Varias injusticias y una inocentada
Desde hace veinticinco años, cuando, ya jubilado, volví a la Universidad a estudiar Derecho tributario, vengo clamando contra las injusticias derivadas de nuestro sistema impositivo y del abuso que nuestros gobernantes hacen del mismo; con poco éxito, por cierto, salvo la parte que pueda corresponderme cuando, entre todos, conseguimos que el Gobierno de Javier Fernández aprobara la reducción de 300.000 euros en el Impuesto de Sucesiones. Por ello, leí en estas mismas páginas con mucha satisfacción en los pasados días la autorizada opinión de don Ángel Aznárez sobre «una legislación impositiva con disparatadas normas tributarias», lo que me ha reconfortado ahora que, con la edad, me voy cansando ya de todo.
[–>[–>[–>Hablaba el Sr. Aznárez de «los plurales sistemas impositivos, que son confiscatorios» y de «la ferocidad fiscal que no deja de morder» y recogía dos casos que ponían de manifiesto la injusticia tributaria; en uno de ellos, la imposibilidad – por su costo fiscal– de que un marido pudiera regalar una casa a su esposa y, en otro, el palo que el Tribunal Supremo ha dado al Principado con motivo de un menor al que la Consejería de Hacienda no reconocía el derecho a la reducción hereditaria que le correspondía por renuncia de su padre. También me gustaría recordar aquí su original comentario sobre el sistema descentralizado del Estado español, comparando la inoperancia en grandes catástrofes con el desbarajuste máximo en los impuestos cedidos a las comunidades autónomas, calificando en este último aspecto a nuestra vía fiscal asturiana, «o como se llame», con un muy sonoro adjetivo.
[–> [–>[–>No puedo, obviamente, reproducir aquí todo el artículo del Sr. Aznárez, aunque bien vendría colaborar en su difusión. Solamente voy a recordar que en el artículo se recogía también una frase sobresaliente contenida en el reciente editorial de La Nueva España sobre el tema: «Nada justifica que los asturianos paguen más impuestos que nadie». Y aludía indirectamente el Sr. Aznárez al artículo 14 de la Constitución española: si todos los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión u opinión ¿por qué la hay por razón de residencia?
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Al día siguiente de la publicación del artículo recogía La Nueva España las opiniones de los empresarios y de los presidentes de las Cámaras de Comercio asistentes al foro sobre «Empresa y fiscalidad en Asturias» y creo que merece la pena hacer un breve recordatorio de lo que allí se dijo sobre la «pesada mochila fiscal»: «No queremos una vía fiscal asturiana, queremos una vía fiscal homogénea», «queremos pagar impuestos en Asturias, pero justamente, el de sucesiones es pura ideología», «no deflactar las tarifas significa aumentar la recaudación con un impuesto invisible», «soportamos una fiscalidad ideológica», «los asturianos están expuestos al esfuerzo fiscal más insoportable de toda Europa», «lo más urgente dentro de la reforma del IRPF es deflactarlo», «la vía fiscal asturiana no es más que un eslogan publicitario», «la fiscalidad vigente en Asturias solo se puede definir con una palabra: es desincentivadora», etc., etc.
[–>[–>[–>Poco me queda que añadir, salvo que creo que este aluvión de críticas no va a cambiar el rumbo de nuestro consejero de Hacienda, quien se comporta como el agresivo ejecutivo obsesionado en conseguir las mayores recaudaciones posibles; y también creo que la recaudación del Impuesto de Sucesiones es su objetivo estrella: su ideología le impide atender a razones.
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Yo también tengo mi obsesión: pienso que no deflactar los impuestos es la más flagrante estafa que un gobierno puede cometer en materia fiscal. Estar condenados a que los impuestos aumenten año tras año de manera silenciosa sin que haya ninguna posibilidad de que este abuso tenga previsto un final es algo inaudito e intolerable. Ya expuse hace meses que en los últimos diez años los salarios y las pensiones, en dos supuestos concretos, habían crecido en Asturias un 26,3% y un 24% , respectivamente, y que el IRPF devengado en los mismos casos lo había hecho entre un 56% y un 60,6% . Y ello sin que ninguna disposición legal lo haya autorizado.
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[–>Voy a añadir, una vez más, las dos consecuencias más escandalosas que se están derivando de esta nueva política de ignorar el efecto de la inflación en la aplicación de los impuestos: en las ventas, o donaciones, de un elemento patrimonial, inmuebles y participaciones accionariales principalmente, a efectos del cálculo de la ganancia patrimonial gravada por el IRPF, la ley considera que el precio de adquisición es el nominal declarado hace, quizá, cuarenta o cincuenta años; el Gobierno del presidente Aznar había regulado este tema, el del presidente Zapatero suspendió tal normativa a partir del año 2006 y el presidente Rajoy, asfixiado por la herencia del anterior, le dio la puntilla. El Tribunal Supremo se ha puesto de perfil.
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Y, a nivel regional, tenemos la reducción de 300.000 euros aprobada por el Gobierno del presidente Javier Fernández en 2017 para los descendientes en línea directa en el Impuesto de Sucesiones. Hoy, aplicando la inflación producida desde tal fecha, la reducción ha quedado reducida, y valga la redundancia, en un 24,6%, es decir, a 226.200 euros equivalentes.
[–>[–>[–>Sr. Presidente y Sr. Consejero: ¿no son Vds. capaces de ver que la ideología socialista solo ha llevado a la ruina a cuantos países del mundo la han implantado? Solo China decidió que no le importaba el color del gato, que lo importante era que cazara ratones. En Asturias, después de casi cincuenta años en el poder, Vds. han relegado a Asturias a la cola de todos los índice donde, antaño, estuvo en cabeza.
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Y termino deprimido, la propuesta del PP para una reducción de impuestos en su «sangrienta» batalla con el PSOE me parece una inocentada: solo un punto porcentual arriba o abajo separa ambas propuestas y los populares proponen una deflactación del cinco por ciento cuando la inflación que no se ha tenido en cuenta en los últimos diez años llega ya al 26,6% . Confiemos en que, si algún día alcanzan el poder, sean un poco más valientes.
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