frenar la inmigración irregular. Algo a lo que Starmer ha tratado de quitar relevancia. “Aunque tengamos dos perspectivas políticas distintas y vengamos de contextos diferentes, en realidad tenemos muchos aspectos en común en lo que se refiere a los intereses de nuestros países. Como nos centramos en lo mejor para nuestros países, nos entendemos bien y estoy muy satisfecho de que sea así”. Los dos líderes volverán a coincidir en la visita de Estado que Trump realizará en el Reino Unido en septiembre.
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