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El ‘cinturón-fortaleza’ del Donbás, el último escollo que plantea el Kremlin para una tregua

El ‘cinturón-fortaleza’ del Donbás, el último escollo que plantea el Kremlin para una tregua
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  • Publishedagosto 17, 2025



Fue el punto principal de la reunión que mantuvieron este domingo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Meyer, y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. La cesión de territorios, en concreto, del 25% de la provincia de Donetsk aún en manos ucranianas es «imposible», coincidieron ambos. Es precisamente esa franja de tierra, de unos 6.600 kilómetros cuadrados, con una longitud de 50 kilómetros y en donde residían, antes de la guerra, alrededor de 380.000 ciudadanos, se está erigiendo en el último escollo planteado el Kremlin para acallar las armas en Ucrania. A continuación se desgranan las dos principales razones que impiden tanto a las autoridades ucranianas como a sus aliados europeos aceptar cualquier cesión territorial en este punto geográfico.

Cuatro ciudades de tamaño respetable, Pokrovsk, Konstantynivka, Sloviansk y Kramatorsk, además de varios asentamientos y núcleos urbanos, conforman la geografía humana del ‘oblast’ (región) de Donetsk aún en manos de las tropas ucranianas. Las pretensiones del Kremlin consisten en que les sea entregado todo el territorio sin realizar un solo disparo. Tal y como asegura Nick Patton Walsh, en la web de la CNN, ello constituiría un éxito propagandístico de primer orden para Moscú, que explotaría con fruición sin ningún género de dudas. Decenas de miles de civiles viven allí ahora, y el Kremlin se deleitearía con las escenas de «ucranianos siendo obligados a abandonar sus hogares ante el avance de las tropas rusas», que podrían ocuparlos de forma humillante, sin presentar siquiera batalla. Tanto Sloviansk como Kramatorsk contaban, antes de la contienda, con una nutrida población, de al menos 130.000 habitantes, es decir, es decir eran ciudades de un tamaño similar al de Lleida y San Sebastián, respectivamente.

El subsuelo de Donetsk es también rico en recursos minerales, cuya demanda, además, va a crecer en los próximos años. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, la parte de la región aún bajo control de Ucrania alberga yacimientos de uranio, mientras que los territorios ocupados por Rusia cuentan con reservas de metales no ferrosos, titanio y zinc, además de las ansiadas tierras raras, muy buscadas por Donald Trump y su entorno.

Más allá de la importancia de sus poblaciones, la cesión por parte de Ucrania de este territorio a Rusia tendría importantes consecuencias para la defensa del país y para las posibilidades de afrontar una nueva embestida militar desde el vecino estado en el futuro. Tal y como recoge el ISW, durante los últimos años, el Gobierno ucraniano ha dedicado ingentes esfuerzos para edificar posiciones militares de defensa, habida cuenta de que la primera agresión en 2014 contra el país se produjo precisamente en esta zona, de donde logró hacerles retroceder. «En los últimos 11 años, Ucrania ha estado invirtiendo tiempo, dinero y esfuerzo para reforzar la fortaleza del cinturón (defensivo) y para establecer una significativa infraestructura industrial y militar en el interior y alrededor de estas ciudades», destaca en un reciente informe dicho organismo. La prueba de su éxito ha sido la incapacidad de las tropas invasoras rusas de hacerse con el control de Sloviansk en 2022, en el arranque de la invasión, cuando aún se producían avances territoriales significativos. En la actualidad, las tropas rusas intentan rodear Pokrovsk, en el sector sur del cinturón, aunque al ritmo actual, según la misma fuente «aún tardarán años» en completar la ocupación del territorio cuya cesión ahora exigen.

La retirada de Ucrania obligaría a trasladar la línea de separación entre la Ucrania libre y la Ucrania ocupada alrededor de 70 kilómetros en dirección oeste, obligando a Kiev a construir fortificaciones a toda prisa en un terreno de mucha mayor dificultad para ser defendido. Mientras que la región de Donetsk está surcada de ríos y obstáculos naturales a los avances militares, una eventual línea defensiva en esta zona debería erigirse en llanuras, concediendo a los rusos ventajas para atacar a las regiones vecinas de Dnipropetrovsk y Jarkov.

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