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Por el Alto Tajo: de Albarracín a Zaorejas en bici | El blog de viajes de Paco Nadal | El Viajero

Por el Alto Tajo: de Albarracín a Zaorejas en bici | El blog de viajes de Paco Nadal | El Viajero
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  • Publishednoviembre 17, 2025



Los amantes de las grandes rutas de senderismo y ciclismo envidiamos la enorme infraestructura de este tipo que existe al norte de los Pirineos. Los ríos alemanes, por ejemplo el Elba, el Rin o el Danubio, tienen carriles bici paralelos de cientos y cientos de kilómetros ininterrumpidos, diseñados además para peatones o ciclistas. Como ocurre por ejemplo en Holanda, Francia o Austria. Sin embargo, al tenerlos, los tenemos. Otra cosa es que su utilidad está a años luz de aquellas. Sin ir más lejos, está el Camino Natural del Tajo, cuya existencia desconoce la gran mayoría de conciudadanos. Sí, existe un recorrido de más de 800 kilómetros paralelo o cercano al gran río hispano-portugués, señalizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación con señales rojas y blancas, que discurre desde su nacimiento en los Montes Universales hasta la frontera con Portugal.

Su mera existencia ya es un logro loable, debo admitirlo. Pero el usuario de una ruta así no sólo necesita que esté señalizada, sino que también necesita servicios a distancias razonables donde poder comer, dormir, refugiarse o reparar su bicicleta si viaja por este entorno. Y las carreteras españolas de Gran Recorrido sufren todo ello, y ésta no es una excepción. Es una pescadilla que se muerde la cola: si la Administración no cuida la infraestructura los usuarios no acudirán hasta allí, pero si una vez construida muy pocos usuarios la utilizan, nadie puede permitirse instalar servicios a pie de carretera, ya sea una casa rural, un restaurante o una tienda de alquiler de bicicletas… y el panorama acaba siendo tan árido que todo se viene abajo. En el centro y norte de Europa hay muchos más aficionados y por tanto servicios.

El sendero natural del Tajo es un buen ejemplo. Pasa por lugares de excepcional valor ecológico, como el Parque Natural del Alto Tajo en sus inicios, el Parque Nacional de Monfragüe, las dehesas extremeñas, la sierra de Villuercas… Y pueblos históricos como Aranjuez, Toledo o Talavera de la Reina. Pero no existe ninguna infraestructura para acoger al viajero aparte de la de los pueblos por los que pasa. Y puede haber –y de hecho hay– varios kilómetros de uno a otro. Lo que complica la logística, sobre todo si vas caminando.

Pese a todo, las cinco primeras etapas por el cauce emergente del Tajo son un encanto que recomiendo a cualquier aficionado al cicloturismo.

El Tajo nació en Fuente García, municipio de Frías de Albarracín (Teruel), en la Sierra Universal. Puedes iniciar la ruta aquí, pero es un lugar solitario al que no se recomienda llegar ni regresar para coches de apoyo -esta ruta es lineal-. La señalización de los senderos naturales comienza mucho antes, en Albarracín, un precioso pueblo turolense y muy turístico donde es más fácil organizar la llegada y la devolución del vehículo. Albarracín no está situado en el cauce del Tajo, sino en un meandro del río Guadalaviar, que luego pasaría a llamarse Turia. El camino natural comienza en las afueras de esta localidad turolense y continúa por el Valle del Guadalaviar hasta el manantial, pasando por Torres de Albarracín y Villar del Cobo.

Desde Fuente García, las indicaciones nos conducen a una zona de pinares y prados tan solitarios como bellos. Durante muchos kilómetros de las etapas 2 y 3 no se pasa por ninguna zona poblada. Nos encontramos ahora en la provincia de Guadalajara, en el corazón de la España más rural y menos poblada. La famosa España se vació. Y sólo tienes que pasarte por aquí para descubrir por qué se llama así.

Hay alojamiento en Torres de Albarracín, pero hasta Peralejos de las Truchas, final de la tercera etapa, no queda otro. Es decir… 82 kilómetros sin posibilidad de alojamiento ni avituallamiento; demasiado para caminar. Por este motivo esta ruta es más adecuada para la práctica del ciclismo. Los excursionistas pueden realizar excursiones de un día, con tramos espectaculares entre cañones de piedra. Pero todo esto, a menos que lleves una tienda de campaña y suficientes provisiones, es imposible.

Peralejos de las Truchas es un pequeño pueblo con cierto encanto, buenos ejemplos de arquitectura popular y todo tipo de servicios para pasar la noche. Una fuente en la plaza recuerda al escritor José Luis Sampedro y su novela El río que nos llevaun delicioso retrato de los gancheros que bajaban de troncos por este tramo del Tajo hasta Aranjuez y Toledo, posteriormente adaptado al cine por Antonio del Real, quien rodó numerosas escenas de la ciudad.

Aquí comienza la cuarta etapa, quizás la más espectacular de todas las que cruzan el Alto Tajo. Los espacios abiertos de pino silvestre dan paso a lo que será la característica de los siguientes kilómetros: los profundos cañones sobre las calizas y dolomías de los Montes Universales que el agua ha ido labrando a lo largo de millones de años. Las gargantas y gargantas del Alto Tajo pueden alcanzar profundidades de hasta 200 metros. Su forma escalonada es fruto de la diferente resistencia a la erosión de los distintos materiales que lo componen. El río y el sendero natural se adentran en el sistema de gargantas que ha convertido el Alto Tajo en un lugar de excepcional valor paisajístico y ecológico. Las marcas rojas y blancas de la red de senderos naturales atraviesan un magnífico entorno que invita a detenerse a menudo para disfrutarlo.

Atravesamos a continuación la laguna de Taravilla, un remanso cristalino formado por una barrera natural de toba caliza que retiene las aguas de los arroyos impidiendo que lleguen al Tajo. Es uno de los lugares más bonitos de todas las etapas. Luego la señalización nos lleva a cruzar el río, cuyo caudal ya ha aumentado considerablemente, por un puente colgante poco antes de llegar a Poveda de la Sierra, final de la cuarta etapa, donde también hay todo tipo de servicios.

El quinto día te lleva de Poveda a Zaorejas por un entorno similar: el río Tajo encajado entre enormes paredes y escoltado por un bosque ribereño. Más allá de Zaorejas, los profundos cañones del Alto Tajo terminan para penetrar definitivamente en espacios más abiertos y antropizados donde domina la agricultura. En total, desde Albarracín hasta Zaorejas hay 160 kilómetros de cómodos senderos de tierra y sin grandes desniveles, que se pueden recorrer sobre dos ruedas en tres días. Hay que planificar la forma de volver al punto de partida porque, como decía, es una ruta lineal por la España vacía y no hay transporte público.

Si te apetece, el camino del Tajo continúa otros 650 kilómetros hasta la frontera con Portugal para completar la gran aventura de cruzar España siguiendo el más largo de sus canales.





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