Ha perdido la vista, pero está vivo
Han pasado más de seis meses desde que Antonio (seudónimo), de 13 años, intentó suicidarse tras varios años de acoso. Pasó casi dos meses internado en cuidados intensivosEstaba en estado crítico y le dijeron a su madre que no sobreviviría. Pero lo hizo, y ahora que ha recuperado fuerzas, aunque con graves consecuencias, quiso contarnos su historia: «Estoy más o menos, con consecuencias que no me gustaría tener pero fue así. Tener la visión borrosa, ver como un túnel, nada más». Antonio asegura que hoy ni siquiera recuerda bien lo que le hicieron, ni lo que pasó por su mente ese día, sólo que le molestaron mucho.
Lo acompaña su madre, quien denuncia que el menor ha sido víctima de intimidación toda su vida, desde que vivió en Colombia hasta hoy en España: «Es un niño que atrae a la gente que quiere hacer el mal».
Ella era consciente del acoso que sufría su hijo y en diferentes colegios habló con los profesores para buscar una solución al problema. Siempre lo hicieron, pero Antonio fue al bachillerato y la cosa fue peor: «Mamá, me molestan mucho, me dicen sexy, chiquita, nerd, me molestan, me hacen zancadilla…», decía su madre. El pequeño empezó a cambiar su personalidad y quería alejarse de todos, incluso intentó bajar sus notas para que la gente dejara de llamarlo nerd, pero el acoso era diario. «Psicológicamente lo habían metido en problemas, no podía más y tomó la decisión que había tomado… Decidió que no quería seguir con todo esto».
Antonio intentó suicidarse porque no podía más, pero sobrevivió contra viento y marea: “Salió del coma y tiene secuelas, perdió parte de la vista… Pero lo tengo vivo, que es lo más importante”, dice su madre. Ella nunca imaginó que intentaría suicidarse. Asegura que hizo todo lo posible pero que el instituto no activó el protocolo antiacoso: “Hablé con él, iba a hablar con el profesor, fui tres veces y tenía confianza en eso”.
Antonio sobrevivió, pero las secuelas físicas y emocionales persisten
Antonio aún no ha podido recuperar la vida debido a las secuelas físicas; no ha podido regresar a la escuela porque debe hacerse evaluar su discapacidad. Necesita un bastón para caminar y le cuesta expresarse con normalidad porque también sufrió daño cerebral. “Le hacen pruebas porque es algo inusual”, explica su madre.
El menor quiere lanzar un mensaje a todos los niños y niñas que sufren acoso y que puedan sentirse como él: «A los niños que les hagan algo que se lo digan a sus padres. Y los padres deben activar el protocolo inmediatamente». Antonio sobrevivió milagrosamente a una caída desde el octavo piso, pero las consecuencias siempre lo acompañarán: “Es duro, es demasiado”, dice el niño.
Antonio y su madre participaron en la manifestación contra el acoso que tuvo lugar en Las Palmas de Gran Canaria para mostrar su rechazo a esta lacra. Participaron muchos estudiantes, así como otras víctimas de bullying como Andy, un chico trans que todavía habla emocionado de su experiencia de hace diez años: «Soy un sobreviviente de bullying, intenté suicidarme varias veces pero fracasé. Me llamaron morsa moribunda». Hoy, a sus veintiún años, es un joven fuerte que quiere enviar el mensaje a todos los jóvenes de que no están solos y que si sufren acoso no deben quedarse callados como él al principio.
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