El cierre del Gobierno de EEUU ya es el más largo de la historia
En medio del desconcierto republicano por los nefastos resultados electorales del martes, el Gobierno federal de Estados Unidos acaba de batir un récord infausto. Este miércoles ha entrado en su trigésimo sexto día de operaciones parcialmente paralizadas por la falta de acuerdo en el Congreso para financiar su funcionamiento. El cierre gubernamental está afectando severamente a millones de personas: desde los funcionarios públicos, a los controladores aéreos o las legiones de estadounidenses que dependen de las ayudas públicas para comprar alimentos. Hasta ahora, ni republicanos ni demócratas habían demostrado demasiada flexibilidad para resolver el entuerto, pero la debacle electoral para los conservadores podría cambiar las tornas.
[–>[–>[–>Donald Trump ha achacado los malos resultados del martes al cierre del Gobierno y ha instado a sus correligionarios a mover ficha cuanto antes para desbloquear la financiación. “Tenemos que abrir el país. Y la forma en la que vamos a hacerlo esta tarde es acabando con el filibusterismo”, dijo el presidente durante una reunión con senadores republicanos en la Casa Blanca. El filibusterismo es una norma propia del Senado por la que se requiere una mayoría cualificada de 60 votos para acabar con los debates previos a la votación de los proyectos de ley, lo que permite al partido en minoría retrasar o incluso bloquear las votaciones. Los republicanos tienen actualmente una mayoría de 53 frente a 47 escaños.
[–> [–>[–>De modo que Trump no parece tener ninguna intención de ceder: simplemente quiere cambiar las normas para salirse con la suya. Una maniobra a la que algunos republicanos se oponen, dado que cuando pierdan la mayoría, el cambió perjudicará a sus intereses.
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Sea como fuere, los dos cierres de Gobierno más largos de la historia se han producido bajo el mandato del neoyorkino. El primero, entre finales de 2018 y principios de 2019, duró 35 días y estuvo motivado por las discrepancias para financiar el muro fronterizo con México. Esta vez las razones son distintas. Los demócratas exigen que se prorroguen las subvenciones a los seguros sanitarios para impedir que sus costes se disparen, mientras los republicanos sostienen que no negociarán el asunto hasta que sus rivales acepten reabrir el gobierno.
[–>[–>[–>Impacto sobre la ciudadanía
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Los grandes perdedores son los ciudadanos. Por primera vez en muchos décadas se ha suspendido la entrega de los cupones de comida que 42 millones de estadounidenses reciben para complementar la alimentación de sus familias, aunque los tribunales han obligado a la Casa Blanca a recurrir a fondos de emergencia para financiar al menos la mitad del programa. Paralelamente, 750.000 funcionarios han sido despedidos temporalmente, una suerte de baja no remunerada que ha dejado sin atención al público desde hace más de un mes a departamentos tan importantes como Hacienda, la Seguridad Social o las oficinas que atienden a los pequeños empresarios o los agricultores. Policías, militares, agentes de inmigración y otros “trabajadores esenciales” se han salvado de momento y siguen cobrando.
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Los parques nacionales y los museos Smithsonian llevan semanas cerrados. Y en los aeropuertos, el caos se está convirtiendo en la norma. Más de tres millones de vuelos han sufrido retrasos o han sido cancelados desde el 1 de octubre, cuando comenzó el cierre, por la afectación sobre los controladores aéreos. Si bien están obligados a seguir trabajando, al estar considerados como trabajadores esenciales, han perdido ya una paga mensual. Y sus representantes advierten que están llegando al límite.
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[–>“Ninguno de ellos puede perder dos nóminas”, dijo esta semana el secretario de Transportes, Sean Duffy. “Veremos retrasos masivos y cancelaciones a gran escala. Incluso podríamos vernos obligados a cerrar parte del espacio aéreo si no tenemos controladores”.
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De momento, sin embargo, no hay solución a la vista. Senadores y diputados, eso sí, siguen cobrando sus salarios.
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