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entre largas clases de español y la fría recepción que le espera en Anfield

entre largas clases de español y la fría recepción que le espera en Anfield
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  • Publishednoviembre 4, 2025



Hay viajes que se miden en kilómetros y otros que se calibran por el peso de las emociones que transmiten. el de Trent Alexander-Arnold Desde Liverpool hasta Madrid pertenece a esta segunda categoría.

Este martes, apenas cinco meses después de dejar el club que le formó durante veinte años, el lateral inglés se encontrará Anfield vestido de blanco No como un héroe conquistador, sino como un rival en un duelo de liga de campeones que promete ser tan futbolístico como simbólico.

La paradoja de su historia es abrumadora: mientras estuvo en Madrid pasó largas horas perfeccionando su español con la profesora. Sara Duque, Intentando pertenecer a un vestuario que todavía les parece extraño, los aficionados del Liverpool preparan una recepción que podría congelarlo todo.

Entre el esfuerzo por encajar y el riesgo de ser repudiado, Trent navega por un territorio emocional que pocos futbolistas han atravesado con tanta exposición pública.

Cuando Alexander-Arnold anunció el 5 de mayo que dejaba el Liverpool después de dos décadas completas en la institución, las reacciones no se hicieron esperar. Camisetas quemadas, insultos en redes sociales, pancartas acusándolo de traidor.

La palabra «rata» aparecía repetidamente en los mensajes de aficionados que no entendían cómo alguien criado en el modesto barrio de Clubmoor, a la vuelta de la esquina de Anfield, podía renunciar al sueño de convertirse en capitán del equipo de toda su vida.

Jamie Carragher, leyenda del club, expresó el sentimiento de un aficionado herido: «Los aficionados del Liverpool no creían que Alexander-Arnold viera su camino de la misma manera que Owen o McManaman, porque decía que su sueño era ser el capitán del club y seguir los pasos de su ídolo Gerrard».

El mural de Trent Alexander-Arnold en Anfield

El mural de Trent Alexander-Arnold en Anfield

Prensa europea

En su mensaje de despedida, Alexander-Arnold fue clara sobre sus motivaciones: “Nunca he conocido nada más y esta decisión es para mí asumir un nuevo reto, salir de mi zona de confort y ser exigente tanto a nivel profesional como personal”.

Palabras sinceras que, sin embargo, no calmaron la herida. Su último partido en Anfield estuvo marcado por las lágrimas durante la celebración del título. primera liga, una despedida agridulce que dejó a todos con la sensación de que se había roto algo irreparable.

Integración silenciosa

Si algo caracterizó los primeros meses de Trent en Madrid fue su determinación de no repetir los errores de otros británicos que llegaron a Madrid. Bernabéu. Al contrario de Gareth Bale Alexander-Arnold, que nunca aprendió español con fluidez, comenzó lecciones con Sara Duque incluso antes de su presentación oficial.

Sara Duque, abogada portuguesa y hombre de influencia especializado en la enseñanza de idiomas a futbolistas de élite, fue el artífice de esta transformación lingüística. Con un método centrado en el fútbol –ruedas de prensa simuladas, vocabulario técnico de vestuario, ejercicios de conversación en un contexto deportivo– Duque transformó sus horas de clase semanales en una inmersión total.

En un vídeo publicado recientemente, Trent explicó en un español sorprendentemente fluido: «Hola, mi nombre es Trent. Empecé a aprender español con Sara hace cinco meses. Antes no hablaba nada. Quería aprender a comunicarme con mis compañeros, mi entrenador y los aficionados del Real Madrid, y adaptarme mejor al club y a la gente».

Vídeo de Trent Alexander-Arnold que demuestra su progreso en el aprendizaje del español

Su profesor no dudó en elogiar el esfuerzo: «Cinco meses. Fue todo lo que hizo falta, pero no fue fácil. Trent eligió empezar de cero, parecer imperfecto, seguir apareciendo día tras día. Cuando habló en ese escenario de Madrid, no se trataba de fluidez. Se trataba de respeto, coraje y un verdadero deseo de pertenecer».

Sin embargo, el propio Alexander-Arnold reconoce las dificultades: «Hay ocasiones en las que me cuesta entender a Xabi o a mis compañeros cuando hablan muy rápido. Xabi me habla mucho en inglés para que pueda entender bien cada instrucción».

La barrera del idioma sigue siendo su mayor obstáculo en una adaptación que, fuera del campo, ha sido ejemplar. En el vestuario, la imagen que da es reservada -nada tímida-, analítica («es una de las mejores mentes futbolísticas del equipo», decía Klopp de él cuando estaban en el Liverpool) y con ambición de adaptarse rápidamente.

Dificultades deportivas

La otra cara de la moneda es más oscura. Aunque Trent invirtió en su integración cultural, su presencia en el campo de juego fue un testimonio.

En los primeros cinco meses de la temporada con el Real Madrid, jugó sólo 156 minutos en cinco partidos oficiales (una media de 31 minutos por partido) sin registrar un solo gol o asistencia.

La razón principal fue la rotación con Daniel Carvajal en posición de salida a las órdenes de Xabi Alonso. Luego vino la lesión: un problema en el bíceps femoral de la pierna izquierda que le mantuvo de baja cinco partidos, incluido el decisivo Clásico contra el Barcelona. Su momento más esperado para demostrar su valía llegó justo cuando su cuerpo lo traicionó.

Ahora, con la lesión de Carvajal -que le mantendrá dos o tres meses de baja tras pasar por el quirófano-, Trent tiene la oportunidad de reivindicarse. Pero el contexto no podría ser más difícil: regresar a Anfield, aunque aún no está completamente recuperada y no se la espera en el once.

El regreso del hijo pródigo

Cuando este martes a las 21.00 horas. Trent Alexander-Arnold llega al césped de Anfield como jugador visitante, todo será diferente. Calentará en el lado contrario, entrará por el vestuario rival, escuchará el himno “Nunca caminarás solo” sin poder cantarlo con la misma propiedad.

Y sobre todo, se enfrentará a una afición que aún no ha decidido si perdonarlo o condenarlo.

Sus propias palabras antes del partido reflejaron esta tensión: «En el sorteo, todo el mundo sabía lo que iba a pasar. Estaba predestinado. Sentimientos encontrados. Será un partido muy difícil, pero estoy muy ilusionado».

Trent Alexander-Arnold, en el Santiago Bernabéu

Trent Alexander-Arnold, en el Santiago Bernabéu

AFP7 / Europa Prensa

Prometió que si marca no lo celebrará: «Sinceramente, si marcara, no lo celebraría. Cómo sea recibido es decisión de la afición. Siempre amaré al club y siempre seré un aficionado».

Pero esa promesa podría no ser suficiente. La herida sigue abierta. Para muchos aficionados del Liverpool, Trent no es un traidor, sino una profunda decepción. Dejó el club en su mejor momento, con sólo 26 años, rechazando la oportunidad de convertirse en capitán para perseguir títulos con el Madrid. Es una narrativa que los aficionados de Anfield no perdonan fácilmente.

entre dos mundos

El viaje de Trent Alexander-Arnold a lo largo de estos cinco meses es el de una persona atrapada entre dos identidades. En Madrid aprendió español con dedicación obsesiva, interactuando con Judas Bellingham -su mejor amigo en el vestuario- y elogia la inteligencia táctica de Xabi Alonso, al que considera un ídolo desde pequeño. Pero aún no ha conquistado el campo. Todavía tiene que demostrar que puede ser el lateral derecho que necesita el Madrid.

En el Liverpool dejó un legado de 354 partidos, 93 asistencias y nueve títulos. Sin embargo, su nombre ya no despierta aplausos. Las pancartas que alguna vez celebraron el «un chico normal de Liverpool que hizo realidad su sueño» Hoy se le acusa de olvidar sus raíces.

Este martes en Anfield, Trent no volverá como héroe. En realidad, tampoco como villano. Volverá como realmente es: un futbolista de 26 años que ha decidido salir de su zona de confort y que ahora deberá asumir las consecuencias.

Bajo las luces del estadio donde creció, con un español todavía imperfecto en la boca y las dudas deportivas pesando sobre sus hombros, Alexander-Arnold vivirá uno de los momentos más incómodos y reveladores de su carrera.

El frío en Anfield no será sólo climático. Estará en movimiento. Y sólo él sabrá si este viaje de cinco meses valió la pena.



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