Este miércoles se vio una imagen insólita: el Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, entrando al juzgado, quitándose la bata para declarar… y volviéndose a ponerla al salir. Entre medias, una hora y cuarto de comparecencia en la que negó rotundamente haber filtrado el famoso correo electrónico del novio de Isabel Díaz Ayuso y dejó varias pistas sobre quién podría estar detrás de todo.

García Ortiz aseguró que cuando mencionó el correo electrónico ya era público y que borró su celular por cuestiones de seguridad, pero lo más llamativo fue cómo pasó de defenderse a atacar. Porque sí, el fiscal dejó claro que no se iba a quedar callado: apuntó directamente a Miguel Ángel Rodríguezacusándolo de difundir «trampas y calumnias contra la labor de la Fiscalía». «Nadie ha ordenado la retirada de lo que no se ha ofrecido. Esto es una calumnia directa contra quienes podemos tener superioridad en el caso», afirmó.

No se quedó ahí: también criticó Ayusoacusándola de cuestionar el trabajo de la Fiscalía a través de tuits y apariciones. «En esta persecución se ha cuestionado el trabajo de la Fiscalía española; se han invertido los papeles de culpables y de perseguidores», afirmó.

Y si alguien pensó que la tensión se quedaba fuera de la institución, se equivocó: La fiscal provincial Lastra también recibió su amonestación. Según García Ortiz, obstaculizó la publicación de una nota y no respondió a sus llamadas, algo que, según él, refleja «una deserción con la actual y anterior dirección».

Al cerrar su intervención, el Fiscal General resumió su postura en una frase que resume todo el episodio: «La verdad no se filtra, la verdad se defiende». Entre acusaciones y justificaciones, dejó claro que la Fiscalía sigue defendiendo su honorabilidad… mientras señala con el dedo a quienes, según él, intentan perjudicarle.

Los políticos y periodistas quedaron fuera de su supervisión directa, pero el sentimiento es claro: Este miércoles, García Ortiz volvió a demostrar que, ni siquiera en el banquillo, no pierde la capacidad de supervisar.

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