CAZORLA ARSENAL OVIEDO | Holloway no se olvida de su «Little magician»: la afición del Arsenal idolatra a Cazorla, un medio «con muchísima calidad»
Hay futbolistas que marcan una época. Trascienden al fútbol. Son historia. Maradona, Pelé, Beckenbauer, Messi, George Best, Cristiano Ronaldo… Hay muchos ejemplos. Sin embargo, es difícil encontrar un jugador salido del Real Oviedo cuyo nombre siga resonando con el paso de los años. Es normal. Ciudad pequeña, equipo histórico, pero sin títulos. Lángara está incluido en la lista de los máximos artilleros de la historia, con 504 goles.
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Ocupa el número 32, superando a grandes nombres como Benzema o Ronaldo Nazario. Pero el vasco no nació en Asturias y vistió la zamarra azul antes y después de la Guerra Civil española. Es difícil de recordar. Luego se sucedieron muchos héroes carbayones: Tensi, Carlos Muñoz, Jokanovic… Pero, sin duda, cuando alguien piensa en el Real Oviedo se le viene a la cabeza un chaval de Fonciello que tuvo que buscarse la vida cuando los azules naufragaban en el fútbol no profesional y que terminó levantando dos Eurocopas. Y ojo, que no levantó la preciosa copa mundialista porque siempre tuvo muy mala suerte con las lesiones.
[–> [–>[–>LA NUEVA ESPAÑA se desplaza a Londres para dar fe de la huella que Santi Cazorla dejó en la historia gunner. Más concretamente al Emirates Stadium, feudo del conjunto cañonero, el Arsenal, uno de los favoritos a ganar la Premier League esta temporada y, por qué no, la Champions. Por el céntrico barrio de Holloway, donde se levanta este monumental campo de fútbol, todavía se acuerdan de Santi Cazorla, «The Little Magician», como se le conocía en Sobha Realty por los miles y miles de aficionados gunners.
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Ben y Archie, en los Emiratos / J. Alonso
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Domingo 26 de octubre. Acaban de cambiar la hora. El Arsenal se mide al Crystal Palace a las 15 horas en casa. Qué diferente es el fútbol inglés. Se juega igual, pero se vive de otra manera. El ambiente que lo rodea tiene algo de mágico y quizá, en España, la afición no esté acostumbrada a vivir este deporte de la misma manera. A las diez de la mañana, en Hornsey Road, la calle que da acceso al estadio, no cabía un alfiler. Miles y miles de personas caminaban con paso casi militar hacia el feudo cañonero para vivir una buena jornada de fútbol. Igual que en la taquillera película de Charlie Hunnam y Elijah Wood, «Green Street Hooligans». Diez grados, pero sensación térmica de uno. Los hinchas, protegidos de la rasca hasta las cejas.
[–>[–>[–>«¡Por supuesto que nos acordamos de Cazorla!», dice Tom Hills, un gunner preguntado por este periódico que, cerveza en mano, vocifera arengas mientras se dirige al «The Tollington Arms», el pub oficial de la hinchada roja, a beberse otras tantas pintas –»paints», como dicen ellos–. «Era pequeñito, pero tenía mucha magia y siempre será recordado por la afición de este equipo», asegura mientras hace un gesto con la mano indicando la altura del Mago de Fonciello.
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–¿Sabe en qué equipo juega ahora Cazorla? –pregunta LA NUEVA ESPAÑA.
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[–>–»Pensaba que estaría retirado», responde Hills.
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Y es que poca gente en Londres conoce al Oviedo. La última vez -y la única- que los azules jugaron una competición europea fue en 1992. Cazorla tenía ocho años. Todavía estaba lejos de marcar golazos de falta en el mítico Emirates Stadium.
[–>[–>[–>Una vez dentro de Hornsey Road, el ambiente se enloquece. Juegan contra el Crystal Palace, un equipo de media tabla, pero es un derbi londinense y se nota. Parece una previa de Champions. Miles de personas acceden al estadio horas antes del pitido inicial. Hay algún que otro enfrentamiento entre hooligans de ambos equipos. Hay insultos, pero también abrazos. Al fin y al cabo, son paisanos. Les separan los colores, como una especie de muro de Berlín. Pero, derribada esa pared, hay amigos y familiares que se desean suerte antes de la contienda.
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En los aledaños del campo –sus dimensiones impresionan y para recorrerlo hay que caminar varios kilómetros–, se vislumbran unas banderas con la cara de todos los héroes de la historia gunner: Henry, Pirés, Dennis Bergkamp, Patrick Vieira… Sin embargo, y a pesar de que hay cerca de un kilómetro de banderas, no hay ninguna de Cazorla. «Nunca lo habíamos pensado, pero sí que nos gustaría que el ‘Little Magician’ estuviese en uno de esos mástiles. La clase que tenía ese centrocampista se ha visto poco en este estadio», afirman Ben y Archie Simmons, padre e hijo, con la camiseta del Arsenal y ya haciendo cola para acceder al recinto, junto a un muro en el que se leen los nombres de los socios del Arsenal fallecidos.
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«¡Cazorla was the fucking best!», dice el joven Archie, empapado de fútbol desde que nació, compartiendo la pasión cañonera de su padre Ben. Significa algo así como que Cazorla era el mejor, pero con un exagerado acento british y con alguna palabra que es mejor no traducir al castellano.
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Corren las «paints» de cerveza. Huele a una mezcla de fritura de «fish and chips», ese tradicional plato inglés que se basa en un trozo de merluza -o del pescado que pillen- con patatas fritas, y a las especias de algún plato pakistaní que se prepara en los bajos del estadio. «Es el olor del fútbol», dice un grupo de aficionados ingleses con bufandas de Gyokeres, el nuevo ídolo gunner, mientras beben cerveza, engullen pescado y charlan sobre el gran partido que habían cuajado los suyos pocos días antes contra el Atlético de Madrid en Champions: 4-0 en el Emirates, con dos tantos de la estrella emergente sueca. «Vamos a ganar seguro. El Palace no tiene nada que hacer porque ahora mismo somos el mejor equipo del mundo. Aunque no nos sobraría Cazorla, desde luego. Es uno de los mayores talentos que hemos visto en este campo. Quizás no fuese muy constante, ni un gran goleador, pero tenía ese toque mágico que ponía en pie a toda la grada», indican.
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Al lado del estadio, varias tiendas que venden productos del club y el icónico museo de la entidad inglesa. Allí hay varias fotos de equipo de las FA Cup de 2013 y 2015 ganadas por Cazorla y sus compañeros, y de las dos Community Shield que también levantó el Mago de Fonciello. Además, se puede comprar su camiseta, incluso un cuadro con su firma, que allí está expuesto con un módico precio de 230 libras esterlinas (unos 261 euros).
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Cazorla no tiene bandera ni su cara aparece grafiteada en la fachada del Emirates Stadium. Sin embargo, su paso por el conjunto londinense y sus 29 goles y 46 asistencias, siendo el MVP de la final de la FA Cup de 2014 y su inclusión en el equipo ideal de la Premier League en la temporada 2012/13, dejaron huella en los miles de hinchas que cada semana van a apoyar a su equipo. «Little Magician» es irrepetible, y en el barrio de Holloway lo saben. Ah, por cierto, el Arsenal ganó 1-0 al Palace en esa fría tarde londinense.
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