cómo una buena planificación financiera permite asegurar el futuro
En un escenario de sobreinformación como el actual, la cultura financiera sigue siendo una cuenta pendiente para la mayoría de los españoles. Así lo reflejaba la última Encuesta de Competencias Financieras del Banco de España: solo un 19% de los encuestados era capaz de responder correctamente tres preguntas básicas sobre inflación, tipo de interés fijo anual y diversificación. Una falta de conocimientos que limita la capacidad de optimizar los recursos disponibles y anticipar las necesidades futuras.
“Es importante que desde el inicio, cuando empezamos a tener ingresos, cojamos el control de las finanzas y planifiquemos”, subraya Jordi Martínez, director de Educación Financiera del IEF (Institut d’Estudis Financers). La planificación financiera es el proceso de establecer metas económicas personales o familiares y diseñar estrategias para alcanzarlas. La clave para empezar a planificar, explica, pasa por hacer un presupuesto personal. “Tener claro qué ingresos y gastos tengo e intentar que los ingresos superen los gastos para generar ahorro. Este ahorro primero sirve para tener un fondo de emergencia para imprevistos”.
Organizar las necesidades financieras
Uno de los métodos de ahorro más efectivo pasa por organizar las necesidades financieras en cuatro apartados con variables y objetivos propios: la previsión de gastos del día a día, un ‘colchón’ de ahorro de al menos un año, la jubilación y la inversión.
Laura Comas de Alarcón, directora de Desarrollo y Transformación de Banca Privada de CaixaBank, destaca la importancia de hacerse cajones mentales. “Un cliente que quiere empezar a planificar debe ‘cajonear’ sus objetivos mentalmente y ponerlos a plazos distintos, desagregar las rentabilidades por cada uno de los objetivos”, explica. Dependiendo de si es un objetivo a largo o corto plazo convendrá optar por unos productos u otros.
Para muchos este proceso no es fácil. “Es un proceso racional y los humanos somos muy emocionales”, cuenta Comas de Alarcón. España, además, es el cuarto país con peores conocimientos en la UE sobre competencias financieras, de acuerdo con el Eurobarómetro, y los alumnos de 15 años empeoran y están por debajo de la media de la OCDE, según el último informe PISA.
La reflexión de objetivos
¿Cómo hay que empezar a planificar? En primer lugar entender que una buena salud financiera incluye la gestión del ahorro, la inversión, la protección frente a riesgos y la planificación de la jubilación. «Se trata de garantizar la seguridad financiera a lo largo de toda la vida, anticipando las necesidades futuras y optimizando los recursos disponibles», explican los profesionales consultados. “Primero hay que hacer la reflexión de objetivos. ¿Qué gastos tengo hoy? ¿Qué gastos tendré mañana? ¿Cómo voy a proyectarme en el futuro? La persona que tiene un buen gestor que le acompaña y le ayuda a hacer esa reflexión entiende mejor por qué ha invertido y aguanta mejor sus inversiones”, asegura Comas de Alarcón. Uno de los productos que ofrece su entidad son las carteras de gestión discrecional, que permiten una inversión delegada a expertos y con las que se puede empezar a invertir desde 500 euros.
Los expertos también inciden en que no todos los perfiles son aptos para invertir. “Podremos invertir siempre que tengamos los conocimientos y también sepamos nuestro horizonte temporal. No es lo mismo invertir para hacer un viaje o estudios en 10 años que pensar en las vacaciones del año siguiente. También hay que tener en cuenta el perfil de riesgo de cada uno. Si invierto en un producto y la inversión baja un 10%, ¿podré dormir o no?”, explica Martínez.
Esta planificación que debería tener en cuenta cualquier persona cumple con diversas funciones, como protegerse de imprevistos (mediante seguros de vida, de hogar o salud); mantener el nivel de vida (asegurando unos ingresos estables en la etapa de jubilación); cumplir con proyectos vitales (como la compra de una vivienda, el emprendimiento o la educación de los hijos); y la optimización del patrimonio a través de inversiones diversificadas y una correcta planificación fiscal.
La regla del 50/30/20
Para lograr estos objetivos, las entidades financieras ofrecen diversos productos, como planes de pensiones, fondos de inversión, seguros de ahorro, cuentas remuneradas y carteras gestionadas. La elección adecuada depende del perfil de riesgo, horizonte temporal y objetivos del cliente. Se recomienda contar con la ayuda de profesionales a la hora de elegir entre las distintas opciones para evitar tomar decisiones que pueden pecar de exceso o de falta de ambición. «El error más común por parte del ahorrador suele ser decidir por su cuenta, sin asesoramiento ninguno, una cantidad ideal de lo que se quiere reservar al mes», advierten.
En el sector existe la denominada «regla de oro 50/30/20» que consiste en coger los ingresos mensuales que uno tenga y dividirlos en porcentajes. Así, se calcula que el 50% debe destinarse a cubrir las necesidades primarias; el 30% a poderse dar algún capricho o al ocio; y un 20% para planificar un ahorro para el futuro. Otros conceptos clave a tener en cuenta son el horizonte temporal, la relación entre rentabilidad y riesgo, la volatilidad (cuánto más alta, mayor riesgo), la correlación entre activos, la inflación (que resta poder adquisitivo) y el interés compuesto (todo dinero que se invierte genera a su vez intereses).
Fuentes fiables y reguladas
Según Comas de Alarcón, “la gente tiende a ser ahorradora y menos inversora porque tiene una aversión enorme al riesgo”, aunque advierte de que si una persona deja inmovilizado todo su dinero “dentro de 20 años va a valer menos por la inflación”. “Con un buen acompañamiento el cliente entiende que del ahorro tiene que pasar a la inversión y tomarla como algo necesario para cumplir objetivos a largo plazo y no como algo donde ganar mucho dinero”, resume. Es por ello que, en un contexto de auge de información financiera en Internet, Comas de Alarcón insiste en que los clientes “tienen que buscar fuentes reguladas, precisas y con procesos robustos de información y gestión porque si no puede entender como verdad cosas que son opiniones”.
Las entidades financieras ponen al servicio de los clientes planes e iniciativas para culturizarlos y asesorarlos. CaixaBank ofrece a sus clientes un modelo de asesoramiento en el que el gestor especialista se encarga de liderar el proceso de análisis de las necesidades de cada cliente y de definir, siempre alineados, los objetivos de futuro. También tienen un Plan de Cultura financiera con programas de divulgación públicos y gratuitos con el fin de promover una toma de decisiones informada.
Por su parte, BBVA ha lanzado diferentes herramientas para ayudar a sus clientes a aprender a ahorrar e invertir, incorporando un ‘coach’ financiero con la intención de ayudar a mejorar las finanzas personales de los clientes. Desde 2013 está en marcha BBVA Mi Jubilación, una iniciativa de culturización financiera que ofrece en abierto artículos, infografías, vídeos, simuladores y tribunas de análisis sobre pensiones y previsión social.
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