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Starmer lucha por su supervivencia política en el Número 10 de Downing Street

Starmer lucha por su supervivencia política en el Número 10 de Downing Street
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  • Publishednoviembre 13, 2025




Tiene mayoría absoluta en el parlamento y lleva poco más de un año en Downing Street. Pero Nadie está seguro de que Keir Starmer seguirá siendo primer ministro británico en Navidad. El desafío a su liderazgo ya no es sólo un rumor. Es una noticia que protagoniza las primeras planas y que podría darse en cuanto se presenten los Presupuestos Generales del Estado el próximo 26 de noviembre.

El malestar entre las filas laboristas es palpable. Starmer no ganó las elecciones de 2024 por su gran carisma, sino por el cansancio de los votantes tras catorce años de gobierno conservador. Pero desde entonces su popularidad no ha aumentado.

Las encuestas lo sitúan como el primer ministro británico más impopular desde que comenzaron las encuestas en la era moderna. Si bien el Partido Laborista no tiene más de una quinta parte del electorado, El populista Nigel Farage, líder del partido de derecha radical Reform UK.no deja de aumentar su ventaja.

En medio de este escenario, las elecciones locales, galesas y escocesas de mayo -en las que se espera que los laboristas obtengan malos resultados- fueron consideradas una prueba crucial para la supervivencia política de Starmer. Pero parece que Las cosas se han precipitado por el descontento de los Presupuestos Generales donde se supone que el Gobierno tendrá que incumplir su promesa y finalmente aumentar los impuestos para abordar una economía estancada.

En un intento inusual y aparentemente deliberado por parte de figuras destacadas del Número 10 de apuntalar la posición del todavía primer ministro, se advirtió a los conspiradores queUn intento de golpe de Estado podría generar preocupación en los mercados. Esto se suma a la intensa guerra de filtraciones que se libra desde la noche del martes con los nombres de los ministros que supuestamente están llevando a cabo sus maniobras de liderazgo.

El que más llama la atención es Wes Streeting, responsable de Sanidad, que ayer negó estar detrás de una trama y exigió el despido de quienes filtren información en su contralo que ha profundizado la ya extraordinaria división en la cúpula del Ejecutivo. Por su parte, desde el círculo de Shabana Mahmood, responsable de Interior, también rechazaron las insinuaciones de que estuviera conspirando, calificándolas de “absurdas” y afirmando que “claramente hay una gran operación en marcha desde Downing Street” para reforzar la posición de Starmer. Ed Miliband, exlíder laborista y actual ministro de Energía, también aparece en los medios como otro de los interesados.

Una fuente gubernamental, crítica con la operación de filtración en Downing Street, dijo al periódico conservador The Telegraph que “El Número 10 se ha atrincherado completamente, traicionando a sus ministros más leales sin ningún motivo”.

Durante la sesión de control del Gobierno de ayer en la Cámara de los Comunes, el líder de la oposición conservadora, Kemi Badenoch, preguntó a Starmer sobre la «cultura tóxica en Downing Street» que el ministro de Sanidad había denunciado horas antes, a lo que el primer ministro respondió que cualquier ataque contra un miembro de su gabinete es “completamente inaceptable”.

La verdad es que la decisión de Downing Street de informar sobre la determinación del Primer Ministro de permanecer en el cargo sugiere que existe una preocupación real de que su puesto esté en peligro. Su autoridad se ha visto debilitada en los últimos meses por una serie de errores, incluidas reformas fallidas de la asistencia social y el mal manejo de escándalos que llevaron a la renuncia de la viceprimera ministra Angela Rayner por falta de pago de impuestos y del embajador británico en Washington, Peter Mandelson, por su amistad con el pedófilo convicto Jeffrey Epstein.

El Partido Laborista ha estado detrás de Reform UK en las encuestas desde las elecciones locales de mayo, con un 18% de intención de voto, frente al 31% del partido de Farage. Los parlamentarios de izquierda moderada también temen que los laboristas pierdan más votantes frente a los partidos progresistas tras el reciente aumento del apoyo al Partido Verde y su derrota ante los nacionalistas galeses Plaid Cymru en las elecciones parciales celebradas en Cardiff.

A diferencia de los conservadores, que expulsaron a Margaret Thatcher, Boris Johnson y Liz Trus, ningún primer ministro laborista en ejercicio ha sido destituido mediante un desafío formal al liderazgo, aunque Tony Blair renunció después de años de presión por parte de su secretario del Tesoro, Gordon Brown. Según el reglamento del partido, el 20% del grupo parlamentario, compuesto actualmente por 81 diputados, tendría que apoyar a un candidato rival para que se produjera una moción de censura.



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