No hay nada peor que un objeto indeseado e inútil
Él Gran Wyoming Comienza su monólogo este miércoles 12 de noviembre en ‘El Intermedio’ recordando a Gaza porque sea la hora que sea, dice, «siempre hay que recordar Gaza» para luego darnos algunos buenos consejos que, asegura, nos harán la vida más fácil, pero también la de los demás, sobre todo ahora que se acercan las vacaciones de Navidad: «No reveles una mierda».
Porque hay gente a la que le gusta mucho traer «tonterías» como los Reyes Magos: «Aún no te he perdonado cuando te dije que me trajeras un disfraz del Oeste y me trajiste un disfraz de pastor de Badajoz», confiesa Wyoming. «Está bien que técnicamente esté al oeste de Madrid, pero…» bromea el presentador.
Por ello, Wyoming insiste en que «hay que tener cuidado con lo que se regala» porque «No hay nada peor que un objeto no deseado e inútil, y especialmente si es muy grande. Como esto que nos dio Franco allá por los años 50″, dice, señalando el gran cruz del Valle de Cuelgamuros lo que se refleja en los pantalones, un regalo que “en realidad fue pagado por todos los españoles de la época y fue construido con mano de obra esclava”.
Pero aún así, continúa Wyoming, «el tipo insistió en dárnoslo y ni siquiera pudimos decirle: ‘Qué lindo, muchas gracias. ¿No hay un ticket regalo?'». Pero realmente, como señala el presentador de El Intermedio, el gran problema es que en democracia No hemos sabido qué hacer con este «monstruosidad fascista» y finalmente, este martes el Gobierno presentó el proyecto ganador del concurso internacional de ideas para dar un nuevo significado al Valle de los Caídos, hoy llamado Cuelgamuros.
Aunque, «ya les digo que resignificar un monumento de exaltación fascista construido para mayor gloria de un dictador criminal es como intentar hacer pasar las memorias de Preysler (Isabel) como un clásico de la literatura. Eso no lo resignifica ni siquiera a ‘Dios'».
en eso video Podemos ver su monólogo íntegro, que concluye que, «a pesar de todo, la gigantesca cruz seguirá presente, recordándonos a todos que incluso 50 años después de su muerte, el dictador despierta entusiasmo entre sus partidarios y miedo entre los demócratas, porque es evidente que el Gobierno ha actuado con miedo y no se ha atrevido a afrontar las presiones tanto de los ultras como de la Iglesia católica, que quieren convencernos de que un símbolo fascista es un templo religioso normal y corriente (…) Lo que haría es devolverle «un regalito a la familia Franco».
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