así era la propuesta y así será el nuevo control financiero
EL primera división Cerró, al menos de momento, uno de los debates más tensos entre sus clubes de los últimos años.
La propuesta fue implementar un tope salarial único para todos los clubes, una idea que nació con el objetivo de frenar la escalada de gastos, pero que acabó enfrentando a grandes entidades, sindicatos de jugadores y buena parte de la industria del fútbol.
La votación de esta semana enterró ese modelo y allanó el camino para un nuevo sistema, el Relación de costos del equipo (RCS) [Relación coste plantilla]que marcará el futuro económico del campeonato.
La reforma implica una revisión exhaustiva del marco regulatorio anterior, Reglas de rentabilidad y sostenibilidad (PSR) [Reglas de rentabilidad y sostenibilidad]y llega tras meses de negociaciones, presiones externas y advertencias legales.
La decisión final confirma que la Premier no optará por un techo común, sino por un mecanismo de control más flexible y adaptado a los ingresos reales de cada club.
Escudo del Manchester City.
CIUDAD DE MÁNCHESTER
La idea del límite común
El eje del conflicto fue la llamada propuesta «anclaje» cualquiera Apagado basado en anclaje.
El sistema tenía como objetivo establecer un límite de gasto en salarios, asignaciones por transferencias y comisiones de agentes que sería el mismo para todos los clubes, independientemente del tamaño o poder económico de cada uno.
Este límite se calcularía multiplicando por cinco los ingresos que obtenga el club que menos dinero reciba en la Premier en concepto de premios y derechos audiovisuales.
Tomando como referencia la temporada 2023/24, este límite estaría entre 550 y 600 millones de libras por entidad. Ningún club podría superarlo, aunque sus ingresos reales fueran mucho mayores.
La intención declarada era clara: evitar que los más grandes gasten demasiado por encima de los demás y así contener un creciente déficit financiero.
En teoría, el modelo pretendía garantizar un punto de partida similar, reducir el riesgo de inflación salarial y evitar que la liga perdiera su equilibrio competitivo.
Trofeo de la primera división
Rechazos, amonestaciones y fracturas
Lo que sobre el papel parecía ser una solución igualitaria encontró inmediatamente la resistencia frontal de los clubes más poderosos. Manchester City, Manchester United, Arsenal y Chelsea Ellos lideraron el rechazo.
Sus argumentos giraban en torno al mismo punto: el límite único reduciría su competitividad internacional en un momento en el que PSG, Bayern, Real Madrid o Barcelona operan bajo restricciones diferentes y, en algunos casos, más permisivas.
Además, las principales agencias de representación y el sindicato de jugadores (PFA) han amenazado públicamente con acciones legalescreyendo que un límite fijo no relacionado con los ingresos reales podría constituir una “restricción ilegal al comercio”.
También alegaron que el límite reduciría artificialmente los salarios potenciales de los futbolistas, afectando directamente al mercado laboral deportivo.
La votación refleja esta división: sólo siete clubes votaron por, doce opuestos y había una abstención.
Para ser aprobada, la propuesta debía catorce vocesuna mayoría que nunca estuvo cerca de lograrse. Por tanto, el Primer Ministro ha abandonado definitivamente el modelo de límite uniforme.
El nuevo control financiero
Enterrado el sistema de anclaje, el Primer Ministro opta por una alternativa más matizada y más cercana a los estándares europeos: el Relación de costos del equipo (SCR).
Este modelo, inspirado en la normativa de la UEFA, establece que cada club sólo puede otorgar una 85% de tus ingresos salarios de jugadores, cuerpo técnico y comisiones de agentes.
Esta cifra supone un margen más amplio respecto al estándar continental, que fija el 70% para los clubes que participan en competiciones europeas.
En La Liga, el margen suele estar entre el 70% y el 80% para los clubes solventes, pero no existe un límite legal universal y puede variar cada temporada y cada club en función de su equilibrio económico.
El Primer Ministro, consciente de la dimensión económica de su campeonato, optó por normas menos estrictas pero también encaminadas a controlar la escalada de gastos.
El SCR incluirá sanciones progresivasy lo más difícil llegará cuando un club supere el 115%umbral a partir del cual incluso deducciones de puntos.
El nuevo sistema entrará en vigor en el temporada 2026/27dejando un período de transición para que los clubes ajusten su estructura financiera.
Balón de la Premier League para la temporada 2023/2024
Prensa de cable
que cambia
La sustitución del PSR representa un cambio relevante. El antiguo sistema se centraba en las pérdidas acumuladas, permitiendo márgenes que, según algunos clubes, creaban inconsistencias y favorecían interpretaciones flexibles.
El SCR, por su parte, establece una relación directa entre ingresos y gastos, obligando a los clubes a equilibra tus proyectos deportivos con tu capacidad económica real.
El enfoque aprobado introduce tres elementos clave:
– Proporcionalidad: Cada club gastará según lo que genere. No habrá gorras idénticas.
– Estabilidad: El objetivo es reducir el riesgo financiero de operaciones agresivas o fichajes que aumentan los costes.
– Alineación parcial con la UEFA: Aunque más flexible, la Premier se acerca más a un estándar que muchos clubes ya deben cumplir en las competiciones europeas.
Para las entidades más pequeñas, el cambio significa un entorno más controlado y predecible.
Para las grandes, una regulación más llevadera que el techo único, que consideran un freno a su modelo económico.
Un camarógrafo de la Premier League durante un partido.
Una reforma necesaria
El debate sobre la viabilidad financiera está muy presente en el seno del Primer Ministro desde las recientes investigaciones y sanciones por incumplimiento del PSR.
En este contexto, la liga buscó Regulaciones más claras, más difíciles de eludir y menos vulnerables a interpretaciones legales..
El rechazo frontal al límite único, sin embargo, muestra que los intereses económicos de la élite inglesa siguen pesando en decisiones de esta magnitud.
Y también que las presiones jurídicas del entorno -agentes, sindicatos, asesores jurídicos- influyeron en el diseño final del modelo aprobado.
La Premier League optó finalmente por un sistema que combina control financiero y flexibilidad, sin renunciar a su atractivo económico ni a su poder de atracción internacional.
El SCR no iguala el gasto entre clubes, pero sí introduce un mecanismo para evitar desequilibrios extremos sin limitar el crecimiento natural de las entidades más poderosas.
Sin embargo, el debate está lejos de terminar. La evolución del mercado, las futuras decisiones disciplinarias y la idoneidad del nuevo sistema en un fútbol europeo cada vez más polarizado marcarán el verdadero éxito de esta reforma.
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