No es por presumir, pero la verdad es que la aldea está preciosa; digna de verse
La Navidad está a la vuelta e la esquina y ya son muchos los ojos que están puestos en Vigo, ciudad que se ha convertido en los últimos años en centro de peregrinaje para los amantes de las luces y decoraciones de esta mágica época del año. Pero cada vez son más las ciudades y pueblos que apuestan por enagalanar sus calles y demostrar un colectivo espíritu navideño y no solo para atraer turistas, sino para disfrutar ellos mismo de su trabajo y dar un toque de color a las largas noches invernales de diciembre.
[–>[–>[–>El Ayuntamiento de Vigo gasta algo más de dos millones de euros al año en llenar de luces la ciudad para atraer visitantes durante las fiestas. Pero los vigueses no son los únicos que pueden presumir de decoración navideña. En la montaña asturiana hay ejemplos de que con poco se puede hacer muchos si lo que media es el apego a lo propio. Los vecinos de Villar, en la zona alta del valle de Cuna y Cenera, engalanaban el pasado año el pueblo con un mimo que no se paga con dinero: » No es por presumir, pero la verdad es que la aldea está preciosa; digna de verse», declaraba Florina Iglesias, presidenta de la asociación de vecinos a LA NUEVA ESPAÑA.
[–> [–>[–>Hórreos, corredores, caleyas y árboles irradian en Villar ambiente navideño. Adornos y luces ornamentaban el pueblo creando una hospitalaria atmósfera en cuanto empieza a anochecer. «A raíz de la pandemia empezamos a decorar el pueblo con adornos que hacíamos en el taller del telecentro, pero este año decidimos poner muchas más luces, ya que los adornos los colocábamos principalmente en los tejados y era un poco peligroso», explican los vecinos. Un joven carrasco situado en el centro de la aldea y varios hórreos fueron iluminados por la asociación. Fue solo el principio. «Al ver que estaba quedando todo tan guapo, las familia se fueron animando y todos hemos decorado nuestras casas. Da gusto pasear por Villar estos días», apuntaba orgullosa Florina Iglesias.
[–>[–>[–>
Villar se asoma al turístico valle de Cenera desde la ladera del monte Llosorio. La aldea se ubica a unos 9 kilómetros del casco urbano de Mieres y roza los 500 metros de altitud. . En el pueblo hay actualmente 24 casas. «Casi todas están ocupadas. Ha llegado mucha gente joven. Cuando la pandemia empezaron a venir los fines de semana y al final se han quedado», destacaba Iglesias. Las familias se volcaban con la decoración navideña. «Hay unas casas a las afuera del pueblo que están deshabitadas, pero los dueños también las han adornado y han quedado muy bien».
[–>[–>[–>Tras el éxito del pasado año, Villar aspira a convertirse una vez más en una postal navideña este 2025 digna de visitar para los amantes de esta época del año
[–>[–>[–>
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí