Vecinos de la zona de Leganés donde se violó a una joven en un narcolocal denuncian continuos altercados
LEGANÉS 4 nov (EUROPA PRESS)-
Vecinos de la calle San Andrés de Leganés han asegurado que la zona donde el fin de semana fue violada una venezolana de 22 años es una «pesadilla» debido a los continuos altercados en torno a la actividad de un narco situado en el interbloque número 3.
Los vecinos han indicado a Europa Press que el individuo que regenta este establecimiento, un marroquí de 29 años con antecedentes penales, fue detenido el sábado como presunto autor de la violación de la joven mediante sumisión química.
La Policía se desplazó hasta la zona después de que una llamada alertara de que una mujer caminaba desnuda y en estado de shock por la calle. A la llegada de los agentes, la mujer los condujo hasta el local, donde localizaron a un individuo que fue detenido.
En el interior de la vivienda se encontraron sustancias estupefacientes y efectos personales de la joven, lo que reforzó la versión aportada por la víctima, según informa ‘El Mundo’ y fuentes de la Jefatura de Policía han confirmado que el individuo ya ha sido puesto a disposición judicial.
Este es el último evento ocurrido en esta farmacia. De hecho, el detenido, según los vecinos, es un «conocido» de la zona que, el pasado mes de septiembre, fue apuñalado en el abdomen y el pecho por cuatro individuos en un probable «ajuste de cuentas».
En los últimos tres años, según han afirmado, la situación se ha «radicalizado» hasta el punto de volverse «insostenible» en las inmediaciones del local.
Así, han señalado tiroteos, peleas, venta de drogas y ajustes de cuentas. Los vecinos no confían en que cese la actividad ilegal en el local. «Saben que no les pueden hacer nada. E incluso nos han dicho que el establecimiento deja un beneficio limpio de 25.000 euros al mes. No lo van a dejar pasar», lamentan los vecinos.
«Es casi un infierno. Cuando escuchas la voz desgarradora de una chica que está siendo violada, te parte el alma. No tenemos sorpresas, sólo necesitamos una tarjeta de identificación de terrorista, inmolándose en el sótano del edificio», dicen los residentes.
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