“El motor está muy vivo en Salas”, confiesan “los gemelos de los Mercedes”, Óscar y Carlos Menéndez
Hablar de competiciones de motor en Asturias es hablar de Fernando Alonso. El ovetense, doble campeón mundial de Fórmula 1, cautivó a miles de paisanos y millones de españoles convirtiéndolos en adeptos de un deporte que no había terminado de enraizar en a península. Sin embargo, no todo son monoplazas ni karts.
[–>[–>[–>Si hay una modalidad que ha atrapado a numerosos incondicionales en el Principado, es el mundo del rally. Otamendi, Cohete, Brizuela o Sainz son algunas de las grandes influencias que desde hace décadas incitan a los espectadores a llenar las carreteras. Con apenas 5.000 habitantes, Salas se ha convertido en una referencia del rally al ser la casa de tres escuderías, dos pruebas y varios corredores, entre ellos los hermanos Menéndez, Óscar y Carlos, conocidos en el mundillo como «los gemelos de los Mercedes» o «los mercenarios», al pilotar ambos dos modelos de la reputada marca alemana, siendo los únicos en Asturias en correr con la compañía de la estrella.
[–> [–>[–>«El coche está sin tocar desde la última carrera», comenta Óscar Menéndez en el interior de su nave, en el polígono de Silvota. Allí, el corredor salense hace convivir sus dos mundos: por un lado, su pasión por el automovilsismo y por otro su profesión, por la que se dedica al corte y perforación de hormigón.
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Por su parte, su hermano Carlos se dedica a la compraventa de vehículos, principalmente enfocado a la importación de furgonetas estilo camper. Sin embargo, más allá de las obligaciones del día a día, ambos hermanos respiran carburante desde que a mediados de los años 90, con apenas 20 años, adquirieran un Peugeot 107 con el que hicieron sus primeros pinitos al volante. Sobre el origen de la pasión por el motor, Óscar apuntó a su interés por la mecánica. “Siempre estábamos trabajando en alguna cosa en casa. Desde reparar tractores hasta hacer los mantenimientos de los coches familiares”, destacó el salense, que como su hermano, estudió mecánica para seguir profundizando en el mundo del motor.
[–>[–>[–>Óscar Menéndez en su Mercedes durante una carrera / O. M.
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Más adelante, y tras resultar tres veces campeones de Asturias de la Copa Junior, fueron pasando los años y los coches con los que competían, desde un Citroën Saxo hasta un Renault Clio Ragnotti, pasando por un Ford Sierra Cosworth o un Volkswagen Golf con el que Óscar y su copiloto, Pablo Justo, se convirtieron en campeones de Asturias de regularidad.
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«Después de eso decidimos pegar un empujón y compramos este coche -el Mercedes 190 de 87-, que es tracción trasera y Óscar, de primeras, no lo quería de ninguna manera», declaró Carlos, que añadió: «A fuerza de insistir entre todos, lo probó, le gustó». Más tarde, el propio Carlos adquirió el mismo modelo pero en una versión más moderna, con la que, al igual que su hermano, sigue corriendo a día de hoy, convirtiéndose en seña de identidad para ambos pilotos.
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[–>Esfuerzo económico
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Ambos hermanos han recorrido miles de kilómetros para disputar las competiciones. Eso, evidentemente, conlleva un esfuerzo económico que, en su caso, lo solventan haciéndose cargo ellos mismos de la mayor parte de los gastos. En un deporte marcado por los patrocinadores, los gemelos se costean los cerca de entre 1.000 y 1.500 euros que puede requerir un fin de semana de competición teniendo en cuenta el hospedaje, la comida y otros gastos, además del mantenimiento de sus coches.
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El Mercedes de Carlos Menéndez durante una prueba. / O. M.
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Por otro lado, las jornadas de competición van ligadas a un estilo de vida que todo aficionado al motor disfruta, como es viajar, descubrir nuevas regiones y, sobre todo, probar la gastronomía de cada lugar, algo que los pilotos salenses disfrutan. “El tema gastronómico lo llevamos bien”, destaca Carlos, que comenta que «pese a las prisas, solemos disfrutar mucho de los sitios. Nos gusta disfrutarlo con los amigos, porque este es un deporte de amigos». Eso, además, queda claro cuando se une a ellos el tercer hermano Menéndez, Humberto, quien ejerce como copiloto de Carlos. «Todo queda en familia» bromean.
[–>[–>[–>Sin embargo, pese a la enraizada pasión por las cuatro ruedas, Carlos y Óscar confiesan que ninguno de sus hijos e hijas muestran interés por ello, algo que no ven con malos ojos. “Por suerte a ninguno les gustan los coches. Porque si no…”, comenta Carlos, que casi celebra que a su hijo e hija no les apasione el volante por el elevado coste de la competición. Por su parte, la hija de Óscar, al igual que sus primos, no ha evidenciado ganas por el carburante y, más allá de ver de vez en cuando alguna carrera de su padre y tío «su interés va más por el mundo animal y casi que mejor».
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Predilección por las competiciones «de casa»
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Además, ambos corredores, pese haber conocido numerosas pruebas y carreras en diferentes lugares, reconocen tener predilección por «las competiciones de casa». «En Salas tenemos mucha suerte porque tenemos varias carreras. A mí me hace mucha ilusión poder pasar por delante de casa”, confiesa Carlos, que admite que le entusiasma poder correr ante su familia, amigos y vecinos de Ablaneda. Además, los gemelos reconocen el trabajo que se está haciendo en el concejo y valoran los esfuerzos del alcalde, Sergio Hidalgo.
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«El Ayuntamiento fomenta y apoya incondicionalmente el deporte. Económicamente, no se puede ayudar a todos, pero están a disposición y, para nosotros, mantener cuidadas las carreteras es muy importante», comentan, y añaden: «No hay nadie más con tres escuderías. El motor está muy vivo en Salas».
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Para el futuro, los hermanos también aplauden la labor de la Federación de Automovilismo del Principado (FAPA) para contrarrestar una caída de la afición respecto a los años noventa. «Hoy día es más cómodo verlo desde casa si hay retransmisión. Las redes sociales también han facilitado su difusión. Eso hace que se pierda la magia de ir a las carreras. Sin embargo, quien es aficionado sigue yendo siempre que puede. Por el momento se está siguiendo el buen camino«, concluyeron.
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