“Seguimos en los años 60”
«Todavía estamos en los años 60». La frase, pronunciada por el economista Gonzalo Bernardos, no es una mirada nostálgica, sino más bien el crudo diagnóstico del estado actual del mercado laboral en España. Un análisis que apunta directamente a un modelo de trabajo anclado en el pasadoincapaz de adaptarse a las nuevas realidades productivas que ya prevalecen en otras economías de nuestro entorno europeo.
De hecho, Bernardos sitúa el foco del problema en un tipo de tejido empresarial muy concreto: las empresas de baja productividad. Según su visión, estas empresas recurren con demasiada frecuencia a jornadas de trabajo maratónicas y al uso sistemático de horas extras no remuneradas para compensar sus propias deficiencias estructural, una práctica muy extendida que dificulta la modernización del sistema.
Este análisis surge a raíz del reciente revés que ha sufrido en el Congreso de los Diputados la propuesta de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales sin reducción salarial. La medida significó en la práctica un aumento del salario por hora y pretendía equiparar las condiciones del sector privado a las de buena parte de la función pública, pero sufrió un revés en el Congreso. La iniciativa también buscaba cerrar la brecha entre los diferentes regímenes laborales.
El cálculo político detrás del ‘no’ en el Congreso
De hecho, la iniciativa legislativa chocó contra un muro parlamentario formado por el Partido Popular, Vox, Unión del Pueblo Navarro y Junts per Catalunya. Aunque es un bloque ideológicamente diverso en muchos aspectos, la suma de sus escaños fue decisiva derribar una propuesta que contaba con el apoyo de las formaciones de Gobierno y otros socios habituales.
Asimismo, la posición de algunos grupos como Junts ha sido objeto de un análisis político más profundo. Bernardos interpreta su voto en contra como un claro guiño a una parte importante de su electorado, pequeños empresarios catalanesquienes a menudo perciben este tipo de regulaciones como una amenaza a la viabilidad de sus negocios.
Finalmente, el economista ha enviado un mensaje directo a las principales organizaciones sindicales del país. Les ha instado a cambiar el enfoque en las próximas negociaciones y priorizar el aumento de salarios frente a la reducción de la jornada laboral. En su opinión, la gran mayoría de los trabajadores prefieren ver un aumento directo en la nómina en lugar de tener más tiempo libre.
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