Corea del Sur apela a China para que contenga la creciente agresividad de Kim Jong-Un
El presidente surcoreano, Lee Jae Myung, instó a Xi Jinping, durante una reunión celebrada al margen de la cumbre de APEC, a utilizar su influencia sobre Corea del Norte para reabrir el diálogo intercoreano y contener la tensión en la península. era suyo Primera reunión oficial con el líder chino. y tuvo lugar en un momento de creciente volatilidad política en Asia.
El nombramiento se produjo después Salida anticipada de Donald Trump del foro.tras sellar una tregua comercial con Beijing. Su salida dejó a Xi como protagonista central de la reunión, reforzando su papel como mediador regional y permitiéndole tejer una narrativa de estabilidad frente a la tensión del eje chino-estadounidense.
Lee transmitió a su interlocutor la necesidad de retomar un proceso diplomático con Pyongyang, que en las últimas semanas ha intensificado su retórica y manifestaciones militares. Pyongyang lanzó en octubre varios misiles de corto y medio alcance, incluido un proyectil balístico desde un submarino, y ha declarado que su estatus nuclear es “irreversible”.
El régimen de Kim Jong Un calificó la desnuclearización de «fantasía» y acusó a Seúl de actuar «como un títere de Washington». El tono desafiante se ha combinado con ejercicios de artillería a lo largo de la frontera y con mensajes de advertencia sobre posibles “acciones contundentes” si continúan las maniobras conjuntas entre Corea del Sur y Estados Unidos.
En ese contexto, Lee hizo un llamamiento a Beijing para que desempeñe un papel más activo para enfriar la situación. «La estabilidad en la península no es sólo una cuestión coreana, sino una responsabilidad común de toda la región», declaró. Propuso transformar esta cooperación en una relación “más equilibrada y mutuamente beneficiosa”, intentando suavizar los recelos mutuos desde el despliegue del escudo antimisiles Thaad en 2016, que desató sanciones encubiertas contra sectores clave de la economía surcoreana.
Por su parte, Xi respondió con un tono cauteloso, señalando que el gigante asiático «apoya todos los esfuerzos que promueven la paz y la seguridad en el noreste de Asia». Paralelamente, aprovechó la cumbre para lanzar una ofensiva diplomática, reuniéndose con los jefes de Gobierno de Japón y Canadá, en un intento de mejorar las relaciones que se han tensado en los últimos años.
El encuentro no generó resultados inmediatos, pero sí reflejó una intención compartida: evitar una deriva que desembocara en una nueva crisis armada en la península. Lee busca mantener el equilibrio entre Washington y Beijing mientras intenta contener a un vecino cada vez más agresivo y desconcertante.
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