Rusia echa el freno y pone en evidencia a la diplomacia de Trump para lograr un acuerdo para Ucrania
Es un escenario que viene repitiéndose con asiduidad desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, y que se ha intensificado en los últimos días, tras la celebración de la reciente cumbre de Alaska. El presidente estadounidense, o alguno de sus representantes, en particular Steve Witkoff, su enviado especial ante Moscú, anuncian concesiones de calado por parte del Kremlin para detener las hostilidades en Ucrania. Y al cabo de algunas horas, emergen desde la capital rusa puntualizaciones, correcciones o desmentidos, que demuestran que sus maximalistas posiciones, en esencia, no han variado. Y que de aplicarse, devolverían ‘de facto’ a Ucrania a la órbita del Kremlin, extremo inasumible, tanto para el Gobierno de Volodímir Zelenski, como para la ciudadanía que ha realizado importantes sacrificios durante los últimos tres años contra el Ejército invasor.
El último episodio de esta cacofónica saga negociadora se vivió este viernes. Reuters, citando a «tres fuentes familiarizadas con las ideas del Kremlin» delimitó las propuestas rusas a los siguientes puntos: completa retirada del Donbás, incluso de las zonas que se hallan aún bajo control de las tropas ucranianas, un compromiso de la OTAN de que no se expandirá hacia el este, veto al ingreso de Ucrania en la Alianza Atlántica y al despliegue de tropas de países occidentales en territorio ucraniano, además de límites al tamaño de las fuerzas armadas ucranianas. La única cesión que parece haber realizado Moscú respecto a sus demandas iniciales es su renuncia a la entrega de los territorios que no controlan en las regiones de Zaporiyia y Jersón, además de su disposición de retirar sus tropas de las pequeñas bolsas con presencia militar rusa en Sumy, Járkov y Dnipropetrovsk.
Algunos de estos puntos chocan frontalmente con las posiciones tanto de Kiev como de los aliados europeos, que consideran crucial que las fuerzas armadas ucranianas conserven tamaño y capacidad suficiente afrontar una nueva invasión en el futuro. Además, tanto la UE como el Gobierno ucraniano recuerdan el largo historial de acuerdos incumplidos por parte de Moscú, y consideran que la única fuerza de disuasión posible ante nuevos ataques es precisamente el despliegue de fuerzas extranjeras, algo que la denominada ‘coalición de voluntarios’, que agrupa a 31 estados comprometidos con el apoyo a Ucrania, ya está discutiendo.
Falta de experiencia
Tanto los analistas en Rusia, como los expertos en negociaciones, coinciden en destacar la falta de experiencia de los representantes estadounidenses, incluyendo al propio Witkoff para afrontar el desafío de tratar con alguien como Putin y su entorno, con gran experiencia en diatribas diplomáticas, además de entrenamiento en los servicios de inteligencia. «El equipo (de Trump) no tiene experiencia», y está tratando con «los más experimentados negociadores de Rusia», recuerda a EL PERIÓDICO Charles Hecker, experto en Rusia y autor del libro ‘Suma cero: el arco de los negocios internacionales en Rusia’ (C Hurst & Co Publishers Ltd). Opinión compartida por Marty Latz, experto en negociaciones y autor del libro ‘El verdadero pacto de Trump: una mirada esclarecedora a la forma en que hace negocios’ (Brisance Books LLC). «Trump confía en su propia habilidad para leer a sus interlocutores en una negociación y predecir sus intenciones, pero tiene una imagen totalmente distorsionada de Putin; Witkoff, un negociador inmobiliario con ninguna experiencia en diplomacia, es tan incompetente como el presidente Trump», constata.
El resultado de todo ello han sido los permanentes fallos de interpretación y correcciones ‘a posteriori’ respecto a las demandas y a las posiciones planteadas por Rusia, «profundamente equivocadas», señala Hecker. Latz considera que dichos errores como una posibilidad, aunque no descarta cinismo y mala voluntad de la parte del Kremlin, en particular de la parte del presidente ruso. «Es posible» que Putin y sus representantes «digan una cosa» a los negociadores estadounidenses para «hacerles sentir bien» y que luego se desdigan sin problemas. «Lo que dice Putin a Trump y lo que luego hace es completamente opuesto», y ello, en opinión de Latz, se refleja sobre el terreno en el campo de batalla, donde continúa bombardeando y lanzado ofensivas militares sin cesar.
Sombras sobre Witkoff
Numerosos escándalos han rodeado a las conversaciones y los tratos de Witkoff en Moscú. El pasado mayo, la publicación ‘The Insider’ reveló que, durante una reunión de gran relevancia mantenida con Putin, el representante norteamericano, rompiendo todo protocolo de seguridad, no fue asistido por un intérprete proporcionado por la embajada de EEUU en Moscú, y que semejante labor recayó en una tal Natalia Koshkina, funcionaria rusa con demostrados vínculos con la inteligencia de su país. Koshkina había trabajado en el Ministerio de Exteriores ruso y en la delegación de Rusia ante la OTAN, de acuerdo con la misma fuente. «Este tipo de arreglo deja a la parte estadounidense a expensas de posibles manipulaciones, desinformaciones o malas comunicaciones», criticó Michael McFaul, exembajador estadounidense en Rusia. En medio del aluvión de críticas, la prensa estadounidense ha informado que será el actual secretario de Estado, Marco Rubio, hombre este sí con experiencia diplomática, el encargado de redactar el memorándum sobre las garantías de seguridad que recibirá Ucrania.
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