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No fantaseo con finales felices. Faltan decisiones geopolíticas

No fantaseo con finales felices. Faltan decisiones geopolíticas
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  • Publishedagosto 25, 2025



Con sólo 34 años, Vadym Krykum «Yankee» es el comandante en jefe de la 20 Brigada Operativa «Lyubart», una de las cinco brigadas que han constituido el Primer Cuerpo Azov de la Guardia Nacional de Ucrania. En medio de una profunda reestructuración del Ejército ucraniano, sus ideas sobre el combate y sobre la necesidad de modernizar la guerra cada vez tienen más peso.

La doctrina militar que defiende Yankee le posiciona junto a otros jóvenes comandantes, que han entendido que la mejor opción que tiene Ucrania es la de transformar esta guerra en algo mucho más tecnológico, donde el potencial de los soldados mejor formados no se queme en una trinchera de infantería.

Una doctrina que choca frontalmente con las tesis de corte soviético que aún defienden otros comandantes más veteranos.


Una posición ucraniana de drones de FPV, operada por la 20 Brigada Lyubart en el frente de combate de Toretsk (Donetsk).

María Senovilla

Antes de la invasión rusa a gran escala, Yankee no era militar de carrera –aunque luchó dos años en el Donbás después de que Putin se anexionara Crimea, en 2014–. Pero en tiempos de guerra, un oficial perspicaz puede ascender rápidamente si reúne los méritos suficientes.

En un momento en el que la movilización forzosa pone contra las cuerdas a muchos jóvenes ucranianos, Yankee habla de psicología, de la importancia de entender las capacidades de cada soldado para destinarlo a una posición en la que de lo mejor de sí mismo. Y de la posibilidad de sustituir a los combatientes –en algunos casos– por drones, ahorrando dinero y preservando vidas.

Se considera nacionalista, y le llaman Yankee porque se fue a vivir a Sacramento (California) cuando tenía 17 años. Cuando regresó a Ucrania, tres años después, se estrenó la película Green Street Hooligans, donde había un personaje llamado Yankee que venía de Estados Unidos. “Así fue como se me quedó el apodo, intenté cambiarlo varias veces, pero no funcionó –reconoce–, y hoy sigue siendo mi nombre de guerra”.

Responde a las preguntas de EL ESPAÑOL en un café de Kiev, con un ojo puesto permanentemente sobre su teléfono móvil, donde le llegan las actualizaciones de cómo avanzan las operaciones de su unidad, desplegada actualmente en el peor frente de combate de la guerra: el de Donetsk, en el Donbás, ese pedazo de tierra que Putin necesita conquistar a cualquier precio.

Pregunta-. Usted defiende la necesidad de introducir más innovación táctica en el Ejército, y de apostar aún más por los drones en esta fase de la guerra, ¿en qué criterios basa ese posicionamiento?

Respuesta-. Estas son las realidades de la guerra moderna. Cualquier conflicto militar históricamente siempre ha implicado un desarrollo, incluido el tecnológico. Y aquí hemos llegado a un punto en el que, en mi opinión, a nivel doctrinal las unidades mecanizadas están quedando en segundo plano.

Por otra parte, entrenar a un combatiente experimentado requiere tiempo y grandes inversiones y, hablando de forma directa, ese combatiente puede ser reemplazado por un dron barato en ciertos casos. Simplemente seguimos el ritmo de los tiempos y tratamos de usar todos los medios disponibles para ser efectivos.

Un soldado ucraniano de la 20 Brigada Lyubart coloca un dron FPV en posición de despegue para lanzar una misión de ataque contra las líneas rusas en el frente de combate de Toretsk.


Un soldado ucraniano de la 20 Brigada Lyubart coloca un dron FPV en posición de despegue para lanzar una misión de ataque contra las líneas rusas en el frente de combate de Toretsk.

María Senovilla

Pero esto no significa que no necesitemos personas: cuando reclutamos a futuros soldados para nuestra brigada siempre les digo que un arma no dispara sola, de la misma manera ningún equipo se mueve solo, y los drones necesitan operadores. Es decir, la persona sigue siendo clave. En qué forma se utilice… es una cuestión situacional.

Ninguna tecnología reemplazará por completo al ser humano, porque el ser humano analiza, decide, corrige. Lo que sí pueden hacer es sustituir parcialmente la presencia física del combatiente en zonas peligrosas del frente.

¿Qué trabajos, en las zonas peligrosas del frente de combate, podrían ser sustituidos con tecnología?

Por ejemplo, ahora la infantería ya no realiza tareas de vigilancia. Detectar al enemigo era una de las funciones tradicionales de los soldados de infantería que estaban en primera línea, y sus informes de vigilancia se usaban para ajustar el fuego. Esa función ahora la desempeñan los drones.

El enemigo nos supera en número en todo: personal, artillería, aviación, incluso en drones

Otro aspecto, que aplico directamente en mi unidad, es utilizar la tecnología para reducir riesgos para los soldados en tareas logística. Hay líneas de defensa que necesitan suministros constantes: comida, municiones, medicinas, baterías, etc. Enviar a personas a suministrar esa logística implicaba un gran riesgo, y ahora utilizamos drones pesados multirrotores para enviar todo eso al frente.

Debido al desarrollo de la tecnología –drones de fibra óptica, repetidores– entrar en primera línea ya es una operación especial. Y evacuar a una persona de allí significa arriesgar al equipo de rescate. Así que también estamos realizando evacuaciones con vehículos terrestres no tripulados. Participan varios operadores, y así evacuamos heridos o caídos en la distancia. Creo que la mayoría de las unidades también lo hacen hoy.

¿Cuáles son los principales retos a los que Ucrania tiene que hacer frente en el campo de batalla en estos momentos?

Es simple y claro, el enemigo nos supera en número en todo: personal, artillería, aviación, incluso en drones. En todos los indicadores. Hoy las estadísticas muestran que por cada batallón ucraniano –y lamentablemente ya casi no hay batallones completos–, Rusia pone sobre el terreno un regimiento completo.

¿Y qué puede hacer el Ejército ucraniano frente a esta superioridad numérica por parte de Rusia, teniendo los recursos que tiene?

El Ejército, en mi opinión, hace más que suficiente. Para el mundo fuimos una sorpresa: nadie esperaba que el Ejército y el pueblo ucraniano resistieran como lo hemos hecho a un enemigo tan fuerte como Rusia.

Creo que para resolver esta situación no se necesitan decisiones militares en estos momentos, sino decisiones geopolíticas difíciles: hay que orientar completamente la industria ucraniana a producción militar; pasar la economía al modo de una economía de guerra y es necesario reforzar la movilización. No hace falta una movilización total hoy, pero sí ver la realidad con claridad. Nadie luchará nuestra guerra por nosotros.

Un oficial de la 20 Brigada Lyubart repele el ataque de un dron FPV ruso de camino a su posición en el frente de combate de Toretsk (Donetsk)


Un oficial de la 20 Brigada Lyubart repele el ataque de un dron FPV ruso de camino a su posición en el frente de combate de Toretsk (Donetsk)

María Senovilla

¿Ucrania podría sustituir de esta manera el armamento que antes enviaba Estados Unidos?

Hablando claro, Ucrania hoy es un campo de pruebas para todas las armas innovadoras del mundo. También las enemigas: vemos misiles coreanos, drones iraníes, y eso es solo una pequeña parte de lo que sabemos. Por eso debemos establecer nuestra propia producción, y suministrar a nuestras propias unidades.

Nosotros, el Cuerpo Azov, somos el ejemplo de que esto es posible: durante mucho tiempo, estuvimos vetados para recibir ayuda internacional en forma de armas, y usamos sólo producción nacional, armas ucranianas. Y demostramos que con ellas se pueden dar resultados, enfrentar al enemigo y hasta vencerlo en diferentes sectores del frente.

En consecuencia, comprendiendo nuestra compleja situación geopolítica, necesitamos establecer una producción sistemática de armas nacionales de todo tipo. Ya hemos empezado por las armas ligeras: mi brigada, por ejemplo, está completamente equipada con los UR-15, de fabricación ucraniana. Es un fusil muy bueno, fiable y de alta calidad, que no tiene nada que envidiar a su análogo estadounidense en calibre 5,56 mm.

Y debemos producir también otros tipos de armamento, incluidos misiles y otros medios militares utilizados durante el cumplimiento de misiones de combate, como la guerra electrónica (EW), inteligencia electrónica (ELINT), sistemas de comunicaciones, de observación y similares.

La brigada que usted comanda, la 20 Brigada Operativa de la Guardia Nacional de Ucrania “Lyubart”, no existía antes de la invasión rusa a gran escala, se creó después. ¿Cómo fue el proceso de creación?

Antes de la invasión ya había señales tempranas de que se produciría una guerra a gran escala y, junto con mi círculo de amigos, nos preguntamos cómo actuaríamos, si íbamos a participar. Y la respuesta fue que sí. Así que a las cuatro de la mañana del día 24 de febrero, cuando sonaron las primeras explosiones en el aeropuerto de Lutsk, supe que era la señal: ya teníamos planes elaborados con el grupo y un lugar dónde reunirnos en caso de pérdida total de comunicación.

Cuando nos reunimos, sobre las cinco de la mañana, éramos menos de 30 personas. Yo pasé casi todo el día intentando conseguir armas y regresé con 30 fusiles a las seis de la tarde… Pero para entonces, había más de 300 personas detrás del patio de casa, dispuestas a unirse a nosotros. Y en ese momento se tomó la decisión espontánea de organizarnos y formar una unidad.

Fuimos nosotros mismos quienes decidimos que nos llamaríamos «Lyubart». Tengo en mi entorno a una persona muy competente, un historiador, y le dije: «Andrii, necesitamos pensar en nuestra identidad». Pero en realidad no había que pensarlo tanto, porque uno de nuestros lugares de despliegue estaba en el casco antiguo de Lutsk, cerca del Castillo de Lyubart. Así que adoptamos ese nombre.

¿Cómo llega una brigada, creada a partir de 300 voluntarios sin experiencia militar en algunos casos, a formar parte del Primer Cuerpo de la Guardia Nacional «Azov», que está considerado tropa de élite?

Es el punto más alto que hemos alcanzado hasta el momento, y considero que esto es un indicador muy, muy positivo, porque empezamos siendo una pequeña unidad voluntaria de la Defensa Territorial. Después pasamos a ser un destacamento dentro de las Fuerzas de Operaciones Especiales, más tarde conformamos un batallón dentro de la 12 Brigada Azov.

Yo conozco a los mandos de Azov desde hace mucho tiempo, a Redis y a Kalyma, porque serví junto a ellos en el Donbás entre 2014 y 2015. Y cuando los muchachos salieron del cautiverio en Turquía, nos comunicamos por teléfono, hablamos y vimos en qué situación estaba cada uno y con qué recursos contábamos. Ahí surgió la propuesta de integrarnos como un batallón completo dentro de la 12 Brigada Azov.

Hoy somos una brigada operativa dentro del Primer Cuerpo de la Guardia Nacional Azov. Esto es el resultado de nuestras acciones en el campo de batalla, de una buena organización interna, de seleccionadas correctamente a personas con una visión compartida y con la misma motivación.

Vadym Krykun 'Yankee', comandante en jefe de la 20 Brigada Lyubart recientemente incorporada al Cuerpo Azov de la Guardia Nacional de Ucrania, durante la entrevista con EL ESPAÑOL.


Vadym Krykun ‘Yankee’, comandante en jefe de la 20 Brigada Lyubart recientemente incorporada al Cuerpo Azov de la Guardia Nacional de Ucrania, durante la entrevista con EL ESPAÑOL.

María Senovilla

¿En qué frente de combate está trabajando ahora y qué están viendo en el campo de batalla?

Estamos trabajando en la dirección de Toretsk, en la región de Donetsk, que es actualmente una prioridad para el enemigo. Rusia quiere tomar la región de Donetsk a cualquier precio.

Una de las cosas más sorprendentes que he visto trabajando en esta dirección es cómo se producía el cambio táctico en el que hoy se están basando los asaltos rusos: observé cómo, en nuestra línea de defensa, empezaban a realizarse ataques con esos scooters que se alquilan en la ciudad. Hablo en serio, no podía creerlo, no podía entender lo que estaba pasando. El primero, el segundo, el tercero… realmente, el enemigo estaba llevando a cabo asaltos con scooters.

Si lo explicamos a nivel táctico, esto tiene que ver con los cambios en la doctrina de la guerra que mencionamos al principio. Los asaltos con columnas mecanizadas están quedando de lado. Son objetivos grandes, lentos y vulnerables.

El enemigo ha cambiado hacia el combate con tácticas de pequeños grupos, especialmente en primavera y verano, cuando las franjas forestales están verdes y se pueden usar para el camuflaje, y es mucho más fácil moverse en pequeños grupos que avanzar en columnas.

La situación es realmente difícil y en este momento no veo un final. No tenemos palancas de influencia para iniciar negociaciones.

La región de Donetsk es una gran aglomeración de localidades. Esto es tanto una ventaja como una desventaja. ¿Por qué una ventaja? Porque los combates se vuelven prolongados, muy agotadores y conllevan grandes pérdidas para las unidades de asalto. Por eso tenemos algo por lo que resistir allí, lugares donde organizar la defensa.

El objetivo principal del enemigo es llegar a la carretera que conecta la aglomeración de Kostiantynivka, Druzhkivka, Kramatorsk y Sloviansk. Esa es la zona de interés para el enemigo. Sin embargo, ahora atacan por los flancos, avanzando por las franjas forestales y por los campos, rodeando y agotando nuestras fuerzas; esa es la desventaja.

¿Cuándo cree usted que va a terminar la guerra en Ucrania?

Soy realista. No me hago ilusiones, ni fantaseo con finales felices. La situación es realmente difícil y en este momento no veo un final. No tenemos palancas de influencia para iniciar negociaciones, así que, si no podemos defender nuestro derecho a vivir aquí, a gobernar aquí, a que vivan nuestras mujeres, nuestros hijos y todo lo demás, quizás entonces no lo merezcamos. Es así de simple. Hoy el mundo se rige por conceptos de fuerza, no por la democracia ni por otras ideas como creíamos.

La verdad está de nuestro lado. Pero cuándo terminará esto, definitivamente no lo sé. Creo que pronto habrá decisiones importantes, pero eso no significa que todo vaya a terminar, sólo entrará en pausa. Como ocurrió después de 2015.

Tenemos que entender que, con un vecino como Rusia, la amenaza de una reactivación de las hostilidades siempre estará presente. Y hablando en términos filosóficos, siempre se ataca al débil. Así que, mientras Ucrania no se convierta en un Estado fuerte –y una señal de un Estado fuerte es un Ejército fuerte–, seguirá existiendo una amenaza permanente.



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