La felicidad en la vida depende de la virtud




Estudiar a Aristóteles supuso un antes y un después en mi vida personal. Hoy, junto con algunos otros nombres clásicos que adornan mi estantería, todavía recuerdo con especial cariño este primer contacto con la filosofía. Aunque ha llovido mucho desde entonces, recuerdo escuchar a mi profesor de filosofía presentarnos los tres caminos hacia la felicidad del pensador griego, y la revelación de la única que puede ser real y permanente: la eudaimonía.
Para el filósofo, este camino implicaba inevitablemente virtud. Para entender por qué, es esencial conocer los dos caminos equivocados en los que muchos de nosotros nos perdemos. Al intentar seguir los pasos de mi amado maestro y tal vez inspirar a alguien a seguir las enseñanzas del griego, abordemos La hermosa vida de Aristóteles. y su innegable camino hacia la felicidad.
¿Qué es la felicidad?
Ésta es la pregunta más importante. ¿Qué es la felicidad? Esta pregunta ha surgido en la mente humana desde el nacimiento de la civilización y ha estado con nosotros durante milenios. Incluso hoy, cuando tengo la oportunidad de entrevistar a grandes mentes contemporáneas –como José Carlos Ruiz, Jorge Freire, José Antonio Marina o Victoria Camps– intento hacerlo sin perder el ritmo. ¿Qué es la felicidad? ¿El ser humano ya ha descubierto su secreto?
De todas las respuestas que he escuchado a la pregunta, quizás la que más me sigue impactando es la primera que recibí de este profesor.: la felicidad es la eudaimonia de Aristóteles.
El pensador se hizo la misma pregunta y encontró primero el camino que describiría Epicuro, el del placer.
Felicidad y placer
Si nacemos en este mundo con necesidades como alimentarse, dormir o relacionarse con los demás, es obvio que Satisfacerlos produce placer.
En sus textos, Aristóteles compara esta felicidad con la de los animalesla versión más primitiva del hombre. Es un camino que busca la felicidad por impulso y, lamentablemente, tiene un recorrido corto.
Tarde o temprano, Se acaba la comida, se interrumpe el sueño y reina la soledad.. Si nuestra felicidad depende de la satisfacción de los deseos, afirma Aristóteles, está condenada a ser finita. Y la felicidad, por definición, no puede ser algo que pueda tener un fin. Porque la felicidad, según el filósofo griego, Este es el objetivo final de la vida humana.
felicidad política
El ser humano, o al menos algunos de sus ejemplares, evoluciona y abandona el mundo de los impulsos para convertirse en una criatura civilizada. Y entonces aparece, dice Aristóteles, el segundo de los caminos posibles en la búsqueda de la felicidad: el camino político.
El pensador no estaba sugiriendo que para ser feliz había que ocupar un cargo público, ni mucho menos. La búsqueda de la felicidad a través de la política es el camino que muchos de nosotros hemos emprendido. Es una manera que buscar honores, grandes hazañas y riquezas como signo de felicidad.
Esta ruta, sin embargo, adolece de un grave defecto: se puede quitar. Incluso el hombre más rico puede perderlo todo de golpe, incluso el hombre más honorable puede ver sus títulos pisoteados por sus pares. Incluso la satisfacción de las hazañas logradas puede perderse si la memoria y las habilidades adquiridas a lo largo de la vida desaparecen con el paso de los años.
El camino político es, por tanto, un camino desviado que no conduce a la verdadera felicidad. Entonces, ¿dónde se encuentra la verdadera felicidad? Aristóteles lo tiene claro: en eudaimonia.
eudaimonía


Aristóteles propuso que la felicidad sólo se podía encontrar a través de la virtud.
La palabra eudaimonia, que el pensador recoge en su Ética para Nicómacose forma a partir de las palabras griegas ‘UE’«bueno» y ‘demonio«espíritu». Entonces es el espíritu correcto. La buena vida.
¿Qué es lo único que nadie nos puede quitar? Se preguntó Aristóteles. Y la respuesta fue virtud. Para el pensador, esto iba mucho más allá de un buen acto puntual. La virtud era una forma de existir en el mundoun constructo de personalidad premeditado e inclinado a hacer el bien no sólo a uno mismo, sino también a los demás.
Y cómo encontrar la virtud, el ‘bucle’¿Como dirían los griegos? Investigación el punto medio entre el exceso y el defectoy usando la razón para hacerlo.
Viviendo con bucle
Muchos pensadores contemporáneos han citado a Aristóteles o a muchos otros filósofos que expresaron sus ideas. Rafael Narbona, por ejemplo, nos dice derecho a la felicidad y felicidad ética en algunas de sus obras. Victoria Camps aborda en varios de sus artículos y obras la idea de “ethos”Esta personalidad forjada para la buena vida.
Pero rara vez se habla la respuesta ofrecida por Aristóteles vivir con buclecon virtud. Y es quizás el más sencillo y práctico de todos los que se han propuesto, a la vez que el más complicado de adoptar.
Aristóteles propuso que los seres humanos siempre entre exceso y defecto. Así, frente a una virtud como el coraje, esencial para su bucleHay quienes, en el exceso, son temerarios, y en la insuficiencia, son cobardes. Encuentra ese punto medio exacto en que reside la virtud es la tarea principal del hombre, y es el verdadero camino hacia la eudaimonia.
Es curioso ver que al otro lado del mundo, Siddharta Gautama, utilizando métodos completamente opuestos a los aristotélicos, llegó a una conclusión similar. Una de las máximas del budismo, a menudo ignorada, es que El camino correcto es siempre el camino medio. El punto justo entre el exceso y el defecto, como diría Aristóteles.
Aplicar las enseñanzas de Aristóteles.
Decirlo es sencillo, aplicarlo es una odisea. Pero el camino hacia la eudaimonia propuesto por Aristóteles es el único que lleva a la felicidad y que nadie nos podrá quitar. Y quien niegue que vivir en armonía con los demás, actuar con bondad y hacer el bien a los demás no son razones suficientes para ser feliz, está ignorando la verdad..
¿Cómo entonces podemos aprender a vivir según la virtud aristotélica en el siglo XXI? Estos consejos pueden ser los primeros pasos para llegar allí.
- Encuentra el punto medio. Para Aristóteles la virtud se encuentra a medio camino entre el exceso y el defecto. Puede que al principio te resulte difícil, pero si buscas este punto concreto, empezarás a notar cambios en tu vida. Por ejemplo, la generosidad es una virtud, su exceso es un desperdicio y su falta es avaricia. Encontrar el punto medio te acercará a la felicidad.
- Haga de la virtud una práctica diaria. La felicidad requiere la formación de hábitos virtuosos mediante la repetición práctica. Aristóteles nos advirtió que no basta con saber qué es la virtud, debemos practicarla constantemente en la vida diaria.
- Busca un propósito superior. No se trata de acabar con el hambre o la guerra, sino de encontrar un propósito fuera de tu dimensión personal. En otras palabras, tu objetivo no puede ser conseguir algo para ti, sino ofrecer algo a los demás. Una vez que encuentres una meta válida y valiosa, ajusta tus acciones para que te acerquen a ella.
- Ser socialmente responsable. Finalmente, vale la pena recordar que, tanto para Aristóteles como para otros grandes pensadores griegos, un “idiota” era literalmente alguien que no se involucraba en los asuntos públicos. Eudaimonia implica contribuir activamente al bienestar de la comunidad. Evitad el egoísmo y practicad la generosidad equilibrada, ayudando cuando sea oportuno, pero sin caer en la renuncia absoluta.
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