por qué Trump vuelve a apostar por Arabia Saudí
El presidente americano, Donald Trump, recibe hoy en la Casa Blanca Príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman en el que es su primer viaje a Estados Unidos desde el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018. El encuentro representa la plena rehabilitación internacional del líder saudí tras años de polémica, especialmente tras las conclusiones de los servicios de inteligencia estadounidenses, que le señalaron como responsable último de la operación en la que Khashoggi fue asesinado y desmembrado en el consulado saudí en Estambul.
En vísperas de la reunión, Trump anunció su intención de vender los avanzados aviones de combate F-35 a Arabia Saudita, una decisión que rompe con la práctica mantenida durante décadas por Washington, que reservaba este sistema de armas exclusivamente para Israel en Oriente Medio. Este cambio estratégico se produce después de que Riad insistiera durante años en tener acceso a los aviones más sofisticados del arsenal estadounidense, valorados en unos 100 millones de dólares por unidad.
Trump llamó a Arabia Saudita “un gran aliado” e insinuó que la operación podría ser parte de un paquete más amplio enmarcado en los Acuerdos de Abraham, mediante los cuales varios países árabes normalizaron relaciones con Israel durante su anterior mandato.
El viaje de Mohammed bin Salman se produce tras una invitación oficial de Trump y busca consolidar una nueva etapa en las relaciones bilaterales. Ambos líderes Discutirán acuerdos de seguridad, cooperación en energía nuclear civil y nuevos contratos de armas que podrían superar los ya firmados en mayo, cuando se anunciaron compromisos por valor de 142.000 millones de dólares.
La Casa Blanca espera avanzar en un entendimiento que acercar a Arabia Saudita a un proceso de normalización con Israel, retomar las negociaciones que quedaron suspendidas tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 y el posterior estallido de la guerra en Gaza. Riad sostiene oficialmente que cualquier acuerdo requiere un “camino creíble hacia un Estado palestino”, requisito que el gobierno de Benjamín Netanyahu sigue rechazando.
El fortalecimiento del vínculo entre Washington y Riad coincide con una fase de creciente protagonismo regional de Arabia Saudita. MBS ha asumido un papel mediador en varios asuntos, entre ellos un primer contacto entre Trump y el líder de la transición siria Ahmed al-Scharaa, y ha aumentado su influencia en las conversaciones sobre una fórmula de estabilización duradera para la Franja de Gaza. A cambio, el reino del Golfo pretende obtener garantías de seguridad comparables a las que Estados Unidos proporcionó recientemente a Qatar tras un ataque israelí.
Sin embargo, organizaciones de derechos humanos han denunciado la falta de avances en materia de libertades fundamentales. Human Rights Watch y otras entidades pidieron a Trump abordar la ola de ejecuciones en Arabia Saudita durante la visitaque ya suma cerca de 300 en lo que va de año, así como la represión de la disidencia. Advierten que el país atraviesa uno de sus peores periodos de restricciones a la libertad de expresión, con casos que incluyen la ejecución de un periodista que investigó la corrupción de la familia real y las condenas a muerte de jóvenes por protestar cuando aún eran menores.
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