Los resultados están siendo esperanzadores
Comer algas era impensable hace unos años Galicia. De hecho, más de uno se habría reído carcajadamente ante la propuesta, sin duda. El trabajo de persuasión fue lento y costoso, pero Carmen Sánchez, creador de Galuriñalo tuvo claro desde el principio y se comprometió con su proyecto con ilusión. Esta empresa con sede en Murallas, A CoruñaNacido de una “idea loca”, dice entre risas su creador, hoy es un éxito comercial a un paso de convertirse también en un hito científico.
«Yo vengo de otro sector, que no tiene nada que ver, dejé mi trabajo de maquetista y quise cambiar de vida. Entonces me sumergí en el mundo de las algas y empecé a trastear en la cocina», recuerda. “La gente estaba asombrada, por supuesto que yo no tenía idea, pero comencé a buscar y ver posibilidades”. Un visionario. Un emprendedor. Un alma libre ligada a su tierra y su mar.
“Antes no comíamos algas, la gente me miraba raro cuando empecé”
El año era 2008. Y hasta entonces, en los pueblos costeros de Galicia las algas se utilizaban para fertilizar la tierra, para alimentar al ganado en algunos casos y nada más. Eran recogidos y retirados de las playas cuando su cantidad era tal que podía causar problemas a los mariscos. “No lo comieron, cuando comencé a decirlo la gente me miraba raro”, nos cuenta. Es el caso de España, porque en este sector los asiáticos, por ejemplo, tienen ventaja sobre nosotros. El consumo de algas está más extendido en otros países como Japón, China, Corea, Escocia e Irlanda.
Carmen no se rindió y sus “decepciones” empezaron a dar frutos. Han salido panes, masas de pizza o empanadas que no utilizan algas como ingrediente adicional, sino que las incluyen en la fermentación. Aquí es donde radica la verdadera innovación, lo que Carmen produce son macerados a base de algas que funcionan como levadura y con los que consigue darle mayor sabor a su pasta y, sobre todo, muchos más nutrientes.
Todo ello le valió a la coruñesa el segundo Premio a la excelencia en innovación en la actividad pesquera o acuícolaquien otorga el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Lo acaba de recibir hace unos días en Madrid y aunque no oculta su agradecimiento y su orgullo, su verdadera ilusión se centra en otro aspecto: la investigación.
Analizar los beneficios de las algas en relación con la obesidad
Fue entonces cuando Ana Crujeiras, directora de Grupo de Epigenómica en Endocrinología y Nutrición del IDIS y la Red de Centros de Investigación Biomédica en Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición de Santiago. Carmen se puso en contacto con ella para compartir sus inquietudes. Se dio cuenta de que sus productos podían ser mucho más que comida. «La gente empezó a decirme que mi pasta les sentaba mejor. Personas que tenían problemas inflamatorios y no podían comer pasta normal, pero estos sí. Personas intolerantes que no tenían problemas para comer productos Galuriña. Al principio no lo creía mucho, pero empecé a ver que era continuo», recuerda.
La investigadora tomó su palabra y ella y su grupo comenzaron a desarrollar un proyecto de investigación en torno a los macerados de Carmen. «Empecé a buscar y vi que no había literatura científica sobre el tema. Había algo de comer algas de la costa asiática pero no algas gallegas», explica Ana Crujeiras. Es por ello que dieron los primeros pasos para saber más sobre ellos: “El principal objetivo del estudio es saber si el consumo de pan de algas en lugar de la levadura tradicional tiene un efecto beneficioso para la salud”, resume el investigador.
Para ello, inicialmente, la idea es tomar como referencia a personas con problemas inflamatorios y que ya tienen más dificultades para consumir pan tradicional. “A partir de este sector queremos estudiar si estos macerados pueden tener otro tipo de beneficios para la población general en términos de envejecimiento saludable, prevención de enfermedades y buena salud general”, explica el experto.
“Trabajamos con marcas que están en el ADNque son como interruptores, que dirán qué genes se activarán y cuáles se desactivarán y eso determina muchos aspectos de la salud», analiza la directora de este grupo de investigación dedicado al estudio de la obesidad en relación con el cáncer. «Vemos cómo diferentes modelos, por ejemplo la dieta, pueden ayudarnos a prevenir el cáncer», concluye. Y ahí entran las algas. No es nada.
Ana Crujeiras no oculta su alegría e ilusión por el proyecto. “Actualmente estamos buscando financiación para desarrollarlo pero los primeros pasos que estamos dando en el laboratorio son muy alentadores, nos hacen pensar que vamos por el camino correcto”. Un camino que, como solemos decir cuando hablamos de ciencia, es bueno para todos. “Podríamos empezar a utilizar un recurso natural que tenemos aquí y que tendría grandes beneficios”, explica este gallego que también tiene pecho: “Un producto gallego que también seguiría profundizando la conexión con el mar”.
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