Un fármaco barato usado para la gota reduce el riesgo de infarto e ictus
Según una nueva revisión Cochrane, la colchicina, un fármaco barato comúnmente utilizado para tratar la gota, reduce los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares en personas con enfermedades cardiovasculares. Además, el efecto beneficioso de una dosis baja de colchicina durante al menos seis meses … Esto no va acompañado de un aumento de los efectos secundarios graves.
La enfermedad cardiovascular suele ser causada por una inflamación crónica de bajo grado, que contribuye a eventos cardiovasculares recurrentes como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular. La colchicina tiene propiedades antiinflamatorias que la convierten en una opción prometedora para las personas que padecen enfermedades cardíacas..
La revisión resume los resultados de 12 ensayos controlados aleatorios en los que participaron casi 23.000 personas con antecedentes de enfermedad cardíaca, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular. Los estudios incluyeron pacientes que recibieron colchicina durante al menos 6 meses, en dosis de 0,5 mg una o dos veces al día. La mayoría de los participantes fueron hombres (80%), con una edad promedio entre 57 y 74 años. La mitad recibió colchicina, mientras que la otra mitad recibió un tratamiento ficticio (placebo) o ningún tratamiento adicional además de la atención habitual.
En general, aquellos que recibieron colchicina en dosis bajas tenían menos probabilidades de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Por cada 1.000 personas tratadas, hubo 9 ataques cardíacos y 8 accidentes cerebrovasculares menos en comparación con aquellos que no tomaron el medicamento. Aunque no se identificaron eventos adversos graves, los pacientes que tomaban colchicina tenían más probabilidades de sufrir efectos secundarios gástricos o digestivos, pero generalmente fueron leves y de corta duración.
«Para 200 personas con enfermedades cardiovasculares, en las que normalmente esperaríamos alrededor de 7 ataques cardíacos y 4 accidentes cerebrovasculares, con dosis bajas de colchicina podríamos prevenir alrededor de 2 ataques cardíacos y 2 accidentes cerebrovasculares», explica Ramin Ebrahimi, primer autor de la revisión e investigador de la Facultad de Medicina de Greifswald (Alemania). «Estas reducciones podrían ser un factor decisivo para los pacientes que viven con un riesgo cardiovascular continuo».
Dado que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo, la colchicina representa una opción prometedora, asequible y accesible para la prevención secundaria en pacientes de alto riesgo.
“Estos resultados proceden de ensayos financiados con fondos públicos que dan un uso completamente nuevo a un fármaco muy antiguo y barato”, explica Lars Hemkens, autor principal e investigador de la Universidad de Berna (Suiza). «Esto demuestra el poder de la investigación académica para revelar oportunidades terapéuticas que el desarrollo de fármacos tradicionales a menudo pasa por alto».
El estudio, afirma Ana Viana Tejedor, coordinadora de la Unidad de Cuidados Intensivos Cardíacos del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, «confirma que la colchicina reduce sistemáticamente el riesgo de infarto de miocardio y ictus en pacientes con enfermedad aterosclerótica estable, consiguiendo una reducción del riesgo relativo de entre un 25 y un 30%».
En declaraciones al Centro de Medios Científicos, Viana Tejedor también indica que la revisión fortalece la gramoGuías Europeas CES 2024quienes ya recomiendan la colchicina (0,5 mg/día) como tratamiento complementario para la prevención secundaria, destacando su bajo coste, buena tolerancia y eficacia antiinflamatoria.
Límites
Los autores señalan que la evidencia es sólida, pero señalan limitaciones, particularmente en relación con cómo la colchicina afecta las tasas de mortalidad general o la necesidad de intervenciones como revascularización coronaria.
Los estudios no proporcionaron información para confirmar si el fármaco mejora la calidad de vida o reduce las estancias hospitalarias.
Para Viana Tejedor, los próximos pasos son definir qué pacientes se benefician más, por ejemplo basándose en marcadores de inflamación, evaluar los efectos a largo plazo y analizar la implementación práctica del tratamiento en la vida real.
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