El secuestro de la economía – Anna Grau
La economía va bien, pero comprar o alquilar un apartamento es una guerra. La economía va bien, pero llenar la cesta de la compra es una lucha de enero que se multiplica por todos los meses y semanas del año. La economía va bien, pero el precio de la luz se está disparando, porque las medidas que no se tomaron para evitar el apagón se están tomando ahora, y «lógicamente» su coste no sale del margen de las empresas, ni lo cubre el gobierno con nuestros abundantes impuestos: cada vez lo cargan más en la factura. Es mejor no hablar de la delirante tasa de basura. La economía va bien, pero autónomo es vivir en un apocalipsis zombie permanente. La economía va bien, pero el futuro de pensiones Pende de un hilo y el presente de los servicios públicos es el que es. La economía va bien hasta que se demuestre lo contrario, pero entonces será demasiado tarde.
El economistas Nunca reconocen que la economía no va bien, porque dicen que decirlo trae mala suerte y hace que todo vaya mal. El politicos Con el mando en el poder nunca reconocen que la economía no va bien porque trae mala suerte y les hace perder elecciones. Por eso siempre pasamos de los «brotes verdes» a la gran hostia en cero segundos.
Dicen que la economía crece porque miden su crecimiento como quieren. Como si te pesaras en una báscula trucada. Él PIBél IPCSon ensaladas de datos arbitrarios: ¿por qué unos datos entran en el hype y otros no? No es un mal exclusivo de España, ya que este tipo de ingeniería jurídica contable se practica en todos los países que padecen graves desigualdades que nadie quiere admitir. Eso no sería tolerado en una empresa, pero sí en los gobiernos. Por supuesto que hay quienes añaden un extra de coraje y confianza en sí mismos, como el exvicepresidente Nadia Calvino admitiendo que no fue cortado dar instrucciones al Instituto Nacional de Estadística para medir el «mejor» crecimiento. Es decir: que parezca un crecimiento irreal en línea con la inflación real.
El problema no es sólo que intentan convencernos de que nos estamos haciendo más ricos cuando en la práctica nos estamos haciendo más pobres. El problema no es sólo que sus varas de medir tengan en cuenta los beneficios de algunos, pero no el castigo de otros. El problema es que decisiones que nos afectan a todos se justifican en base a estos datos. Si la economía parece ir mejor de lo que está, ¿por qué no seguir subiendo los precios? impuestos ¿O endeudarnos con el cielo? Desde hace tiempo lo único que crece sin parar, no nos engañemos, es deuda publica. Lo público más que lo privado, que ya es decir.
Como todos vivimos del crédito, empezando por los gobiernos, la liturgia de que «la economía va bien» es tan poderosa, incluso contra toda evidencia. La economía real está secuestrada y amordazada bajo una montaña de arrogancia, ideología y mentiras. Curiosamente, a veces son los más estridentes de izquierda los que en la práctica ejercen una capitalismo de estadosi de hecho. ¿Estilo chino? En general, cuando el burbuja explotar, siempre lo vamos a pagar nosotros mismos.
Y no, esto no es antipolítica, aunque algunos antipolíticos ya se alegran de decirlo. Pero esos antipolíticos de cara abierta han acabado por asustarme menos que los antipolíticos con piel de oveja agachados en el instituciones. En los ministerios de Economía y de Trabajo, en las vicepresidencias del gobierno, en las tormentosas cumbres del Banco Europeo de Inversiones y más allá. Mientras para escalar estas cumbres tengamos que jugar con el paradigma de que «la economía va bien porque quien dice lo contrario pierde», no podremos confiar en nadie.
¿La solución? Pues el que sabe y puede, ya está organizando su finanzas y sus inversiones para no depender en absoluto, o depender mínimamente, del sistema o del Estado. Para aquellos que no saben ni pueden apartarse del camino, creo que no les queda más remedio que arremangarse y auditar muy en serio, muy en serio, las cuentas de la contrato social. ¿Quizás todavía tengamos tiempo?
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí
