15 hábitos que te ayudan a fortalecer tus defensas y a evitar enfermedades







Nuestro sistema inmunológico es una red compleja que trabaja incansablemente para defendernos virus, bacterias y otros agentes que pueden enfermarnos. Y esto de varias maneras:
Tenemos inmunidad innata y otro adaptativo. El primero está con nosotros desde el momento en que nacemos y actúa como un soldado guardia que detiene a cualquiera que intente colarse en nuestro cuerpo.
Adaptativo es más lento, pero mucho más preciso: Se necesita tiempo para reconocer al enemigo y diseñar una respuesta adecuada. Sin embargo, una vez que lo haces, lo recuerdas. Este recuerdo es el que nos protege si el mismo intruso reaparece en el futuro.
Hay otra inmunidad, la cruzada. Es un fenómeno mediante el cual el sistema inmunológico, después de combatir un virus o una bacteria, logra identificar otro microorganismo similar y reacciona contra él. Es como si tu ejército interno (entrenado con este rival) pudiera dejar atrás a otros agresores.
Esto no siempre evitará que usted se enferme, pero si, puede aliviar los sintomas y defensa, más rápido. Como refuerzo, se pueden practicar medidas sociales que puedan reducir la propagación de gripe, resfriados y Covid.


Los genes de algunas personas las predisponen a sufrir infecciones.
Es cierto que con la llegada del frío algunas personas tienen una clara tendencia a enfermar. ¿Pero por qué sucede esto? EL Dra. Blanca Urban, jefa del servicio de inmunología clínica del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona) Él nos dice:
«Hay factores que no podemos cambiar, como la genética, la edad o determinadas enfermedades crónicas. “Ciertas variantes genéticas pueden influir en la susceptibilidad a las infecciones, así como en los tratamientos inmunosupresores”, explica.
“Otras patologías crónicas, como diabetes o enfermedades cardiovasculares, se asocian con una mayor gravedad de las infecciones. Además, El estrés crónico puede afectar el sistema inmunológico y facilitar las infecciones”, añade el especialista quien además nos cuenta que gracias a nuestro estilo de vida podemos mitigar el efecto de todas estas afecciones.
Cómo fortalecer las defensas
El sistema inmunológico, como cualquier otro sistema de órganos, Necesita cuidados para funcionar de la mejor manera. La buena noticia es que tenemos varias formas sencillas de ayudarte.
1. Primero, “limpia” tu cuerpo
Con el tiempo, en nuestro cuerpo se acumulan células senescentes, una especie de células zombies que ya no realizan su función y además bloquean las que deberían hacerlo. Esta carga debilita el sistema defensivo y lo hace menos eficaz.
2. EJERCICIO FÍSICO
Ejercicio físico regular de intensidad moderada. Es una de las mejores herramientas para deshacerse de este material innecesario. Caminar a paso ligero, nadar o andar en bicicleta no sólo fortalece los músculos y el corazón, sino que también actúan como un auténtico barredor celular, dando paso a células nuevas, más jóvenes y más activas.
Sí, de hecho: La clave es la coherencia y la moderación.. El ejercicio intenso y excesivo puede tener el efecto contrario y generar más inflamación de la deseada.


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3. Dieta equilibrada
A esta estrategia, la del movimiento, se le suma una dieta equilibrada, esto ayuda a mantener baja la inflamación interna y nos proporciona nutrientes esenciales para la renovación celular. No hay necesidad de fórmulas complicadas: Simplemente reduce los alimentos ultraprocesados y céntrate en alimentos frescos y variados.pero es importante prestar atención a ciertos detalles, porque -además de esta acción celular- una buena alimentación mantendrá tus defensas en alerta.
4. Incluye alimentos que actúan como escudo protector
Cada vez más especialistas hablan de inmunonutrición, es decir, la forma en que determinados alimentos ayudan a prevenir o superar más rápidamente una infección viral. Su acción se explica porque intervienen sobre tres grandes barreras defensivas: la piel y las mucosas, la microbiota intestinal y, en última instancia, el propio sistema inmunológico, como se explica en Dr. Francisco José Pérez Cano, profesor de la Universidad de BarcelonaExperto en inmunonutrición.
5. No dejes que tu dieta sea monótona
Una dieta equilibrada y rica en alimentos frescos. Nos aporta muchos nutrientes (en legumbres, pescados y carnes magras, en cereales integrales y frutos secos), imprescindibles para el buen funcionamiento de nuestras defensas.
Mientras más variedad comas a lo largo de la semana y más alimentos diferentes incluyas, más podrás asegurarte de obtener una cantidad adecuada de nutrientes.
6. Tus defensas necesitan antioxidantes


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Los encuentras en frutas y verduras frescas. La vitamina C es el antioxidante más poderoso y la obtienes comiendo cítricos, kiwi y también pimientos.
Además, hay que tener un buen aporte de vitamina E, en aceites vegetales como el aceite de oliva; y zinc, esencial para múltiples funciones inmunes (que se encuentra en mariscos, pescados, carnes, frutos secos y legumbres).
7. Tus defensas se fortalecen en la microbiota intestinal
Alimentos fermentados como yogur – siempre refrigerados, Es decir, los postres lácteos pasteurizados que se venden sin necesidad de conservarlos en el frigorífico no funcionan de la misma manera: aportan microorganismos vivos (lactobacilos) que fortalecen la flora intestinal.
A ellos se suman las fibras que se encuentran en frutas como manzanas, verduras, legumbres y frutos secos. Una microbiota sana actúa como barrera contra los patógenos y también mejora la respuesta inmune del tracto respiratorio.
8. Hay que darle importancia a la fibra y no exagerar con las grasas


Cualquier cambio dietético, por simple que sea, tiene un impacto en el metabolismo general y en el sistema inmunológico en particular.
- Se ha demostrado que cambiar de una dieta rica en fibra a otro que no lo piensa mucho (quizás por tomar con frecuencia alimentos ultraprocesados) le basta para provocar una bajada de las defensas (inmunosupresión sistémica): las células defensivas TCD4 se pierden en el intestino y esta mucosa se deteriora.
- Las grasas, en cambio, deben estar en cantidad suficiente. Y elegirlos con cuidado (aceite de oliva virgen extra; aguacate, huevos, frutos secos, etc.). un estudio de La revista de inmunología revela que llenar la dieta con grasas malas reduce la capacidad del sistema inmunológico (neutrófilos) para responder a infecciones por virus y bacterias.
9. Vitamina D, el refuerzo necesario


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Las infecciones respiratorias son más comunes en invierno, cuando la piel recibe menos luz solar y no produce suficiente vitamina D. Esta hormona vitamínica regula la función inmune. y su deficiencia se asocia con un mayor riesgo de infecciones.
Además de generarlo a través de la piel (con exposición solar moderada), Se obtiene de huevos, champiñones, cereales integrales y pescado azul. (salmón, arenque, sardinas).
10. Revisar el papel de los suplementos para aumentar las defensas
El Dr. Urban nos dice que en personas sanas con una alimentación adecuada no son necesarios. «Las excepciones son aquellas personas que tienen problemas de absorción intestinal o que siguen dietas que pueden provocar deficiencias nutricionales. En estos casos, la suplementación debe realizarse siempre bajo control médico», aclara.
añadir otros hábitos igualmente apropiados
Una vez despejado el terreno y hemos puesto nuestro cuerpo en orden para reducir al máximo las células inactivas o los tejidos inflamados, lo más importante es mantener rutinas que promuevan el buen funcionamiento defensas.
11. Intenta dormir profundamente


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Durante el sueño, el cuerpo se repara, produce anticuerpos y regula la inflamación. Dormir entre 7 y 8 horas, y la mayor parte de ese descanso sea de calidad (sueño profundo y reparador), es un pilar fundamental de una inmunidad equilibrada.
13. Reduce tus niveles de estrés
Vivir siempre a un ritmo acelerado debilita el sistema inmunológico, en gran parte debido al exceso de cortisol. Técnicas de relajación, actividades placenteras o simplemente bajar el ritmo contrarrestan este fenómeno.
14. Consumo moderado de alcohol
Tomarlo en exceso altera la microbiota y debilita la respuesta inmune. Lo mismo hay que decir del tabaco. Fumar no sólo daña los pulmones, también afecta la eficacia de las defensas. Incluso reduce la respuesta a las vacunas, dejando al organismo menos protegido.
15. Ser constante es tu mejor cualidad
No existen fórmulas mágicas ni atajos; Fortalecer el sistema inmunológico depende de la suma de las acciones diarias que aquí se han mencionado. Son pequeños pasos pero, sumados entre sí y repetidos día tras día, permiten que nuestras defensas funcionen sin obstáculos y estén siempre preparadas para actuar.
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