Manuel Ovalle, camarógrafo de televisión, fue uno de los que filmó la La capilla ardiente de Franco. Recuerda las avalanchas de gente que se concentraban frente al Palacio de Oriente incluso antes de que saliera el sol en Madrid.

Pronto empezaron a formarse eternas colas a las puertas del Palacio Real donde La espera fue de diez horas.. Filas interminables que no paran en 48 horas.

Entre esa multitud estaba Jesús María Zuloaga. cubriendo las noticias más importantes de su entonces corta carrera: «Era consciente de que estaba presenciando un momento relevante en la historia de España», afirma en el vídeo superior.

Pero entre los que pasan no sólo hay franquistas convencidos, sino también una pequeña minoría a la que Zuloaga llama «los chicos de la trenca»: «Se les vio Vinieron a comprobar que Franco estaba muerto«.

La multitud es tan grande (se estima que pasaron más de 100 personas por minuto), que los organizadores buscan una alternativa un tanto arriesgada: bajar el ataúd y colocarlo en la puerta de la armería, de forma que los ciudadanos pudieran pasar tanto por la derecha como por la izquierda.

Aunque ante el susto de muerte, el que el fallecido Franco dio a algunos de los presentes: «En un momento determinado, como la cara de Franco se había recuperado un poco, de tanto calor uno de sus pómulos se desprendió un poco«, explica el periodista.

Antonio Piga, el embalsamador de FrancoRecuerda que le llamaron «un poco alarmado»: «La luz había calentado un poco la piel y se había formado una gotita que saqué con un bastoncillo de algodón. Nada más», apunta.

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*Puedes ver el programa completo laSexta Columna ‘El día que Franco más o menos murió’ en atresplayer.